¿Coronavirus provocaría riesgo de penuria alimentaria?
06 de abril de 2020
Fuente:
http://www.notimex.gob.mx/
Los directores de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu; de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, y de la Organización mundial del comercio (OMC), Roberto Azevedo, advierten riesgo de penuria alimentaria mundial por perturbaciones derivadas de la COVID-19 en el comercio internacional y las cadenas de suministro.
En un comunicado conjunto, señalan que millones de personas en todo el mundo dependen del comercio internacional para su seguridad alimentaria y sus medios de vida, por lo que conforme los países avanzan en la adopción de medidas destinadas a detener la expansión de la pandemia de la COVID-19, deben tener cuidado de reducir al mínimo las repercusiones en el suministro de alimentos o las consecuencias imprevistas en el comercio mundial y la seguridad alimentaria.
“Los países deben garantizar que ninguna medida relacionada con el comercio interrumpa la cadena de suministro de alimentos, como limitar la circulación de los trabajadores de la industria agrícola y alimentaria y aumentar los retrasos en las fronteras para los contenedores con alimentos, que darían lugar al deterioro de los productos perecederos y al aumento del desperdicio de alimentos”.
Las restricciones al comercio de alimentos también podrían estar vinculadas a preocupaciones injustificadas sobre la inocuidad alimentaria. “Si se materializa esa hipótesis, se interrumpiría la cadena de suministro de alimentos, con consecuencias para las poblaciones más vulnerables y que padecen mayor inseguridad alimentaria”, prosiguen.
Mencionan los dirigentes de los organismos multinacionales que “la incertidumbre sobre la disponibilidad de alimentos puede desencadenar una ola de restricciones a la exportación, generando escasez en el mercado mundial, lo que puede alterar el equilibrio entre la oferta y la demanda de alimentos, dando lugar a picos de precios y a su mayor volatilidad”.
Hemos aprendido de crisis anteriores que esas medidas son muy perjudiciales para los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, así como para los esfuerzos de las organizaciones humanitarias para adquirir alimentos destinados a quienes los necesitan de manera desesperada.
Urgen a impedir que se repitan esas medidas perjudiciales. “En estos momentos es cuando más se necesita la cooperación internacional. En un contexto de confinamientos provocados por la COVID-19, hay que hacer todo para asegurar que el comercio fluya tan libremente como sea permisible, especialmente para evitar la escasez de alimentos”.
También señalan la necesidad de proteger a los productores de alimentos y a los trabajadores del sector alimentario en el ámbito de la elaboración y la venta al por menor, para reducir al mínimo la propagación de la enfermedad dentro del sector y mantener las cadenas de suministro alimentario, porque los consumidores -y en especial los más vulnerables- deben seguir teniendo acceso a los alimentos dentro de sus comunidades, bajo estrictos requisitos de inocuidad.
Piden asimismo asegurar que la información delas medidas sobre el comercio, los niveles de producción, consumo y existencias de alimentos, así como los precios, esté disponible para todos en tiempo real, porque eso reduce la incertidumbre y permite a los productores, consumidores y comerciantes tomar decisiones informadas. “Sobre todo, ayuda a contener las compras de pánico y el acaparamiento de alimentos y otros artículos esenciales”.
Concluyen reiterando que "es momento de mostrar solidaridad, actuar con responsabilidad y sumarse al objetivo común de incrementar la seguridad y la inocuidad alimentarias y la nutrición y mejorar el bienestar general de la población mundial. Debemos garantizar que la respuesta al COVID-19 no cause una escasez injustificada de artículos esenciales y agrave el hambre y la malnutrición”.
Impacto negativo en la seguridad alimentaria mundial
La FAO establece que tanto las vidas como los medios de subsistencia corren peligro a causa de esta pandemia, porque se extiende rápidamente y es un problema mundial que requiere una respuesta a nivel global, y aunque se sabe que al final retrocederá, hay incertidumbre acerca de cuán rápido sucederá.
Sin embargo, también sabemos que esta situación es algo inusual, ya que afecta a elementos significativos tanto en el suministro como en la demanda de alimentos, y a menos que se adopten con rapidez medidas para proteger a los más vulnerables, mantener operativas las cadenas mundiales de suministro de alimentos y mitigar los efectos de la pandemia en todo el sistema alimentario, enfrentamos una crisis alimentaria inminente.
“Los cierres de fronteras, las cuarentenas y las interrupciones de los mercados, la cadena de suministro y el comercio, podrían limitar el acceso de las personas a fuentes de alimentos suficientes, diversas y nutritivas, en especial en los países afectados duramente por el virus o ya afectados por altos niveles de inseguridad alimentaria”, señala.
Advierte, aún así, que “no hay necesidad de alarmarse, porque a nivel mundial hay suficiente comida para todos”.
Pide el organismo dependiente de la ONU que “los responsables políticos de todo el mundo actúen con cautela para no repetir los errores de la crisis alimentaria de 2007-08, y no convertir una crisis de salud en una crisis alimentaria completamente evitable”.
Pero a medida que el virus se propaga, los casos aumentan y las medidas se endurecen, hay innumerables formas de que el sistema alimentario mundial se verá puesto a prueba y se tensará en las próximas semanas y meses.
Hasta ahora, señala, las interrupciones son mínimas ya que el suministro de alimentos ha sido adecuado y los mercados se han mantenido estables. Sin embargo, ya se ven desafíos en términos de cuellos de botella logísticos (no poder trasladar los alimentos de un punto a otro), y es probable que se produzcan menos alimentos de alto valor (frutas y verduras).
El pico, en abril y mayo
A partir de abril y mayo, la FAO espera interrupciones en las cadenas de suministro de alimentos. Por ejemplo: las restricciones de movimiento, así como el comportamiento básico de aversión de los trabajadores, pueden dificultar el trabajo de los agricultores y que las agroindustrias, que manejan la gran mayoría de los productos agrícolas, procesen alimentos.
Otros factores que podrían afectar la producción agrícola serían la escasez de fertilizantes, medicamentos veterinarios y otros insumos; la caída de la demanda de productos frescos y pesqueros, por los cierres de restaurantes y las compras de comestibles menos frecuentes, lo cual afecta a los productores y proveedores. Los pequeños agricultores son particularmente vulnerables.
Padecen hambre crónica 820 millones de personas
En cifras, la FAO estima que actualmente, unos 820 millones de personas en el mundo padecen hambre crónica, es decir, no consumen suficiente energía calórica para llevar una vida normal. De ellas, 113 millones se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria aguda, un hambre tan grave que supone una amenaza inmediata para su vida o sus medios de subsistencia y les hace depender de la ayuda externa para salir adelante. Estas personas no pueden permitirse ninguna interrupción de sus medios de vida o del acceso a los alimentos que la COVID-19 pueda conllevar.
“Las consecuencias podrían ser dramáticas si los casos proliferan en los 44 países que necesitan ayuda alimentaria externa, o en los 53 países donde viven 113 millones de personas que padecen hambre aguda y donde, en muchos casos, sus sistemas de sanidad pública pueden tener capacidad limitada.
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