Cada vez más familias centroamericanas se refugian en México

06 de julio de 2017
Fuente: https://es-us.noticias.yahoo.com/ con información de AP
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En esta foto del 27 de junio de 2017, Carlita Pérez, una salvadoreña de tres años, al centro, da las gracias junto con los hermanos hondureños Laura, a la izquierda, Ruth y Josué Funez Cruz, además de su prima Emma Karina Cruz, antes de cenar en el departamento que las dos familias comparten en Iztapalapa, Ciudad de México. En los últimos meses se ha dado un incremento de centroamericanos que buscan refugio en México, al mismo tiempo que se registra una baja en la migración hacia Estados Unidos. La Patrulla Fronteriza estadounidense ha reportado una disminución en las detenciones de inmigrantes, sobre todo de niños no acompañados y familias completas. (AP Foto/Rebecca Blackwell)

 

CIUDAD DE MÉXICO (AP).- Los pandilleros llegaron el otoño pasado en motocicleta, armados y enmascarados, hasta una casa en el norte de Honduras. Llevaron una sombría advertencia para los ocupantes: Dejen la ciudad en 24 horas, o si no...

Laura María Cruz Martínez, otra madre soltera y los nueve niños a su cargo llenaron bolsas a toda prisa con ropa y objetos personales y salieron camino de la frontera antes del amanecer, dejando su casa abandonada con los muebles y electrodomésticos aún en su lugar.

Nueve meses más tarde vuelven a estar juntas en dos apartamentos contiguos de un barrio obrero en el este de Ciudad de México. No siempre ha sido fácil adaptarse a esta megalópolis de más de 20 millones de habitantes, con su metro abarrotado y su español lleno de regionalismos, pero al menos están a salvo de las pandillas que asolan su país.

Los once consiguieron el pasado marzo estatus de refugiado y asilo en México. Eso los convierte en parte de una creciente oleada de refugiados de Honduras, El Salvador y Guatemala que se instalan allí en lugar de intentar llegar a Estados Unidos, al que muchos ven como cada vez más hostil.

La reubicación de refugiados ha crecido en México al tiempo que descendía la inmigración en Estados Unidos. Las capturas de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos han caído de forma brusca en la frontera, especialmente de menores sin acompañar y familias como la de Cruz.

Durante la presidencia de Donald Trump, las autoridades estadounidenses han intentado reforzar su control de inmigración y reducir el número de refugiados. Thomas Homan, director en funciones del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés), advirtió la semana pasada de que aquellos que entren en Estados Unidos de manera ilegal “no deben sentirse cómodos” y “deben preocuparse de que alguien los está buscando”.

“Sí creo que hay menos gente que decide poner la vista en Estados Unidos, precisamente porque se ha presentado como un país poco hospitalario”, señaló Maureen Meyer, colaboradora veterana para México de la Washington Office on Latin America, una organización centrada en los derechos humanos.

México recibió en 2015 3.424 solicitudes de estatus de refugiado, una cifra que subió a 8.794 solicitudes el año pasado. Las peticiones ya han superado ese ritmo en lo que va de año, con 5.464 solo entre enero y mayo.

Casi todos los aspirantes llegan del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, donde las pandillas son en buena parte libres para aterrorizar a la población y las tasas de asesinato están entre las más altas del mundo fuera de las zonas de guerra abierta. La oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que México podría recibir 20.000 peticiones para final de año.

“Estamos hablando de enteras familias, de enteras generaciones hasta 12 ó 15, 17 miembros que llegan a la frontera sur de México”, indicó Francesca Fontanini, portavoz regional de ACNUR. “Obviamente, la respuesta humanitaria tiene que aumentar ante esta avalancha de gente”.

Belize, Costa Rica y Panamá también registraron un aumento a más de 4.300 solicitudes de asilo el año pasado de personas que huían de El Salvador, Honduras y Guatemala.

Cruz, de 40 años, dijo que la amenaza contra su hogar llegó apenas tres horas después de que reportara a la policía que los pandilleros estaban acosando a su sobrina de 16 años en Chamelecon, un suburbio de San Pedro Sula, que está entre las cinco ciudades más peligrosas del mundo. La última gota llegó cuando un líder pandillero dijo a la chica que iba a ser su novia tanto si quería como si no.

“Nosotros teníamos una idea que nosotros queríamos estar largo por la amenaza que nosotros tuvimos”, dijo Cruz Martínez. De modo que a las cinco de la madrugada del 7 de octubre, con ayuda de un dinero reunido por su pastor, subieron a un autobús a Guatemala. Cruzar México y tratar de llegar a Estados Unidos, arriesgándose a la deportación durante todo el camino, parecía innecesariamente arriesgado.