La migración apremia a Cuba con una población envejecida
01 de marzo de 2023
Fuente:
https://www.sandiegouniontribune.com/
LA HABANA — En la década de 1990 Cuba alcanzó los 11 millones de habitantes, una cifra que se ha mantenido estable. Hasta ahora.
La población decrece y envejece en la nación caribeña, tal como ocurre en países de Europa o algunos de América Latina como Uruguay, pero a diferencia de estos, la isla —en el marco de una fuerte crisis económica— no recibe migrantes que puedan equilibrar las cifras en el mercado laboral como ocurre en aquellos.
“No es un tema menor”, reconoció a The Associated Press, Juan Carlos Alfonso Fraga, el vicejefe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la dependencia que maneja los números de todos los sectores de la vida del país e imprescindibles en la toma de decisiones.
Pocos nacimientos y una población envejecida implican, según los expertos, dificultades a futuro: habrá menos fuerza laboral y una mayor presión sobre el sistema de pensiones y de atención a la tercera edad.
“Con eso tenemos que trabajar y con eso tenemos que desarrollar el país. No dramatizarlo ni flagelarnos”, reflexionó Alfonso Fraga.
La cifra exacta oficial de cubanos residentes al cierre de 2022 era de 11.089.500, precisó el funcionario. Pero es un dato preliminar, ya que esa estadística no ha descontado aún a los miles de isleños que se aventuraron a migrar el año pasado, cuando se registró un pronunciado repunte de travesías al exterior. La estrechez económica y el impacto de las sanciones de Estados Unidos catapultaron la ola migratoria.
Como en años anteriores, en 2022 los nacimientos fueron superados por las defunciones: nacieron 95.402 bebés y murieron 129.049 personas, indicó la autoridad del ONEI.
En 2021 los partos fueron 99.096 -una cifra que bajó a menos de 100.000 por primera vez en la historia de Cuba-y las muertes alcanzaron las 167.000 pese a que las vacunas contra el COVID-19 contuvieron los fallecimientos.
“Cuba ha tenido una transición demográfica muy avanzada en el contexto del continente y yo diría, inclusive, es un país con comportamiento sui géneris en América Latina y el Caribe”, comentó Alfonso Fraga.
En palabras llanas, a la isla le está ocurriendo lo que a sociedades modernas y con mejor posición económica como Francia, España o Alemania -o Uruguay y Costa Rica, en América Latina-, en donde nacen menos personas de las que mueren cada año. Los especialistas llaman a eso “transición demográfica” y, en el caso de esos países, la brecha se compensa con la llegada de migrantes en edad laboral o de tener hijos.
Pero Cuba no sólo no recibe migrantes, cada vez son más lo que se marchan de la isla.
La caída de la natalidad “no es algo que empezó hoy”, recordó Alfonso Fraga. “La fecundidad (de las cubanas) está por debajo del reemplazo y eso significa que (cada mujer) deja menos de dos hijos que la sustituyan en su función reproductiva”.
Las mujeres cubanas tuvieron en 2020 una tasa de fecundidad de 1,52 hijos por madre. En contraste, en Bolivia cada mujer tiene 2,7 descendientes en promedio y en Honduras 2,4, pese a que tienen una población similar a la de Cuba, con 12 y 10 millones de habitantes, respectivamente.
La tendencia es más pronunciada que en el resto del Continente donde la fecundidad viene descendiendo y se ubicó a en 1,85 hijos por mujer por lo que la cantidad de población comenzará a descender pero recién en unas tres décadas, según un reporte de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), algo que ya sucede en Cuba.
A su vez, décadas de políticas de salud y educación pública elevaron la expectativa de vida de los cubanos hasta los 78 años contra los 72 años de la media del continente en cifras ofrecidas por la propia CEPAL.
“Hace cinco años teníamos alrededor de 1.000 o 900 nacimientos... El año pasado bajó a unos 700, 800 nacimientos en La Habana Vieja”, expresó con tono preocupado a AP la doctora Yailín Pereira, directora del Hogar Materno Leonor Pérez en el municipio de La Habana Vieja, una de las instituciones más reconocidas por su atención y en consultas sobre fertilidad.
Si la cifra de 11.089.500 cubanos residentes en la isla preocupa por baja, la estimación no oficial es más inquietante.
