En septiembre de 2021, Agrícola Grupo Cerro Prieto, una de las agroexportadoras más importantes de Perú, accedió a su primer crédito sostenible por un valor de US$ 160 millones. Tras un riguroso due dilligence, la compañía fortalecerá su modelo de negocio sostenible, que incluye un aumento de producción de palta en casi 500 hectáreas y más de 1.000 hectáreas de arándano. También impulsará su internacionalización con el incremento de su producción a más de 1.500 hectáreas de palta en Colombia, apoyando la zona del Eje Cafetero, Manizales.
Para el banco peruano Interbank también se trató del desembolso de su primer financiamiento vinculado a la sostenibilidad. “En 2021 nos propusimos impulsar desde cero una cartera sostenible que cumpla con los parámetros y normas internacionales vigentes. Para esto, de la mano de empresas de consultoría de primer nivel, logramos certificar nuevos créditos por un total de US$ 120 millones”, dice Víctor Cárcamo, vicepresidente de Banca Comercial de Interbank.
En la transacción también participaron el BID Invest y el BBVA, que aportaron US$ 50 millones cada uno. Interbank desembolsó los US$ 60 millones restantes. Pero más allá de los beneficios que traerá este crédito para la agroexportadora peruana, es importante ver que poco a poco son cada vez más las empresas, bancos y multilaterales que apuestan más por la financiación sostenible.
No es una tarea sencilla. Y es que a diferencia de los créditos corporativos tradicionales, a través de las finanzas sostenibles las empresas pueden captar recursos en base a unos criterios no solo financieros, sino también por los denominados ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) o ESG, por sus siglas en inglés.
De esta forma, la tasa de interés de estos préstamos estará ligada al cumplimento de metas sostenibles enmarcadas en dichos criterios ASG. Esto implica una revisión de metas definidas con anterioridad, según los plazos acordados del crédito. En caso de que estas se cumplan, el banco cobra una menor tasa. De lo contrario, puede subir el costo del crédito.
La sostenibilidad es un tema crítico a nivel global y en América Latina no es la excepción. Para Marco Alarcón, socio del estudio Echecopar, asociado a Baker & McKenzie, el potencial de las finanzas sostenibles es alto siendo Latinoamérica una de las regiones con los ecosistemas más diversos del mundo, sobre todo por su biodiversidad en la Amazonía.
“Esto, sumado a la histórica dependencia de los recursos naturales para el desarrollo económico nos coloca en un lugar relevante y con mucho potencial. Hay una urgente necesidad de tomar acciones para hacer frente a la crisis climática, así como avanzar en el camino hacia la reconciliación de la idea de desarrollo económico con el desarrollo sostenible para detener los impactos negativos y acelerados a nuestros ecosistemas y a la sociedad en general. En esta línea, también las empresas e instituciones financieras están cada vez más involucradas en esta transición hacia la sostenibilidad en los diversos campos en los que trabajan”, dice Alarcón.
José Luis Vilela, Head Enterprise of Products de BBVA en Perú, agrega: “En la región existen muchos países que se encuentran en vías de desarrollo, como es el caso de Perú. Al ser un país emergente, se encuentra en proceso de industrialización y transformación, surgiendo grandes oportunidades de desarrollar un crecimiento sostenible”.
El ejecutivo comenta que el BBVA fue el primer banco en Sudamérica en desembolsar un préstamo verde en 2018, otorgado a la multilatina Ferreyrcorp, corporación especializada en el rubro de bienes de capital y servicios complementarios. Hoy el banco cuenta con productos verdes vinculados a proyectos inmobiliarios, fondo de inversión sostenible, leasing sostenibles, tarjetas dirigidas a colectivos vulnerables, factoring sostenible, financiamiento de vehículos eléctricos e híbridos, entre otros.
Para Juan Carlos Mora, presidente de Bancolombia, el financiamiento sostenible responde a una generación más consciente de compañías que están comprometidas con la toma de decisiones de negocio orientadas a mejorar las condiciones de vida de las personas por medio de la aplicación de los criterios ASG.
“En nuestro caso, el financiamiento sostenible bajo criterios ASG va en línea con nuestros compromisos de fortalecer el tejido productivo con énfasis en las pymes, el agro y la reconversión tecnológica; construir ciudades y comunidades sostenibles e impulsar la inclusión financiera con énfasis en la equidad de género”, dice Mora.
