Inundaciones, corrimientos de tierra, erosión acelerada, contaminación de aguas subterráneas... Los desastres naturales azotan de manera indiscriminada y recurrente el territorio nacional con dramáticas consecuencias y, para minimizar los efectos de estos eventos extremos, la Asociación Española de Geografía (AGE) ha lanzado un nuevo proyecto: un mapa colaborativo para prevenir daños materiales o personales en futuros episodios de este tipo.
"Permitirá, con mucha precisión, localizar un punto concreto del territorio en el que hay un desorden territorial"
El lanzamiento de esta aplicación, previsto "para antes de Navidad", se producirá a través de un "mapatón colectivo de carácter internacional" en el que expertos de todo el mundo se unirán para cartografiar voluntariamente la zona. Serán ellos quienes suban las primeras denuncias para activar la iniciativa y, a partir de entonces, los ciudadanos podrán hacer su propia aportación. La aplicación estará disponible en las páginas web de las asociaciones y la profesora espera que en otros países se pueda hacer "algo similar".
Para simplificar este proceso de denuncia por parte de la ciudadanía, la plataforma permitirá señalar el punto en cuestión, subir una o varias fotografías representativas de la situación y añadir una descripción del problema si se produce un fenómeno atmosférico extremo. "Después, haremos un filtrado y analizaremos el riesgo, para que no sea arbitrario", explica la experta.
El primer ejemplo de este mapa colaborativo aparece ya en la página web de la AGE: un vial muy transitado de acceso a la ciudad de Málaga desde la autovía A-7 a la altura del puente sobre un arroyo ocupado por abundante vegetación. En periodo de lluvias torrenciales y de crecida fluvial, esta acumulación de plantas podría originar un taponamiento y colapso, previo al desbordamiento y una inundación de la zona.
Con este planteamiento, la iniciativa persigue un doble objetivo: concienciar a los ciudadanos de la existencia de estas amenazas en su entorno y llamar la atención de los actores sociales implicados en la gestión de ese riesgo -nacionales, regionales o locales-. "Muchas veces, la gente minimiza los peligros cercanos, hay un sesgo perceptivo", apunta Perles. E insiste en que, además de esta finalidad informativa, el señalamiento persigue la intervención y solución del problema por parte de las autoridades.
Este mapa incluirá riesgos "naturales y tecnológicos". Entre los primeros, los fundamentales son las inundaciones, los deslizamientos y movimientos en masa, la erosión acelerada, los fenómenos costeros, los temporales marinos... Y en la segunda categoría, que son aquellos provenientes de la acción del ser humano y que también se conocen como antrópicos, destaca la contaminación de aguas subterráneas y superficiales.
"Para que haya un punto de riesgo, deben concurrir la probabilidad de un evento extremo y la exposición de la población o de los bienes"
"No obstante, en muchos casos son fenómenos sinérgicos. Un problema de inundación puede repercutir en uno de movimiento de tierra o al revés", explica la vocal de la AGE. Y agrega: "Para que haya un punto de riesgo, tiene que ser probable que se produzca un evento extremo de origen natural o tecnológico, pero también que haya exposición de la población o de los bienes". Este peligro será más grave cuanto más "significativo o vulnerable" sea el elemento amenazado.
La AGE lanza esta iniciativa para prevenir desastres en un momento en el que la crisis climática continúa castigando el planeta y las autoridades no reaccionan con la rapidez necesaria para tratar de revertir esta dramática situación. En este escenario, el presidente de la asociación, Jorge Olcina, considera que el buen conocimiento de las dinámicas territoriales, que a veces se manifiestan de forma extrema, es fundamental para impulsar "buenas prácticas de planificación, de predicción y de prevención de estos eventos".
"El siglo XXI es el siglo del cambio climático y de sus manifestaciones extremas, que siguen generando muchas pérdidas económicas y centenares de pérdidas humanas en toda la superficie terrestre anualmente. Las previsiones de futuro no son nada optimistas, nos están hablando de una incentivación de este desarrollo de eventos extremos. En este contexto, la Geografía se presenta como una disciplina especialmente idónea para fomentar prácticas de minimización del riesgo", explica Olcina, catedrático de la Universidad de Alicante, en un vídeo difundido por la AGE.
Esta no es la primera vez que la asociación realiza una acción de este tipo y aplica el conocimiento cartográfico a algún problema concreto. De hecho, con la voluntad de emprender acciones de ayuda crearon un programa de 'geovoluntariado' y, durante la pandemia, los geógrafos se ofrecieron para diseñar mapas predictivos de las zonas susceptibles de padecer mayores complicaciones de la COVID-19. Todo ello, convencidos de la necesidad de aportar su granito de arena para mejorar la sociedad.