Un año (más) de crecimiento mediocre: América Latina y el Caribe en 2015
22 de enero de 2015
Fuente:
Tomado de la Web del FMI
Washington, 22 de enero de 2015.- El comienzo de un nuevo año típicamente trae una nueva dosis de optimismo. Sin embargo, hoy lo que se siente en gran parte de América Latina y el Caribe es inquietud, ya que el 2015 comenzó con una nueva reducción de las expectativas de crecimiento. Ahora se prevé que la región crecerá apenas 1¼% este año, aproximadamente la misma baja tasa que en 2014 y casi 1 punto porcentual por debajo de nuestro pronóstico anterior. El desafiante contexto externo representa un lastre importante para muchos países. Pero no es demasiado tarde para hacer una lista de buenos propósitos para el año nuevo con el objetivo de abordar las debilidades internas y mejorar las perspectivas de crecimiento.
Ganadores y perdedores de la caída de los precios del petróleo
Los precios de las materias primas han seguido bajando debido al debilitamiento inesperado de la demanda en varias de las principales economías, entre ellas, China. El caso más notorio últimamente ha sido el del petróleo, en el cual el crecimiento de la oferta también ha desempeñado un papel importante en la disminución de los precios.
En este contexto, hemos vuelto a revisar a la baja nuestro pronóstico para el crecimiento mundial, que se ubica ahora en apenas el 3½% para 2015. Las perspectivas de crecimiento en Estados Unidos han mejorado, pero la debilidad en la zona del euro, China y Japón está afectando la actividad mundial.
En términos generales se prevé que la caída de los precios del petróleo sea neutral para América Latina y el Caribe en su conjunto, pero los efectos a nivel de países individuales son muy diferentes.
- La economía de Venezuela será la más afectada, y la proyección actual es de una caída en el nivel de actividad de 7% en 2015. De hecho, cada disminución de US$10 de los precios del petróleo acarrea un deterioro de la balanza comercial de Venezuela del orden de 3½% del PIB, un impacto muchísimo mayor que para cualquier otro país de la región. La pérdida de ingresos de exportación agudiza los problemas fiscales y la recesión económica.
- En un menor grado, la caída de los precios del petróleo también afecta las perspectivas de crecimiento de Bolivia, Colombia y Ecuador. Los balances fiscales sufrirán por la caída de los ingresos del petróleo en estos tres países, pero las posiciones iniciales son lo suficientemente sólidas como para hacer frente al impacto. México, a su vez, cuenta con cobertura financiera para proteger sus ingresos del petróleo en 2015. Además, el sector del petróleo desempeña un papel relativamente modesto en su economía, de manera que el impacto global es limitado.
- En términos generales, el resto de la región se debería beneficiar de la caída de los precios del petróleo. Los principales beneficiarios son los países con onerosas importaciones de petróleo, como en América Central y el Caribe. Pero es necesario introducir una nota de cautela, ya que varios de estos países se han estado beneficiando hasta ahora de las entregas de petróleo subvencionadas por Venezuela en el marco del acuerdo Petrocaribe. Dadas las crecientes tensiones económicas en este país, su apoyo al programa Petrocaribe ha comenzado a reducirse. Para la mayoría de los países beneficiarios, la caída del precio de mercado del petróleo debería más que compensar la pérdida potencial de financiamiento en términos favorables proveniente de Venezuela, pero en algunos países el sector público podría enfrentar presiones de flujo de caja de corto plazo.
A más largo plazo, una persistente debilidad de los precios del petróleo también podría limitar el potencial asociado al desarrollo de los recursos de hidrocarburos aún sin explotar de algunos países como Argentina, Brasil y México.
