Así lo ha expresado Georgieva en la inauguración del trigésimo octavo período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el que han participado los presidentes de Costa Rica, Carlos Alvarado, y Cuba, Miguel Díaz-Canel; el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, y el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, entre otros.
En su intervención, la directora gerente de la institución con sede en Washington ha resaltado el fuerte impacto que ha tenido la pandemia en la región latinoamericana tanto en materia sanitaria como económica.
En concreto, ha recordado que las previsiones para el PIB de América Latina apuntan a una contracción del 8,1% este año, con 50 millones de personas más inmersas en la pobreza y una desigualdad elevada que impedirá alcanzar los niveles de actividad prepandemia hasta, al menos, el 2023.
Además, Georgieva ha destacado que el organismo multilateral que dirige ha extendido US$64.000 millones a la región y ha asegurado que están dispuestos "a hacer más".
Por su parte, la secretaria ejecutiva de Cepal ha advertido de que América Latina y el Caribe se enfrentan a su peor crisis en 100 años, en un escenario caracterizado por las desigualdades, el poco espacio fiscal y el deterioro ambiental creciente.
"Esta es una oportunidad única en un siglo para construir un mundo que sea más justo, y equitativo, más verde y sostenible, más inteligente y resiliente frente a los cambios", ha apostillado la directora.
Una de las crisis más graves de su historia. Por su parte, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha remarcado que la región americana está viviendo una de las crisis más graves de su historia. Gurría ha afirmado que la única manera de salir de dicha crisis y evitar que vuelva a suceder algo "tan grave" es "reconstruir mejor".
Así, el secretario de la OCDE ha apostado por establecer un nuevo pacto social, con el objetivo principal de lograr el bienestar social, que cuente con elementos como la inclusión social, el papel de la mujer en el empleo de la región, la mejora de calidad de los servicios públicos, la innovación, la sostenibilidad ambiental y la cooperación internacional.
En lo referente a sostenibilidad fiscal, Gurría ha sostenido que, a pesar de una alta heterogeneidad fiscal en América Latina, los ingresos fiscales de la región "son bajos", alcanzando una media de aproximadamente el 23% del PIB, frente al 34% de la media de los países de la OCDE.
Para esta mejora en materia fiscal, Gurría ha calificado como "fundamental" la lucha contra la elusión y la evasión fiscal, así como la mejora de la eficiencia y la transparencia de las administraciones tributarias.
De su lado, el secretario general de las Organizaciones de las Naciones Unidas, António Guterres, ha destacado que desde el principio de la pandemia ha abogado por un paquete de emergencia equivalente a al menos el 10% de la economía global.
"Necesitamos compromiso colectivo para permitir que todos los países tengan espacio fiscal para sus medidas de respuesta y recuperación", ha defendido Guterres.
Además, Guterres ha resaltado el liderazgo de la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, y ha hecho eco a sus propuestas de avanzar hacia un ingreso básico en la región, extender plazos y financiamientos a las micro y pequeñas empresas y cerrar las brechas digitales.
La secretaria ejecutiva de Cepal ha advertido de que América Latina y el Caribe se enfrentan a su peor crisis en 100 años, en un escenario caracterizado por las desigualdades, el poco espacio fiscal y el deterioro ambiental creciente.
"La crisis que sufre América Latina y el Caribe en 2020, con una caída del PIB del 9,1%, será la peor en toda su historia. A fines del 2020, el nivel de PIB per cápita sería igual al de 2010, es decir, habría un retroceso de 10 años con fuerte aumento de la desigualdad y la pobreza", ha apuntado Bárcena.
Por otro lado, la secretaria ejecutiva ha señalado como necesario refundar el multilateralismo sobre unas nuevas bases que amplíen los espacios de política y se corrija el "sesgo recesivo" de la economía internacional.