La región de América Latina y el Caribe (ALC) tiene un inmenso potencial turístico basado en sus recursos ambientales, tanto naturales como socioculturales, así como una de las mayores biodiversidades en el planeta, características que la promueven como un lugar para visitar. Son recursos que muchos de sus países han utilizado en la transformación productiva de sus economías y estrategias de desarrollo al diseñar sus políticas públicas.
La industria del turismo ha sido un motor de crecimiento para Latinoamérica. Es generadora de empleo, mejora la calidad de vida de los pueblos promoviendo su bienestar, y, por ende, contribuye a la erradicación de la pobreza. Gracias a ella muchos países de ALC fomentan un desarrollo económico sostenido e inclusivo, empleo pleno y productivo, además del compromiso de la utilización sostenible de sus ecosistemas marítimos y terrestres.
Para los países receptores la actividad turística tiene muchas ventajas. En primer lugar, es una fuente de divisas que ayuda a equilibrar su balanza de pagos. Además, por abarcar diferentes rubros suele significar una fuente de ingresos de la que se beneficia gran parte de la población; y es una industria que no necesita mucho tiempo en ser desarrollada y que suele dar frutos de manera inmediata.
Esta realidad se ha visto gravemente afectada por los efectos adversos causados por la pandemia del Covid-19. Prácticamente, el turismo se ha paralizado a nivel global, causando serias consecuencias económicas en la industria hotelera, líneas aéreas, empresas de transporte, servicios de restaurant, de alojamiento, entre otros. Como resultado, los procesos de desarrollo de la región se han visto seriamente comprometidos, en particular en el sector turismo, fuente vital de recursos sobre todo para los países del Caribe.
La amenaza al sector turismo es grave. No solo resultan afectados los ingresos de los trabajadores y empresas del sector sino también el ingreso nacional de divisas y el equilibrio de las cuentas externas, siendo la situación particularmente difícil de sobrellevar para los países pequeños especializados en el sector, con serias implicaciones sobre el Producto Interno Bruto.
El turismo, además de ser un rubro afectado por la contracción económica global para 2020 por el efecto Covid-19, debe enfrentar cierres de fronteras, restricciones a la movilidad de personas, un lento restablecimiento pleno del tránsito internacional de personas y bienes, y un aislamiento voluntario de un gran número de personas. Todo ello parece indicar que probablemente la recuperación tarde más de lo deseado.
Por otra parte, la actividad económica del turismo puede tener un alto impacto en el medio ambiente. Además de incentivar una mayor promoción a los destinos turísticos se debe fomentar el desarrollo sostenible de la región salvaguardando el medio ambiente. En este sentido, el ecoturismo se plantea como una nueva forma de dar continuidad a las actividades turísticas como fuente generadora de recursos, a la vez que se concientiza sobre la necesidad e importancia de conservar el medio ambiente para futuras generaciones.
El turismo sostenible reconoce que la protección y mejora de los recursos locales, el respeto por el factor humano y la correcta gestión, deben ser en la base de la sostenibilidad económica y ambiental y el desarrollo, tal como lo indica la Carta de Turismo Sostenible (1995). Especial atención debemos tener con las nuevas perspectivas y preocupaciones en cuanto al cambio climático y sus efectos directos, principalmente en las costas e islas.
Sin duda la actividad económica del turismo es un coadyuvante para el cumplimiento de las metas y objetivos de desarrollo sostenible planteados en la Agenda 2030, pactada en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2015. Entre tales objetivos se encuentra (i) garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles; (ii) adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático; (iii) conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos; y, (iv) promover el uso sostenible de los Ecosistemas Terrestres.
Ahora bien, el escenario planteado previamente demanda planes de contingencia para promover una recuperación responsable del sector actividad apenas lo permitan las condiciones sanitarias. Es necesario instrumentar medidas para aliviar la situación del sector, ya sea mediante la concertación de acuerdos internacionales, o el incentivo de una mayor promoción de los destinos turísticos de los países de la región, o el fomento de un esquema de preservación y conservación del medio ambiente.
La reactivación de la actividad turística es un tema urgente que abordar. Las economías de muchos países de ALC dependen de esta fuente de recursos. El SELA aspira que este seminario virtual contribuya con la reflexión e intercambio de ideas constructivas sobre posibles soluciones para la recuperación de la industria del turismo en la región en el corto y mediano plazo, incluyendo tal vez el intercambio de experiencias y buenas prácticas de otras regiones más avanzadas en el tema.
Este encuentro es también una oportunidad para concientizar a los hacedores de política que las medidas que se adopten deben poner de relieve la necesidad e importancia de conservar el medio ambiente para futuras generaciones, así como fomentar una forma de turismo en la que se implementen las buenas prácticas de conservación ambiental.
Con esta iniciativa, la Secretaría Permanente pretende abrir el espacio para la generación de debates y discusiones en la búsqueda de soluciones para la industria hotelera, con el concurso de varios puntos de vista de los sectores público-privado, que permitan ampliar el margen de respuestas a la crisis provocada por el Covid-19, teniendo como fin último la consecución del bienestar de las comunidades.