Los nuevos datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) revelaron que la pandemia de COVID-19 tuvo un saldo de 1,4 millones de embarazos no deseados en 2020 al provocar la suspensión de los servicios de planificación familiar para centrarse en el combate al coronavirus.
La información recolectada por el UNFPA en 115 países de renta baja y media muestra que la atención de salud sexual y reproductiva se interrumpió una media de 3,6 meses, cuando los sistemas sanitarios no daban abasto para atender los casos de COVID-19 y los gobiernos establecieron medidas de confinamiento y cerraron las actividades con el fin de controlar la transmisión del virus.
La emergencia dejó sin acceso a los programas anticonceptivos a unos doce millones de mujeres.
“Los embarazos no se detienen”
La directora ejecutiva del UNFPA afirmó que el impacto devastador que ha tenido la pandemia en la vida de millones de mujeres y niñas subraya la importancia de garantizar la continuidad de los servicios de salud reproductiva.
“Los embarazos no se detienen por la pandemia o por las crisis. Debemos asegurarnos de que las mujeres y las niñas tengan acceso ininterrumpido a anticonceptivos que salvan vidas y a medicamentos para la salud materna”, dijo Natalia Kanem.
Pudo ser peor
No obstante este escollo, Kanem explicó que el resultado pudo ser peor toda vez que en abril del año pasado, el UNFPA y sus socios estimaron que la inminente suspensión de servicios podría dejar hasta 44 millones de mujeres sin acceso.
Recordó que al declararse la pandemia, la agencia advirtió que la continencia amenazaba las cadenas de producción y suministro de anticonceptivos por lo que, en su carácter de mayor comprador mundial de esos medicamentos para los países en desarrollo, trabajó con los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para mitigar el embate.
Acciones tomadas
La agencia de la ONU consiguió financiamiento anticipado de los gobiernos, añadió más proveedores a su lista y supervisó los niveles de inventario mundial, transfiriendo los excedentes de existencias a países con necesidades urgentes, entre otras medidas.
El Fondo indicó, por ejemplo, que tras adquirir los anticonceptivos y otros suministros de salud reproductiva, además de equipo de protección personal para los trabajadores sanitarios, pudo entregar esta asistencia a millones de mujeres.
Esta labor incluyó también el uso de una aplicación de transporte para entregar los anticonceptivos, la difusión de información por medio de mensajes de texto telefónicos y la utilización de los centros de cuarentena de algunos países para dar servicios de planificación familiar.
Con estos esfuerzos se evitó el peor escenario.
Afortunadamente, dijo la responsable del Fondo, “la comunidad internacional se unió para mitigar el peor de los casos”.
“Desde los gobiernos hasta los fabricantes y los proveedores de atención médica, las cadenas de suministro mundiales de anticonceptivos modernos han demostrado su capacidad de recuperación y, en gran medida, se recuperaron de los desabastecimientos que vimos en los primeros días de la pandemia”, detalló Kanem.