Perspectivas más débiles en América del Sur
Aunque, en general, la caída de los precios del petróleo no afecta demasiado las perspectivas regionales a corto plazo, la historia no termina aquí. América del Sur, en particular, se enfrenta a fuertes vientos en contra derivados del crecimiento mundial aún mediocre y la continua caída de los precios de los metales y las materias primas agrícolas. Al mismo tiempo, se beneficia poco de la recuperación más vigorosa en Estados Unidos. Como consecuencia, ahora se proyecta que las exportaciones crezcan solo 1% en promedio este año.
- Los desafíos económicos a los que se enfrenta América del Sur son incluso más evidentes en el caso de la inversión, que se ha desacelerado cada año desde 2010 y ahora se proyecta que se contraiga en 2015. Más allá del impacto derivado del deterioro del contexto externo, varios factores internos están afectando la inversión:
- Un buen ejemplo es Brasil, donde la confianza del sector privado se ha mantenido obstinadamente débil incluso después de que se disipara la incertidumbre relacionada con las elecciones. La actividad económica se mantiene anémica, y ahora se proyecta un crecimiento del producto de solamente 0,3% este año. Por el lado positivo, el renovado compromiso de las autoridades de contener el déficit fiscal y reducir la inflación debería ayudar a apuntalar la confianza en el marco de política macroeconómica de Brasil.
- En comparación, las expectativas de crecimiento en el caso de Chile y Perú son más favorables, pero también se han revisado a la baja desde octubre. En Chile, la incertidumbre en torno al impacto de las reformas de política parece estar afectando la inversión. En el caso de Perú, la debilidad de las exportaciones y la inversión ha provocado una fuerte desaceleración de la actividad económica recientemente, pero se prevé que las medidas concertadas de política económica y el desarrollo de nuevos proyectos en el sector de la minería favorezcan un repunte significativo de la actividad este año.
A pesar de la moderación de las presiones cambiarias y de un crecimiento más vigoroso de lo previsto en 2014, Argentina continúa haciendo frente a importantes desequilibrios macroeconómicos. Según nuestras previsiones, la economía se contraerá en 2015.
Mejores condiciones en el Norte
En el caso de México, en cambio, proyectamos un crecimiento del 3,2% este año —un pronóstico sólido, aunque inferior a lo previsto anteriormente, dado que la persistente debilidad de la demanda interna neutraliza los efectos positivos del crecimiento más vigoroso en Estados Unidos.
Por el lado positivo, las perspectivas para América Central han mejorado como consecuencia de la caída de los precios del petróleo y la sólida recuperación en Estados Unidos. Las remesas crecieron un 9% (interanual) en los tres primeros trimestres de 2014 y, junto con el mayor dinamismo de las exportaciones, seguirán respaldando la actividad interna. Análogamente, las economías del Caribe que dependen del turismo han comenzado a observar la tan esperada recuperación del arribo de turistas.
Con respecto a las políticas
La caída de los precios del petróleo mitigará las vulnerabilidades externas y fiscales en algunos países. También brinda una excelente oportunidad para eliminar gradualmente los costosos y mal focalizados subsidios a la energía que son tan comunes en la región.
En gran parte de América del Sur, a su vez, el debilitamiento general de los precios de las materias primas ha aumentado los déficits en cuenta corriente. Los tipos de cambio flexibles pueden ayudar a amortiguar este shock externo. Sin embargo, la política fiscal también deberá adaptarse a la nueva realidad de que los pronósticos anteriores con respecto a los ingresos derivados de las materias primas y el crecimiento del producto ya no son realistas.
Más allá de estos ajustes, las difíciles perspectivas actuales subrayan la urgente necesidad de aplicar las reformas del lado de la oferta señaladas en nuestros recientes informes sobre las Perspectivas económicas regionales. Para mejorar las perspectivas de crecimiento y avanzar en la reducción de la pobreza en un contexto externo más difícil será necesario redoblar los esfuerzos destinados a mejorar el clima empresarial, elevar la productividad, y aumentar el ahorro y la inversión. Todavía estamos a tiempo de hacer una lista de buenos propósitos para el año nuevo.