Con el descenso en los precios del crudo desde casi US$110 a mediados del 2014 a US$50 por barril actualmente, muchos esperaban un impulso único al crecimiento global en momentos en que las familias y los negocios gastan menos en combustible, lo que les da espacio para consumir más en otras áreas.
Pero los aspectos positivos hasta ahora han sido limitados mientras que el impacto en los exportadores netos de crudo ha sido severo, acompañado de efectos negativos a otras economías emergentes, dijo el BCE en un artículo.
"Tomando el ejemplo de Estados Unidos como uno de los mayores importadores netos de petróleo, los beneficios para el consumo que genera la baja del crudo han sido menores de lo esperado inicialmente y ampliamente contrarrestados por fuertes caídas en la inversión relacionada a la energía", agregó el BCE.
Las caídas iniciales en el precio del crudo fueron impulsadas por un exceso de suministros, algo que normalmente daría impulso al crecimiento global, pero la débil demanda también ha contribuido, más recientemente la presión en la economía global, dijo el BCE.
"Asumiendo eso, por ejemplo, un 60% de la caída en el precio del petróleo desde mediados del 2014 ha sido impulsada por los suministros y el porcentaje restante alentado por la demanda, los modelos sugieren que el impacto combinado de estos dos factores en la actividad mundial sería cercano a cero, o incluso levemente negativo", agregó el BCE.
El consumo no logró beneficiarse a medida que las familias aumentaron sus ahorros y muchos no esperaban que la caída persistiera por lo que no ajustaron sus patrones de gasto.
Pero en el caso de los exportadores, el impacto fue inesperadamente fuerte dado que los precios del crudo cayeron por debajo de niveles de equilibrio, dando como resultado un significativo declive en el PIB.