CEPAL: Persiste brecha salarial de género en Latinoamérica
08 de marzo de 2016
Fuente:
CEPAL
Si se comparan los años de estudio, ellas pueden ganar hasta 25,6 por ciento menos que sus pares masculinos en similares condiciones en América Latina y el Caribe, según datos divulgados hoy por la CEPAL.
(8 de marzo, 2016) Las brechas salariales de género persisten como obstáculo para la autonomía económica de las mujeres y la superación de la pobreza y la desigualdad en la región, alertó este martes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
A pesar de que la brecha salarial entre mujeres y hombres se redujo 12,1 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, las mujeres reciben en promedio solo 83,9 unidades monetarias por cada 100 unidades monetarias percibidas por los hombres, de acuerdo con datos divulgados hoy por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL. Si se comparan las remuneraciones recibidas por ambos sexos según años de estudio, se observa que ellas pueden ganar hasta 25,6 por ciento menos que sus pares masculinos en similares condiciones, subrayó el organismo regional.
A partir de la información recopilada en las encuestas de hogares, la CEPAL analizó el salario medio de mujeres y hombres asalariados urbanos de 20 a 49 años que trabajan 35 horas y más por semana en 18 países de la región (promedio ponderado). Los comparó según años de escolaridad y observó su evolución entre 1990 y 2014, constatando la persistencia de importantes diferencias dependiendo del nivel educacional de las personas empleadas.
En el grupo de mujeres con menor nivel educativo (0 a 5 años de instrucción) se observó la mayor disminución de la brecha (19,7 puntos porcentuales): las mujeres pasaron de recibir 58,2 por ciento del sueldo de los hombres a 77,9 por ciento. Esto se debe, según la CEPAL, a dos factores: a la regulación y formalización del trabajo doméstico remunerado, ya que los países han establecido montos salariales mínimos por hora y tiempos máximos de las jornadas de trabajo; y al aumento de los salarios mínimos que rigen para toda la población y su utilización en algunos países para nivelar hacia arriba los ingresos de las personas ocupadas sin calificación.
La brecha salarial más alta se presenta en la población de mayor nivel educativo (13 años y más de instrucción). Si bien esta disminuyó 9,3 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, los hombres de este grupo todavía ganan 25,6 por ciento más que las mujeres. De acuerdo con la CEPAL, la incorporación de mujeres a áreas como ciencia y tecnología, a industrias como la de las telecomunicaciones y a empresas de gran tamaño, puede estar contribuyendo positivamente, aunque todavía sin generar plena igualdad. Esto significa que la inversión en educación y capacitación profesional de las mujeres no las acerca de forma lineal a los ingresos de los hombres con la misma formación, resaltó la CEPAL.
En los niveles intermedios de educación no se modificaron sustancialmente los valores. Las mujeres con 6 a 9 años de instrucción pasaron de ganar 70 por ciento del salario de los hombres en 1990 a 75,3 por ciento en 2014 (una reducción de 5,3 de la brecha) y aquellas con 10 a 12 años de instrucción escalaron de 67,6 por ciento a 74,5 por ciento (una caída de 6,9 por ciento en la brecha salarial).
“Recibir el mismo salario que los hombres en igualdad de condiciones es un derecho de las mujeres. Es un requisito ineludible para que ellas logren su autonomía económica y para avanzar en la igualdad de género”, afirmó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en el contexto del Día Internacional de la Mujer, cuyo tema de este año es “Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género”. “Nada sobre nosotras sin nosotras”, enfatizó Bárcena.
Para la eliminación de la brecha salarial, la CEPAL plantea promover espacios para la negociación colectiva y la participación activa de las trabajadoras en los procesos donde se discuten estos temas; mejorar los salarios mínimos, ya que estos fomentan la igualdad especialmente en los sectores con peores remuneraciones; implementar políticas que permitan mayor corresponsabilidad en labores de cuidado de personas dependientes (por ejemplo, licencias por paternidad); y asegurar iguales oportunidades de capacitación, ascensos, horas extras y otros compromisos laborales que mejoran la masa salarial.