¿Por qué existe tanta confusión respecto a la política migratoria de EE. UU?

13 de febrero de 2023
Fuente: https://www.france24.com/

Como buscando la mejor dirección, la veleta de las políticas migratorias estadounidenses no ha dejado de oscilar en los últimos meses. Queda por comprobar si su norte está guiado por la intención de reducir la llegada de refugiados a Estados Unidos o por evitarles sufrimiento en su camino. Para discutirlo, France 24 habló con organismos que sirven de atalayas de la migración en el continente.

"A mí, me dejó despistado". Jorge recuerda con amargura el día que se enteró que Estados Unidos iba a deportar a cualquier venezolano que entre de manera irregular a su territorio. "Ya de por sí el viaje de uno está hecho por incógnitas, pero ese anuncio asustó a todo el mundo", cuenta este venezolano a France 24 desde México, donde está tratando de reunir dinero para cruzar a Estados Unidos en avión.

Como él, muchas personas vieron sus sueños americanos afectados por los sucesivos anuncios de la Administración Biden desde finales de 2022. Como resultado, se observó una disminución del número de migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela detenidos en la frontera sur de Estados Unidos. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de la nación norteamericana informó que en enero los encuentros de la Patrulla Fronteriza con personas que de manera irregular intentaban entrar por la frontera sur habían caído en un 97% respecto al mes anterior.

Una razón evidente de esa caída son las sucesivas añadiduras a las restricciones migratorias estadounidenses. Con el consentimiento del Gobierno mexicano, Estados Unidos amplió en octubre de 2022 la lista de países sujetos a la expulsión por frontera terrestre del Título 42 para incluir a Venezuela; antes de agregar el 5 de enero a Cuba, Haití y Nicaragua. En concreto, México accedió a aceptar hasta 30.000 migrantes al mes provenientes de estos cuatro países, que hayan intentado cruzar caminando o nadando.

El programa 'Parole', un paso prudente de la Administración Biden

El Gobierno del demócrata combinó esta medida con un nuevo programa de permiso humanitario que permite a un total de 30.000 personas al mes ser recibidas en Estados Unidos por dos años. Eso, si cuentan con un patrocinador que pueda demostrar ser capaz de mantenerles económicamente. También deben estar en posesión de su pasaporte, un detalle nada desdeñable para muchos migrantes quienes vienen de naciones donde renovar un documento representa toda una odisea.

En una entrevista con France 24, el jefe de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Panamá, Giuseppe Loprete, insistió en reconocer las posibilidades que abre el programa humanitario: "Son 30.000 oportunidades. Hay que ampliar la vía legal para dar acceso al trabajo a esas personas, y con ese programa se da un buen paso en esa dirección".

Esta medida del 'Parole' es la primera en la que Joe Biden busca desmarcarse de su predecesor, Donald Trump. Sin embargo, sus opositores alegan que se queda corta frente a la crisis humanitaria que desemboca en esa frontera.

A finales de enero, un alto funcionario de la Administración informó que unas 1.700 personas procedentes de Cuba, Haití y Nicaragua habían llegado a Estados Unidos a través del programa y que miles más habían recibido la aprobación para viajar. "No podemos impedir que la gente haga el viaje, pero podemos exigir que vengan aquí de forma ordenada conforme a la legislación estadounidense", declaró el presidente Joe Biden a principios de enero.

Efectivamente, las tendencias indican que esos cambios no impiden que migrantes de todo el continente empaquen sus maletas. Viendo como sus objetivos de alcanzar Estados Unidos se alejan, muchos se quedan varados en un país desconocido y con un largo historial de violencia: México.

Porque, como lo recuerda el coordinador general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) a France 24, las decisiones del Gobierno de Biden sobrepasan sus fronteras: "Que Estados Unidos esté aplicando sus leyes correctamente o no, impacta a México", declara Andrés Ramírez Silva.

"A la deriva" en la frontera con México

La organización Médicos Sin Fronteras estimó a mitad de enero que 18.000 migrantes se encontraban "a la deriva" en la frontera noreste de México. Cifra que cobra sentido en las principales ciudades fronterizas. En Ciudad Juárez, los albergues están llenos al 85%, según Border Report, mientras Médicos Sin Fronteras asegura que en Matamoros, "más de 4.000 migrantes viven en la calle".

Y los gobiernos de ambos lados le deben mucho al trabajo voluntario de albergues y organizaciones de la sociedad civil para contener la crisis humanitaria. Aun así, la Administración de Andrés Manuel López Obrador no contempla de momento dar un peso más a las ciudades fronterizas para gestionar mejor el flujo de personas.