Los expertos consideraron en que en Cuba hay en realidad, este año poco más de 10 millones de habitantes ya que el recuento oficial -presentado por Alfonso Fraga- no contempla los 334.000 cubanos que las autoridades estadounidenses encontraron en su frontera sur entre octubre de 2021 y diciembre pasado ni los miles que, sin tener estimaciones oficiales, se calcula que emigraron a otras naciones de Europa y América Latina.
“Estimo en unos 10 millones y medio la población residente actual del archipiélago”, apuntó a AP el historiador, ensayista y colaborador de la plataforma de análisis La Joven Cuba, Mario Valdés Navia. Si las cifras oficiales no están actualizadas es porque “la legislación cubana establece un periodo de dos años para que los que salen (al exterior) dejen de sumar. Crea un caos estadístico”, explicó.
El escenario podría agravarse si, como apuntan los expertos, también se incrementa el número de mujeres en edad reproductiva que se van del país.
“Es un fenómeno universal, cuando las mujeres adquieren un mayor nivel profesional y comienzan a realizarse en ese aspecto, la maternidad no es el único centro de su vida. Van a tener pocos hijos”, reflexionó Valdés Navia, quien recordó que en la isla el aborto es libre y gratuito desde los años 60 y los programas anticonceptivos son públicos.
“Lo que está ocurriendo en Cuba (ahora) es que está actuando con más fuerza otro factor: la maternidad y la crianza de los hijos se ha vuelto imposible para las familias jóvenes”, agregó el experto al señalar los bajos salarios, la ausencia de bienes, el recorte de los beneficios sociales generalizados y sobre todo la falta de viviendas. “Las casas cubanas se han vuelto de tres generaciones”, agregó.
Aunque las autoridades de la isla sostienen que las dificultades económicas en Cuba se acentuaron desde por lo menos 2019 con el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos, Unidos, que espera sirvan para presionar a que haya un cambio de modelo político-, la pandemia profundizó la grieta. La paralización productiva, la caída del turismo y la lenta recuperación se combinaron con una serie de reformas -como la eliminación de la doble moneda, la unificación de las tasas de cambio y el incremento de salarios-, que derivaron en inflación.
Desabastecimiento de alimentos, largas colas, apagones, mercado negro y dolarización hacen difícil la cotidianeidad de los cubanos que, según la lectura de los expertos, prefieren emigrar. Sobre todo si son jóvenes, profesionales o personal calificado.
La preocupación por el comportamiento demográfico fue admitida por el gobierno cubano. El primer ministro, Manuel Marrero, habló sobre la baja natalidad y el envejecimiento de la población ante los diputados de la Asamblea Nacional en diciembre y lo reiteró la semana pasada. Destacó que hay 2,4 millones de personas mayores de 60 años -la edad jubilatoria-, lo que representa algo más del 20% de la población total de la isla y se espera que en 2030 este grupo etario supere el 30%.
Por ello se actualizó una política para apoyar los programas de fertilidad y para atender a madres de más de tres hijos, informaron las autoridades. Los incentivos incluyen la entrega de una casa, aunque aún no se han visto resultados.
“Es difícil pensar cómo afrontar el problema de la estructura de edades que se avecina sin un gran empobrecimiento de las pensiones”, advirtió a AP el economista y experto en Cuba, Arturo López-Levy, de la Holy Names University en Oakland-California.
Incluso actualmente las jubilaciones son ostensiblemente bajas —unos 66 dólares mensuales frente a los 160 dólares mensuales al cambio oficial— y aunque siempre se pagaron, las autoridades reconocieron que no están en condiciones de incrementarlas y que son insuficientes para las necesidades básicas.
Tanto para López-Levy como para Valdés Navia la solución pasaría por intentar fomentar la natalidad tal como se está haciendo, pero también captar inmigrantes de países pobres de la región -algo improbable dadas las condiciones económicas- o generar estímulos para traer de regreso a los cubanos que se encuentran en el exterior.
Y para eso, por ejemplo, habría que impulsar y abrirse a la inversión de los emigrados como hizo la Unión Europea y se analiza actualmente en China, explicaron.
De todas maneras, ninguna de estas alternativas dará resultado en el corto plazo.
“La situación está un poco difícil y por esa razón entiendo que hay muchas mujeres que renuncian al hecho de querer ser madres o lo posponen”, reflexionó Yenima Piñeiro, una empleada estatal de 32 años que en 2022 tuvo a Gabriel, su primer hijo, incluso en contra de las advertencias y preocupaciones expresadas de su familia. Ella, su esposo, el bebé, su suegra y un tío viven en una pequeña casa con cocina-comedor, dos cuartos y un baño.