En 10 años, el clima causó en la región pérdidas agrícolas por US$ 22.000 millones

04 de abril de 2018
Fuente: http://www.ambito.com/

Perdidasagro Foto: Agencias.

 

 

En 10 años, el clima causó en la región pérdidas agrícolas por US$ 22.000 millones

 

Los desastres en América Latina y el Caribe causaron pérdidas en los cultivos y el ganado por US$ 22.000 millones entre 2005 y 2015, según un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La agricultura de la región fue la tercera más golpeada por desastres en el mundo, después de la de África y Asia. La sequía fue el tipo de desastre más costoso, con daños por u$s 13.000 millones.

Las pérdidas agrícolas aumentaron considerablemente entre 2010 y 2015, con auges pronunciados en 2012 y 2014, producto de severos episodios de sequía relacionados con La Niña, que devastó las cosechas de cultivos en Argentina y Brasil en 2012 y gran parte de Centroamérica en 2014, especialmente los cultivos y ganadería en El Salvador, Guatemala y Honduras.

En términos de cultivos, los más afectados por desastres entre 2005 y 2015 fueron las leguminosas como porotos, lentejas y garbanzos, con pérdidas cercanas a los u$s 8.000 millones.

 

•Impactos a nivel global

Según el informe global publicado por la FAO, los desastres naturales costaron a los sectores agrícolas de las economías de los países en desarrollo la alarmante cifra de u$s 96.000 millones en daños a la producción agrícola y ganadera.

La mitad de estas pérdidas -por un valor de US$ 48.000 millones- ocurrió en Asia.

La sequía -que recientemente ha azotado a los agricultores en los cuatro puntos cardinales del planeta- ha sido una de las principales culpables. Hasta el 83 por ciento de todas las pérdidas económicas causadas por la sequía documentadas por el estudio de la FAO correspondieron a la agricultura, con un coste de US$ 29.000 millones.

"Los sectores agrícolas, que incluyen la producción agrícola y ganadera, así como la silvicultura, pesca y acuicultura, se enfrentan a muchos riesgos, como la volatilidad del clima y del mercado, plagas y enfermedades, fenómenos meteorológicos extremos y un número cada vez mayor de crisis y conflictos prolongados", advirtió el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.

 

•La geografía del desastre

En Asia, la región del mundo donde la agricultura ha resultado más afectada por los desastres, las inundaciones y tormentas provocaron los mayores impactos, pero los sistemas agrícolas asiáticos se vieron también muy perjudicados por terremotos, tsunamis y temperaturas extremas.

Tanto en África como en América Latina y el Caribe, la sequía es el tipo de desastre más costoso, causando pérdidas en los cultivos y el ganado de US$ 10.700 y US$ 13.000 millones en esas regiones, respectivamente, entre 2005 y 2015.

Y en todo el planeta, los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) son muy vulnerables a los desastres naturales, en particular tsunamis, terremotos, tormentas e inundaciones. Las pérdidas económicas en los PEID generadas por los desastres aumentaron de US$ 8.800 millones en el período 2000-2007 a más de US$ 14.000 millones entre 2008 y 2015, según el informe.

 

•Estrategias de prevención

Para prevenir la aparición de nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), creó su Estrategia de Gestión del Riesgo de Desastres en el Sector Agrícola y la Seguridad Alimentaria.

La estrategia cubre el periodo 2017-2030 y propone medidas integradas e inclusivas de índole económica, financiera, jurídica, social, ambiental y tecnológica para reforzar la resiliencia de los países y sus comunidades.

La estrategia también permitirá a los países abordar de manera integral las amenazas transfronterizas y trabajar de forma conjunta en espacios geográficos con características agroecológicas comunes.

Tiene cuatro prioridades: comprender el riesgo de desastres; fortalecer la gobernanza del riesgo; invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia; y mejorar la preparación para una respuesta eficaz y para una mejor recuperación, rehabilitación y reconstrucción.