DeLaurentis es jefe de la misión diplomática estadounidense en La Habana desde agosto de 2014 y tiene una "amplia experiencia en Cuba y América Latina", así como en las Naciones Unidas. "No hay ningún servidor público más adecuado para mejorar nuestra capacidad de comprometernos con el pueblo cubano y promover los intereses de Estados Unidos en Cuba que Jeff", aseveró el mandatario tras enviar su nombramiento al Senado estadounidense, que deberá confirmarlo.
Obama resumió las líneas de actuación en las que ya está trabajando el diplomático: "en temas que hacen avanzar los intereses nacionales de Estados Unidos, como la aplicación de la ley, la lucha contra las drogas, la protección del medioambiente, la lucha contra la trata de personas, la ampliación de las oportunidades comerciales y agrícolas, y la cooperación en la ciencia y la salud". El mandatario insistió en que el diplomático se ha involucrado con el pueblo cubano, y ha expresado y defendido los valores estadounidenses para defender los derechos humanos en la isla.
"El nombramiento de un embajador es un paso de sentido común hacia una relación más normal y productiva entre nuestros dos países", defendió Obama, cuya política con Cuba cuenta con importante oposición en las filas del Partido Republicano, sobre todo por parte de congresistas de origen cubano. "Incluso cuando sabemos que vamos a seguir teniendo diferencias con el gobierno cubano", concedió. Obama toma la decisión a menos de cuatro meses de dejar la presidencia en manos de ganador de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre en Estados Unidos, que será su ex secretaria de Estado Hillary Clinton o el republicano Donald Trump.