TLC de Costa Rica y Panamá con AELC casi entra en vigor

18 de agosto de 2014
Fuente: Publicado por EstrategiayNegocios.net, Honduras
Tegucigalpa, 18 de agosto de 2014.- El 29 de agosto de 2014 entran en vigor los tratados de libre comercio (TLC) que los miembros de la AELC (Asociación Europea de Libre Comercio, compuesta por Suiza, Islandia, Liechtenstein y Noruega) han negociado con dos de las economías más pujantes de Centroamérica. Se trata de los dos principales socios comerciales de Suiza en la región.

Suiza, Costa Rica y Panamá tienen más de un rasgo en común: son países pequeños, con poblaciones de un solo dígito, gozan de estabilidad política y poseen economías con una sólida vocación en materia de servicios y turismo.

La Confederación Helvética confía en que el tratado de libre comercio con estas dos economías en desarrollo le aporte múltiples beneficios.

“Mejorará el acceso de los bienes, los servicios y las inversiones suizas a estos dos mercados, especialmente interesantes por su gran dinamismo; se facilitarán los intercambios comerciales; se abrirá el acceso a los mercados públicos; se reforzará la propiedad intelectual, y se dotará de certidumbre jurídica a todas las transacciones económicas bilaterales”, resume para swissinfo.ch Marie Avet, portavoz de la Secretaría de Estado de Economía (Seco).

Para Panamá y Costa Rica, los acuerdos que Suiza negoció junto con sus otros tres socios de la Asociación Europea de Libre Comercio (ALEC, o EFTA, por sus siglas en inglés) –Islandia, Noruega y Liechtenstein– significará abrir la puerta a un selecto mercado cuyo PIB por habitante promedia los US$60.000 anuales. Un dato que supera los de la mayoría de los países desarrollados.

Suiza necesita diversificarse

“Suiza no es parte de una gran agrupación como la Unión Europea, por lo tanto, su economía depende de las importaciones y las exportaciones. Son uno de nuestros pilares económicos. Necesitamos tratados que diversifiquen y dinamicen los intercambios económicos y comerciales que tenemos”, expresó Ueli Maurer, presidente de Suiza el año pasado, tras la firma de los TLC con Costa Rica y Panamá en el verano de 2013.

Entonces destacó que fortalecer los lazos comerciales con Panamá y Costa Rica concedería a Suiza “ventajas competitivas frente a estos países, que son además sus dos principales socios comerciales en Centroamérica”.

Suiza sabe, a partir de su experiencia de las últimas décadas, que su comercio siempre es más rentable con los países con los que tiene un TLC. “Si miramos las estadísticas de las exportaciones helvéticas, veremos que el comercio con los países socios de la EFTA muestra tasas de crecimiento mucho más altas que el intercambio con otros Estados.

La actividad comercial de Suiza con el mundo aumentó un 5,7% anual entre 1998 y 2008. Sin embargo, la tasa de crecimiento fue del 10% anual con los países con los que tiene acuerdos comerciales y esperamos que esto suceda con Costa Rica y Panamá”, afirma Marie Avet.

Farmacéuticos para Panamá

“De acuerdo con la Administración Federal de Aduanas (AFA), las exportaciones helvéticas a Panamá alcanzaron los 296,4 millones de francos en 2013, mientras las importaciones a este país totalizaron 98,9 millones”, precisa la portavoz de Seco.

“Dichas exportaciones consisten preponderantemente en productos farmacéuticos, que representan el 34,5% del total. La suma de las ventas de instrumentos de precisión, relojes y joyería constituyen otro 32,8%. El resto de las ventas se componen por maquinaria, electrónica, metales y piedras preciosas”.

En contrapartida, “Suiza importa, sobre todo, piedras y metales preciosos de Panamá (66,6%), así como productos agrícolas (10%); arte, antigüedades y joyería representan el resto del consumo”, añade.

El Gobierno de Panamá, en voz del ministro de Comercio, Ricardo Quijano, consideró que “este TLC, junto con el que se negoció con la Unión Europea, cierra un círculo de trato preferencial con Europa que potencia las relaciones comerciales con socios de gran envergadura”.

Costa Rica: frutos exóticos

Las exportaciones suizas destinadas a Costa Rica son más modestas. Sumaron 78,2 millones de francos en 2013, según Seco, mientras las importaciones totalizaron 103,5 millones.

Estas cifras convierten a Costa Rica en uno de los pocos países a los que Suiza compra más de lo que les vende.

El país alpino “exporta fundamentalmente productos farmacéuticos (55,6%); instrumental médico (13,4%); maquinaria y electrónica (8,7%); relojes (8,2%) y piedras y metales preciosos (4,1%), entre otros. De Costa Rica importa, sobre todo, productos agrícolas (79,3%) e instrumental médico (14,6%)”, detalla Marie Avet.

En San José, la puesta en marcha de un acuerdo comercial con Suiza y el resto de los miembros de la EFTA también es recibida con beneplácito. Para la ministra de Comercio Exterior, Anabel González, constituye una oportunidad de “diversificar la oferta exportable y de fomentar la llegada de inversión extranjera directa, y consolidar nuestra presencia en países estratégicos de Europa”.

Los bemoles del acuerdo

Sin embargo, los acuerdos comerciales negociados con los dos países centroamericanos están incompletos en materia laboral y medioambiental, según el sindicato Travail.Suisse, que representa los intereses de trabajadores de más de una docena de ramas productivas.

Su responsable de política fiscal, Denis Torche, explica a swissinfo.ch que de los 28 tratados de libre comercio que Suiza tiene actualmente (firmados y en proceso de ratificación o en vigor), solo unos cuantos incluyen disposiciones completamente satisfactorias respecto a normas laborales y medioambientales.

“Es importante que en las disposiciones que conciernen a los derechos de los trabajadores y las normas ambientales también se incluya la solución de diferencias. Los TLC con Costa Rica y Panamá establecen que ninguna de las partes puede recurrir a la solución de diferencia en estos dos temas, con lo que parece que el trabajo y el medioambiente tienen menos valor que el comercio”, afirma.

Marie Avet explica que la razón de esta exclusión es que el tema medioambiental se rige a partir de acuerdos multilaterales y el laboral, a partir de estándares contemplados en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo. Y en ambos casos, dice, existen mecanismos propios de supervisión que permiten dirimir diferencias.

“Creemos firmemente en que la interpretación de estos estándares debe mantenerse bajo la competencia exclusiva de las organizaciones especializadas. Establecer interpretaciones paralelas a través de los TLC podría afectar lo ya acordado”, puntualiza.