Enigma Cesare Iacovone
Geoparque de Majella en Italia.
Áreas aisladas
Las áreas protegidas y conservadas también deben estar mejor conectadas entre sí, para permitir que las especies se muevan y los procesos ecológicos funcionen. Si bien ha habido una mejora en tiempos recientes, menos de 8% de la tierra está protegida y conectada a la vez, una cifra muy por debajo de la proporción de 17% de la superficie terrestre que ahora está bajo protección. Asimismo, hace falta garantizar que las áreas circundantes se gestionen adecuadamente para mantener los valores de la biodiversidad.
“La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reconoce el enorme progreso logrado, en particular en la última década, con una proporción cada vez mayor del globo cubierta por áreas protegidas. Dado que la biodiversidad continúa disminuyendo, ahora pedimos a las Partes en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica de Kunming que establezcan un objetivo ambicioso, de proteger 30% de la tierra, el agua dulce y los océanos para 2030. Estas áreas deberán ubicarse de manera óptima para proteger la diversidad de la vida en la Tierra, administrarse de manera efectiva y gobernarse equitativamente”, afirma Bruno Oberle, director general de esa organización.
Acabar con la injusticia de quienes pagan y reconocer el trabajo de los pueblos indígenas
El informe también encuentra que es necesario hacer más para administrar las áreas protegidas y conservadas de manera equitativa, de modo que los costos de conservación no sean asumidos por la población local mientras que otros disfrutan de sus beneficios. Esto es clave para construir redes de conservación que cuenten con el apoyo y la participación de todas las personas en todas partes.
El informe hace un llamado a que, además de designar nuevas áreas, se identifiquen y reconozcan las áreas protegidas y conservadas que ya existen, mediante la contabilización de los esfuerzos de los pueblos indígenas, las comunidades locales y las entidades privadas y el reconocimiento de sus derechos y responsabilidades.
Los esfuerzos de conservación de estos custodios siguen siendo infravalorados y subestimados, no obstante, la importancia de sus contribuciones para asegurar un futuro para la biodiversidad.
Latinoamérica, la región más protegida del mundo
Según el informe Planeta Protegido 2020: Latinoamérica y el Caribe, publicado con anterioridad al documento de hoy, Latinoamérica y el Caribe es la región más protegida del mundo (sin considerar la región polar) con más de 8,8 millones de km2 en áreas protegidas terrestres y marinas.
Esta cifra equivale a un 21,4% del área total protegida por América Latina (el 24% de las zonas terrestres y el 19% de las zonas marinas y costeras), una cobertura mayor que la superficie total de Brasil o a la suma de los territorios continentales de Argentina, México, Perú, Colombia, Bolivia y Paraguay.
Sin embargo, la región de Latinoamérica sigue el patrón del resto del mundo en cuanto a la biodiversidad. Se han identificado un total de 2300 Áreas Clave para la Biodiversidad que cubren más de 3,2 millones de km2. El 21,2% de estas Áreas Clave se encuentran cubiertas por áreas protegidas, que representan el 56,2% de la superficie total en la región, pero el 43,8% de las Áreas Clave no tiene ningún grado de protección bajo la figura de áreas protegidas.
A pesar del gran esfuerzo por cumplir el componente de cobertura de la Meta 11 de Aichi, la protección en América Latina no es representativa, en términos de biodiversidad ecológica, a distintas escalas de análisis.
Sólo la mitad de los biomas (conjunto de ecosistemas característicos de una zona biogeográfica que está definido a partir de su vegetación y de las especies animales que predominan) presentes en América Latina y el Caribe alcanzan o superan el 17% de protección.
Algunos biomas, tales como el bosque y el matorral mediterráneo o las praderas y sabanas templadas, están particularmente subrepresentados en la región.
Además, el 24% de las ecorregiones terrestres y el 19% de las ecorregiones marinas del mundo están en América Latina, por lo que se sugiere evaluar la representatividad de su región protegida, en cuanto al estado de protección de las especies y endemismos regionales.
En cuanto a conexión entre las áreas protegidas en América Latina y el Caribe, la gran mayoría de los países aún están en proceso hacia el cumplimiento del criterio de la Meta 11 de Aichi. De los 51 países y territorios en la región, solo nueve presentan más del 17% de su superficie terrestre protegida y conectada. En promedio, 33% de la extensión de esos sistemas nacionales de áreas protegidas no están bien conectados, es decir, aproximadamente una tercera parte de la superficie protegida corresponde a islas de conservación.
El informe también presenta la diversidad de modelos funcionales de gobernanza en áreas protegidas y conservadas existentes en la región y expone la necesidad de generar mecanismos institucionales y legales para reconocerlos y darles operatividad.
Finalmente, hace un llamado a unir esfuerzos para lograr una conservación más efectiva e inclusiva. Invita a incrementar significativamente los recursos financieros para los sistemas de áreas protegidas, mejorar las evaluaciones de la efectividad del manejo de manera sistemática, así como mejorar las condiciones laborales de los guardaparques.
SGP-GEF-UNDP Peru/Enrique Castro-Mendívil
Celebración en honor de la Tierra en los Andes peruanos.
Protegernos de pandemias y del cambio climático
En un futuro marcado por la incertidumbre, las áreas protegidas y conservadas deben ser reconocidas como el principal mecanismo de conservación de la naturaleza y de los servicios ecosistémicos, elementos básicos para el bienestar humano.
En estos tiempos críticos, las áreas protegidas y conservadas deben contar con las condiciones propicias para cumplir plenamente sus objetivos de conservación y ser reconocidas como motores de desarrollo local, con responsabilidad compartida, que proveen servicios fundamentales para la salud y supervivencia humana.
Al proteger áreas intactas y restaurar ecosistemas degradados, los países pueden crear una red que ayude a detener y revertir la pérdida de biodiversidad, mantenga los servicios ecosistémicos esenciales, apoye a la sociedad para enfrentar y adaptarse al cambio climático y reduzca el riesgo de futuras pandemias.
Si se gestionan de manera eficaz, las áreas protegidas y conservadas pueden ayudar a prevenir una mayor degradación de los ecosistemas y consolidar el progreso a lo largo del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, que se lanzará oficialmente el 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.
En muchos casos, las áreas en proceso de restauración se agregarán a la red de áreas protegidas y conservadas, para garantizar que los beneficios de la restauración se mantengan a largo plazo.