Etanol de segunda generación: mucha capacidad y poca producción mundial
01 de marzo de 2016
Fuente:
Energías renovables.com
No parecen haber evolucionado mucho las cosas desde que en 2014 la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, en sus siglas en inglés) publicó la segunda revisión del estado mundial del mercado de los biocarburantes en cuanto a su repercusión en los países en desarrollo. Un nuevo informe confirma “la realidad comercial” de los más avanzados, pero circunscribe los posibles avances en África y Latinoamérica a “progresos en la cogeneración de electricidad a partir de la quema de bagazo y las estufas de biomasa”. Centrado principalmente en el etanol celulósico, el estudio recalca la primacía de Estados Unidos y que, en general, “la producción real es mucho menor que la capacidad nominal”.
El presente informe de la UNCTAD tiene claro desde su título su vinculación con los biocarburantes avanzados: Second-generation biofuel markets: State of play, trade and developing country perspectives. Una de sus conclusiones es que “aunque las plantas de producción se han ampliado en los tres últimos años, los datos sugieren que la producción real es mucho menor que la capacidad nominal”. Altos costos de las materias primas y de los procesamientos, deficiencias de los marcos normativos, prevención de riesgos y límites a las mezclas con combustibles fósiles se citan como factores distorsionadores.
No obstante, el principal mensaje que se lanza desde la UNCTAD es que “los biocombustibles avanzados se han convertido en una realidad comercial”. La capacidad instalada de etanol de celulosa se la reparten Estados Unidos (34%), China (24%), Canadá (21%), Brasil (9%) y la Unión Europea (9%). Todo ello supone una capacidad de producción mundial de 1.442 millones de litros anuales. Pocos datos se ofrecen del biodiésel avanzado, más allá de unas cifras muy estimativas que cifran en 21 millones de litros la capacidad de producción.
Segunda generación: etanol de Norteamérica y China
El trabajo del organismo de Naciones Unidas señala que esta “realidad comercial” se produce “en el contexto de las tecnologías avanzadas, las presiones económicas y la voluntad política de actuar contra el cambio climático”. Sin embargo, el negocio del etanol avanzado se reparte básicamente entre Norteamérica y China y auguran que tanto la UE como Estados Unidos aumentarán sus importaciones.
Hay un reconocimiento expreso de que “en 2015 no hubo proyectos en el continente africano y en América Latina (excepto en Brasil)”, y donde se han logrado progresos es en la cogeneración de electricidad a partir de la quema de bagazo y las estufas de biomasa. Se expresa igualmente que los proyectos con etanol varían sustancialmente en tecnologías y materias primas empleadas según países y ubicaciones. Entre las materias primas citan el rastrojo de maíz, el bagazo de la caña de azúcar, los residuos sólidos municipales y los residuos forestales.
Cinco sugerencias para el desarrollo responsable de los avanzados:
Como en el informe de 2014, la UNCTAD expone “cinco sugerencias para el desarrollo responsable de la industria de los biocarburantes de segunda generación”. El primero es crear marcos normativos adaptados a las circunstancias nacionales, “que no se centren necesariamente en el tipo de suministro, sino en la demanda local existente”. En segundo lugar piden “promover la cooperación entre las organizaciones nacionales y las empresas extranjeras en proyectos conjuntos por medio de acuerdos de inversión con el fin de facilitar la transferencia de tecnología”.
En una consideración más global solicitan que se tengan en cuenta “los aspectos más amplios de los sectores de la bioeconomía, incluidos los biomateriales, de manera que se evite el encasillamiento de las vías de desarrollo industrial en sectores o tecnologías específicos”. La cuarta sugerencia es que se incorporen a los avanzados las enseñanzas extraídas de los criterios de sostenibilidad aplicados a los biocombustibles de primera generación. Por último se pide promover continuamente el diálogo técnico entre las diferentes regiones productoras para asegurar normas compatibles para las materias primas y promover el comercio de biocombustibles avanzados.