Inseguridad alimentaria latinoamericana podría provocar pandemia del hambre

22 de junio de 2020
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/

Los impactos multidimensionales de la Covid-19 en América Latina y el Caribe podrían conducir a una «pandemia de hambre» si no se abordan con urgencia.

Norha Restrepo, oficial de comunicaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para América Latina, compartió esta preocupación con IPS tras una reunión informativa de la agencia de las Naciones Unidas el martes 16 sobre el impacto del coronavirus en la región. Hasta esa fecha,  1,7 millones de personas han sido afectadas por el virus en América Latina y el Caribe, duplicando en la última semana.

Miguel Barreto, director regional del PMA, expresó su preocupación por el sector laboral informal masivo de la región, que ha sido especialmente afectado por los bloqueos, así como por los graves efectos de otros factores compuestos como la inseguridad alimentaria y el cambio climático.

«Nuestra región ya tenía problemas relacionados con las crisis económicas y climáticas, así como con la inseguridad y el desplazamiento», dijo en la sesión informativa, y agregó que entre  50 y 70 por ciento de los trabajadores en la región obtienen sus ingresos a través de empleos en el sector informal.

Eso los hace más vulnerables y la cuarentena los ha colocado en una situación de inseguridad alimentaria, al no poder trabajar debido al forzado confinamiento.

«Ahora, con las restricciones de la Covid-19 para salvar vidas, millones han perdido todo o parte de sus ingresos. Muchos no saben de dónde vendrá su próxima comida», dijo.

Restrepo se hizo eco de los argumentos de Barreto en su diálogo con IPS.

«En una situación extraordinaria como esta, cualquier otro aspecto de la sociedad definitivamente se verá afectado», dijo.

«Pero para los más vulnerables, las personas que realmente dependen de la sociedad y la economía en movimiento, el impacto sobre el hambre se vio de inmediato, y esto realmente puede empeorar. Así que definitivamente tenemos que hacer mucho más para evitar que esto se convierta en una pandemia de hambre», alertó.

Justamente, el epicentro de la pandemia se ha trasladado ahora a América Latina y ha convertido a Brasil en el tercer país del mundo en número de contagiados, solo por detrás de Estados Unidos y Rusia.

«Los países latinoamericanos se convirtieron en puntos álgidos porque las medidas de prevención y control son mucho menos efectivas que en los países industrializados», dijo a IPS el consultor de salud global César Chelala.

Ya en 2019 Chelala había alertado sobre que «la expansión de la urbanización,  los problemas ambientales y los niveles crecientes de obesidad en todas las edades», eran factores que colocaban a la región en una situación de alarma, al igual que la alta prevalencia de enfermedades no transmisibles.

Dado que el virus se propaga especialmente rápido en zonas de gran aglomeración y afecta a personas con afecciones subyacentes, la vulnerabilidad latinoamericana resulta preocupante a su juicio.

«Cualquier condición subyacente grave reduce la inmunidad de una persona y, como resultado, el impacto es mucho mayor. Es por eso que no solo las personas muy enfermas sino también las personas mayores son más propensas a contraer las formas más graves de la infección», dijo.

Coincidió que más allá de la preocupación por el  impacto directo del virus, también hay alarma por las consecuencias secundarias, como la inseguridad alimentaria.

Con una gran parte de la fuerza laboral sin trabajo durante el encierro, los pobres solo se están empobreciendo y tienen problemas para acceder a los alimentos, ya sea debido a falta de recursos  o su incapacidad para ir físicamente a una tienda, dijo Restrepo.

Como resultado, problemas como la inseguridad alimentaria han aumentado, según Restrepo, quien agregó que con la covid-19, ha habido un aumento en las personas que viven con una inseguridad alimentaria severa, de 700 000 a 1,6 millones de personas.

Además, agregó, la crisis migratoria también está afectando la situación.

La funcionaria del PMA dijo que más de cinco millones de migrantes venezolanos se encuentran en la región y son extremadamente vulnerables, ya que no son parte de ningún sistema de protección social porque no son ciudadanos.

Estos migrantes también mantienen trabajos informales y, por lo tanto, para ellos es «extraordinariamente complicado de sobrellevar», agregó.

Mientras tanto, persisten otras preocupaciones sobre las economías individuales de la región.

El médico David Alexander Walcott, fundador de NovaMed, dijo que dado que el turismo es crucial para la economía de su país, Jamaica, y el resto de las naciones caribeñas, el confinamiento  significa que las personas tienen el dilema de  ganarse la vida o mantenerse con vida.

«Una de las cuestiones urgentes que deben abordarse es cómo reabrimos nuestra economía y permitimos que prosperen los sectores tradicionales que han mantenido a flote a Jamaica»,  agregó.

Walcott se hizo una pregunta dilemática: «¿Cómo es que cambiamos la línea entre administrar nuestro número de casos y ser responsables desde una perspectiva de salud pública mientras somos responsables desde una perspectiva económica?»

Soluciones

Por su parte, Restrepo subrayó que las posibles soluciones requerirían la colaboración de todos los actores.

Además de eso, Chelala señaló el papel que puede desempeñar el sector educativo para proporcionar mensajes apropiados a los estudiantes y la población en general.

«El agua y el saneamiento accesibles, y las medidas de higiene involucradas, son importantes para controlar la propagación de la enfermedad», destacó.

Restrepo sugirió que los países se beneficiarían del crédito blando a los gobiernos por parte de las instituciones financieras internacionales. De esta manera, dijo, «los gobiernos pueden invertir el dinero en proteger y apoyar a las personas más vulnerables».

También sugirió protección social que puede ayudar a las personas a permanecer en sus hogares para que aquellos que trabajan en el sector laboral informal no tengan que salir o elegir entre la muerte o tener un ingreso para poder vivir.