Dentro de México, otra institución no recibirá más presupuesto del Gobierno mexicano, a pesar de encontrarse bajo presión por estos movimientos migratorios: se trata de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). "Cada vez pedimos más, porque nos llega más demanda. Hasta ahora, si no hemos colapsado es gracias al apoyo de la ACNUR", confiesa Andrés Ramírez Silva, coordinador de este órgano público. "En 2021, estuvimos al borde del colapso. Y este año pinta para ser recordado".

Duplicar el esfuerzo para recibir solicitudes de asilo

Para responder a la demanda de solicitudes de asilo, el funcionario explicó a France 24 que la Comar planea abrir dos oficinas adicionales: "No nos queda más remedio que desarrollar nuestra organización, buscar una mayor productividad, sin que sea a costa de la calidad en nuestro trato con la gente".

Y mirando retrospectivamente, esta productividad será necesaria. Cuando, en octubre, el presidente de Estados Unidos ofreció recibir a 24.000 venezolanos que entraran por vía aérea y cumplieran ciertos requisitos, la Comar se vio en el centro de un frenesí de nuevas solicitudes de asilo. "Muchos venezolanos se dieron cuenta de que lo que les convenía era conseguir un trabajo formal en México, para comprar un pasaje de avión hacia Estados Unidos. Y para conseguir ese trabajo, les convenía solicitar asilo en la Comar", recuerda Andrés Ramírez Silva.

Y las cifras de esa institución mexicana ya dejan entrever que la última ampliación del Título 42 también será acompañada de tendencias similares.

Pero los anuncios de Estados Unidos no solamente perturban el tramo mexicano, sino toda la ruta migratoria. "Múltiples países de América Central y del Sur informaron que disponen de recursos limitados y están solicitando ayuda a Estados Unidos para apoyar a los migrantes que ya se encuentran en el país, afirmando que son incapaces de proporcionarles los requisitos básicos de servicios sociales", afirma una evaluación del DHS de diciembre.

También están los Gobiernos que, ante la posible llegada masiva de migrantes a sus fronteras, deciden jugar la carta militar, como fue el caso de Guatemala, que emitió el 13 de enero una "alerta amarilla" y desplegó policías y soldados adicionales en su frontera con Honduras.

Por su parte, Jorge, -antes de llegar a México- , estuvo en Honduras varios días para repensar su objetivo de llegar a Estados Unidos. Nunca había contemplado la idea de quedarse en Centroamérica cuando emprendió su viaje pero la confusión general acerca de las nuevas reglas para entrar a la nación norteamericana le forzó a hacer una parada: "Primero pensé en devolverme de donde venía pero esa idea me explotaba la cabeza. Y en Honduras nada está hecho para darnos trabajo, entonces decidí seguir".

La OIM, testigo de una gran confusión

Más al sur, el jefe de la misión de la OIM en Panamá relata los impactos que pudo observar en estos últimos meses: "Cambió la composición del flujo pero no su intensidad". Giuseppe Loprete detalla así que los migrantes más numerosos pasaron de ser los venezolanos a los ecuatorianos y haitianos, pero en cuanto a cifras se mantuvo el flujo: "Calculamos que por lo menos 23.000 personas transitaron por el Darién en enero".

Esta selva entre Colombia y Panamá, conocida como "el Tapón del Darién", también sirvió de tapón de oídos para cientos de migrantes durante los anuncios relativos al Título 42. Muchos se enteraron de las nuevas normas de deportación una vez salieron de esta espesa jungla y llegaron a Panamá en total confusión. "Fue y sigue siendo una situación compleja. Nos preguntan qué tienen que hacer. Antes, los migrantes se quedaban un día o dos y ahora se quedan semanas, meses", cuenta Giuseppe Loprete.

También está el caso de las personas que deciden a pesar de todo seguir con su itinerario: "Ya hicieron una inversión muy grande para llegar hasta Panamá y devolverse a su país significaría regresar con una deuda".

Finalmente, el responsable de la OIM insiste en el rol que tienen las organizaciones criminales en esa confusión generalizada: "Siguen pasando informaciones falsas, asegurando que el viaje es fácil, que se puede llegar a México rápidamente. Ofrecen paquetes para continuar y cuando los migrantes se dan cuenta que no es cierto ya están en otro país y necesitan ayuda".

Por lo que Giuseppe Loprete concluye mencionando la importancia de una mejor coordinación entre los países de tránsito y así reducir los pasos irregulares que manejan las redes criminales. Esa coordinación internacional será efectivamente crucial para enfrentar viejos y nuevos desafíos de la migración americana.

Y si los últimos cambios en la política migratoria de Estados Unidos presentan en teoría oportunidades no despreciables para miles de personas, dinamitan por otra parte los principios internacionales del derecho al asilo. Un asilo que Jorge y miles de personas más consideran merecer, pero que infinidad de dificultades burocráticas no les permiten alcanzarlo.

 

 

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