En un informe presentado en Santiago, el BID remarcó que Latinoamérica tiene una tasa de ahorro inferior al 20% del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, entre 10 y 15 puntos porcentuales menos que los países de Asia emergente.
"Es urgente promover más y mejor ahorro para resolver problemas acuciantes, entre ellos: bajo crecimiento, escasa inversión y la necesidad creciente de cuidar de una población que envejece", dijo el BID en su informe "Desarrollo en las Américas 2016".
El organismo enfatizó que el gasto público es demasiado elevado en subsidios y muy bajo en inversiones de capital, por consiguiente hay áreas clave en las que los gobiernos podrían ahorrar más y ser más eficientes en el uso de sus recursos.
"La asistencia social, gastos tributarios (exenciones fiscales) y subsidios energéticos sufren 'filtraciones' más prominentes, entendiendo por esto que acaban beneficiando más a los ricos que a los pobres", dijo el informe.
El BID calculó en unos US$100.000 millones al año los ahorros potenciales si los gobiernos fueran más eficientes en su gasto público. Explicó que por cada punto porcentual adicional de ahorro, la inversión interna crecería en casi 0,4 puntos porcentuales o unos US$20.000 millones.
En tanto, destacó que sólo las ineficiencias en salud y educación representan unos US$50.000 millones en potenciales desahorros anuales, lo cual se agrava con una evasión estimada del 52% en la recaudación potencial en América Latina.
Escasas opciones. El problema, para el organismo multilateral, es que en América Latina y El Caribe los mercados financieros no están los suficientemente desarrollados como para ofrecer instrumentos de inversión que canalicen el ahorro público y privado a largo plazo hacia sectores como la infraestructura.
La región debería aumentar la inversión en infraestructura en entre 2 y 4 puntos porcentuales del PIB anual (entre US$100.000 millones y US$200.000 millones) durante décadas. Pero el bajo nivel de ahorro restringe el financiamiento necesario, argumentó.
"Si la inversión está bien planificada y ejecutada, los retornos a la inversión en infraestructura son muy altos y permiten potenciar la inversión privada en la economía", afirmó.
El BID resaltó que no se puede hablar de ahorro en América Latina sin referirse a las jubilaciones y, en este punto, las alternativas de los gobiernos son "verdaderamente pobres".
La opción es extraer mayores recursos de una población en edad de trabajar -cada vez menos numerosa- a través de impuestos más altos, o enfrentarse al dilema moral de condenar a una amplia parte de la población de edad avanzada a vivir en la pobreza.
Bajo ese panorama, el estudio resaltó que el debate en la región debe dirigirse al hecho de que actualmente menos de la mitad de la población aporta a algún sistema previsional y no perder tiempo en discutir sobre si los sistemas de pensiones deben ser de capitalización o de reparto.
"La población está envejeciendo rápidamente, y si no se actúa ahora, no se dispondrá de los recursos para atender las necesidades crecientes. Dado que el envejecimiento de la región es inevitable, ahorrar ahora es un antídoto para la crisis que se avecina", dijo la entidad.