Un fantasma recorre el mundo: la migración
13 de octubre de 2021
Fuente:
https://radio.uchile.cl/
La situación de los migrantes y solicitantes de asilo en Libia está empeorando, con un aumento de los asesinatos, las redadas, las expulsiones sin debido proceso a países vecinos del África Subsahariana y las detenciones en condiciones inhumanas, advirtió este martes la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Una madre venezolana, desesperada, cruza a pie la frontera desde Bolivia con una criatura de 9 meses inerte en sus brazos para pedir ayuda médica en el poblado chileno de Colchane, a 3.650 mts. de altura. Dolorosamente, la pequeña llega sin vida al consultorio. Cuando conocemos acerca de estos dramas personales de extranjeros que buscan en otros horizontes a que El Dorado que no pueden encontrar en sus países de origen, ciertamente que no podemos sino sensibilizamos. Más aún cuando a esa información se agrega que, mientras la mayor parte de los chilenos disfrutábamos del fin de semana largo, otro deceso -el de una mujer venezolana- ocurría el sábado, sólo siete horas después de que en, pleno altiplano, se encontraran los restos en descomposición de una mujer, presumiblemente haitiana que, según la data de muerte, hace aproximadamente un mes habría tratado de ingresar de manera irregular al país. Con ellas, ya son 15 los migrantes fallecidos este año en las inmediaciones de la desbordada localidad fronteriza de Colchane, en la región de Tarapacá.
Pero este es un fenómeno a nivel mundial. Ya sabemos de los miles de migrantes centroamericanos que cruzan los más de 3000 kilómetros que van de sur a norte, de frontera a frontera de México para llegar a Estados Unidos. Ya sabemos del muro de Trump y el drama de las familias separadas y los niños apartados de sus padres por las autoridades de inmigración estadounidenses. Ya sabemos de los que huyendo de la guerra en Siria, morían en las costas griegas o recordamos a Aylen, el niño de tres años de origen kurdo muerto en una playa de Turquía. Y sabemos de los afganos que intentan pasar a Pakistán o Irán perseguidos por el temor a los talibanes. Y las deportaciones masivas a sus países de origen, eso también lo sabemos. Sabemos de los miles de subsaharianos que atraviesan o intentan atravesar el Mediterráneo en débiles pateras desde los países del norte de África, muchos ahogándose en las aguas turquesa del mar interior, otros arribando famélicos y deshidratados a Italia o España.
Pareciera ser la boleta que el tercer mundo está pasando a aquellas naciones desarrolladas de las que alguna vez fueron colonia, los que crecieron y se enriquecieron en buena medida gracias a las riquezas que de allá extrajeron. Entonces sienten que tienen un deber caritativo. Este martes la Comisión Europea presentó un paquete de ayuda de emergencia a Afganistán y países vecinos por 1.000 millones de euros (unos 1.160 millones de dólares) como un modo de evitar que se desate una crisis que ya desborda. “Debemos hacer todo lo que podamos para evitar un enorme colapso humanitario y socioeconómico en Afganistán”, señaló en un comunicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este martes.
Por su parte, también este martes, la española Marta Hurtado, portavoz de Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas expresó en rueda de prensa la “gran preocupación” de ese organismo por la situación de los colectivos de migrantes en Libia, “los que sufren a diario un sinnúmero de violaciones y abusos tanto por parte del Estado como de actores no estatales”, dijo. Hurtado puso como ejemplo la reciente redada a un asentamiento de migrantes en Gergaresh, a unos 12 kilómetros de la capital Trípoli, en el que 5.000 hombres, mujeres y niños fueron detenidos y se hizo uso de la fuerza de un modo desproporcionado, lo que causó al menos un muerto y cinco heridos.
“Todos los detenidos han sido llevados al centro gubernamental de detención de Al Mabani, en Trípoli, hacinados en celdas sin apenas acceso a comida o agua”, destacó la portavoz de la instancia internacional que encabeza la ex presidenta chilena Michelle Bachelet. En un segundo episodio relacionado, alrededor de 500 migrantes consiguieron escapar de otro centro de detención, el de Gheriyan, el pasado 6 de octubre, pero allí los cancerberos usaron munición real para intentar detenerlos, causando al menos cuatro muertos y un número no confirmado de heridos.
Estos y otros incidentes similares ocurridos en la última semana “muestran la precaria situación, a veces letal, en la que viven los migrantes y solicitantes de asilo en Libia, al ser criminalizados, sistemáticamente detenidos en condiciones horribles, y sujetos con frecuencia a extorsión y abuso”, subrayó la funcionaria. Recordó que el reciente informe de la Misión Investigadora de la ONU en Libia presentado ante el Consejo de Derechos Humanos ya denunció extendidas y sistemáticas violaciones de las libertades fundamentales de esos migrantes, los que, según los expertos, podrían constituir crímenes contra la humanidad, advirtió. En tal sentido, la portavoz pidió a las autoridades libias que liberen a los detenidos arbitrariamente, que investiguen las denuncias de uso desproporcionado de la fuerza y, finalmente, que “reformen la legislación para despenalizar la entrada, estancia y salida irregular de personas” en territorio libio.