En abril de 2021, la entidad financiera y el Grupo Argos celebraron el primer crédito atado a indicadores de equidad de género y cambio climático en Colombia por COP 392.000 millones (cerca de US$ 103 millones). En julio, hizo lo propio con Movistar por un monto de COP 500.000 millones (US$ 131 millones, aproximadamente). En este caso, los criterios a evaluar fueron eficiencia energética en la red de telefonía y ciberseguridad en sus procesos, y la participación de mujeres en la alta dirección.
¿QUÉ Y CÓMO MEDIR?
Pero, ¿cómo pueden asegurarse los bancos de que las compañías realmente van a cumplir con las metas de sostenibilidad? Para Víctor Cárcamo, dependiendo del tipo de crédito, se establece de acuerdo con el cliente la métrica y la periodicidad de medición. Asimismo, dependiendo de la complejidad del financiamiento se contrata a consultores externos que validan la información proporcionada por el cliente.
“La idea detrás de estas mediciones es incentivar al cliente a que cumpla con los objetivos propuestos, así como con el impacto correspondiente en el medio ambiente y en la sociedad”, dice Cárcamo. “El enfoque verde y social son los que priman en esta clase de financiamiento. Contribuir con el cuidado del medio ambiente, generar ahorros en el consumo de agua, el uso de energías renovables, reducir el impacto del cambio climático, promover la infraestructura eco amigable, el acceso de poblaciones vulnerables a fuentes dignas de empleo y servicios básicos, entre otros. Para ello, en Interbank evaluamos y otorgamos estos préstamos bajo las mejores prácticas de finanzas sostenibles y principios internacionalmente aceptados como son los Green Loan Principles y Sustainability Linked Loan Principles”.
Por ejemplo, en el caso del crédito sostenible otorgado a Cerro Prieto, según José Luis Vilela, del BBVA, al ser una empresa del sector agrícola, el factor ambiental fue el que más resaltó al momento de conocer sus compromisos sostenibles en la evaluación, siendo el tratamiento de residuos orgánicos e inorgánicos una de las acciones de mejor desarrollo en la empresa, teniendo un impacto directo a la contribución del medio ambiente.
El BBVA, que cumplió el rol de coordinador sostenible en dicha transacción, desde sus distintas bancas (empresas y retail), ha entregado financiamientos sostenibles desde hace cuatro años. En 2021 cerraron con más de S/ 1.800 millones (más de US$ 476 millones) como movilización sostenible y apuntan crecer 23% este 2022.
Bancolombia, por su lado, ya puede contabilizar los impactos positivos generados por estos créditos verdes. Con las operaciones realizadas a la fecha, sus clientes dejarán de emitir 9,4 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, equivalente a sembrar más de un millón de árboles o igual a un bosque con 23,5 veces el área urbana de Bogotá.
“También, incrementarán su porcentaje de representación femenina en posiciones de liderazgo empoderando a 16 nuevas mujeres líderes y otras 80 en cargos STEM. Adicionalmente, evitarán el consumo de 2,1 millones de metros cúbicos de agua, equivalente a 620 piscinas olímpicas y realizarán acciones de economía circular para evitar la contaminación de más de 480.000 metros cúbicos de agua. Finalmente, sembrarán cinco millones de árboles, y capacitarán en uso responsable y creativo del internet a más de 894.000 personas”, dice Juan Carlos Mora.
Por el lado de las empresas, el beneficio reputacional también es importante en un mundo donde las nuevas generaciones se guían mucho por e comportamiento responsable de las compañías a la hora de elegir un producto o servicio.
“Hay un claro interés y nivel de conciencia en las empresas, el cual evidencia una clara tendencia hacia la sostenibilidad. Además, también entra en juego un factor reputacional, el cual no puede negarse. De hecho, se ha evidenciado que las inversiones con triple resultado (económico, ambiental y social) suponen una mayor rentabilidad. De hecho, los casos de éxito de bonos verdes o sostenibles en la región son la muestra de la existencia de beneficios, y es la razón por la que se vienen haciendo más comunes y más interesantes para diversas empresas”, dice Marco Alarcón.