La Cooperación Sur-Sur y su aporte al desarrollo de capacidades en la visión de México
28 de agosto de 2014
Fuente:
Tomado de la Web de la AMEXCID<p/>
Por Juan Manuel Valle Pereña, Director de la AMEXCID
Ciudad de México, 28 de agosto de 2014.- En los últimos cincuenta años la dinámica y arquitectura de la cooperación internacional para el desarrollo (CID) ha cambiado drásticamente. Han aparecido nuevos e importantes centros económicos que apuntalan los esfuerzos internacionales para el desarrollo, han surgido nuevos actores para la cooperación y se han transformado las formas en las que se lleva a cabo la cooperación y la asistencia al desarrollo, al mismo tiempo que han ido cambiado los retos al desarrollo y se ha intensificado la necesidad de encontrar soluciones comunes ante retos similares.
En relación con los nuevos actores de la cooperación, es indudable la importancia de los cooperantes del sur que comenzaron a tomar mayor fuerza a partir de la década de los setenta. Hoy en día es incuestionable que la Cooperación Sur-Sur está creciendo, tanto en volumen como en alcance, y que está ampliando sus modalidades y rangos de acción. Los cooperantes del sur se han convertido en actores fundamentales de la agenda global de desarrollo.
La relevancia que los cooperantes del sur han tomado es natural dadas las fortalezas de este tipo de cooperación, particularmente que ésta está basada en principios como la solidaridad, la no interferencia y el beneficio mutuo de los pueblos. La posibilidad que brinda la Cooperación Sur-Sur de intercambiar conocimiento y experiencias y construir un aprendizaje conjunto la hacen una herramienta muy útil para identificar demandas y necesidades de desarrollo en el mundo.
México, como país de renta media, es un cooperante del sur que como muchos otros también es receptor de cooperación. El nivel de desarrollo socioeconómico de México nos ha puesto en posición de escalar los esfuerzos de nuestra cooperación y compartir las experiencias exitosas de desarrollo que hemos logrado acumular en nuestra historia reciente. México cuenta con una amplia gama de experiencias en áreas muy diversas que van desde la prevención y atención de desastres naturales, el diseño e implementación de programas sociales, la evaluación de políticas sociales y la medición multidimensional de la pobreza, y la construcción y fortalecimiento de instituciones responsables de garantizar la democracia y la transparencia, entre otras.
Hemos compartido estas experiencias con países que se han acercado a México solicitando nuestro apoyo y con otros en donde conjuntamente hemos identificado estas demandas. Creemos firmemente que a través del intercambio de conocimiento y la cooperación técnica y científica, que son las modalidades más utilizadas por los cooperantes del sur, se pueden construir capacidades en los países receptores que sirven de base para cimentar un desarrollo perdurable. Gracias a la cercanía histórica y cultural entre los socios del sur, la apropiación de los proyectos de cooperación es mayor y por lo tanto su persistencia en el tiempo.
Como actor con responsabilidad global, México tiene el compromiso y la responsabilidad de aumentar el volumen y la eficacia de su cooperación internacional, institucionalizando sus mecanismos de cooperación, priorizándola de acuerdo a sus propias capacidades e incursionando en esquemas innovadores. Consideramos que una manera de tener mayor impacto es transitando de una cartera de proyectos bilaterales de menor escala a proyectos regionales de mayor envergadura.
Uno de los esquemas de nuestra cooperación que ha probado ser innovador y eficaz es el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica en el que participan, además de México, todos los países de Centroamérica, República Dominicana y Colombia. Éste es un espacio político de alto nivel que articula esfuerzos de cooperación, desarrollo e integración con una región con la que compartimos historia y retos. Dentro de este mecanismo, los países definen en conjunto los proyectos y acciones a emprender, promoviendo la creación de bienes públicos regionales que permitan encontrar soluciones comunes a problemas compartidos tanto económicos como sociales. Esta iniciativa tiene como beneficiarios a los más de 210 millones de personas, a través de proyectos en áreas como carreteras, telecomunicaciones, energía, facilitación comercial, salud, prevención y atención de desastres naturales, vivienda y medio ambiente.
Siguiendo la experiencia y lecciones aprendidas del proyecto Mesoamérica, en la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo trabajamos para diseñar otros proyectos regionales tanto en América Latina y el Caribe como en otras regiones del mundo, promoviendo asociaciones incluyentes, para llevar las capacidades mexicanas a otros países, con el fin de generar un desarrollo mutuamente benéfico.
Como lo señaló el Presidente Peña Nieto durante la primera reunión de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo, en la era de la globalización, el desarrollo de una nación, contribuye al desarrollo de toda la humanidad.