SELA presenta Informe sobre el Proceso de Integración Regional 2010-2011, en el marco de la XXXVII Reunión del Consejo Latinoamericano

13 de octubre al 12 de noviembre de 2011

Caracas, 13 de octubre de 2011.- La Secretaría Permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) presentará durante la XXXVII Reunión Ordinaria del Consejo Latinoamericano el “Informe sobre el Proceso de Integración Regional 2010-2011”, donde se expone un detallado análisis sobre las condiciones actuales del proceso de integración de América Latina y el Caribe inserto en el escenario de la crisis económica y financiera global iniciada en el año 2008.

 

En este informe -de alcance regional- se describen las tendencias generales de la economía global con énfasis en la recuperación iniciada en el tercer trimestre de 2009 y de cómo dicha recuperación empezó a tambalearse a partir del segundo trimestre de 2011 debido a las secuelas de la crisis de 2008-2009 en las economías más ricas. Esto se ha expresado en la revisión a la baja de los indicadores de crecimiento de Estados Unidos y los agudos problemas de la deuda soberana en Europa, sin dejar de lado los efectos derivados de los desastres naturales como el terremoto -y el posterior tsunami- que azotó Japón y su economía.

 

Igualmente en este trabajo, el SELA reconoce la capacidad observada en las economías de la región para minimizar los efectos catastróficos de la crisis financiera. Prueba tangible de este desempeño es que en 2010 el Producto Interno Bruto de América Latina y el Caribe creció casi 6%, si bien con fuertes diferencias por países, y se estima un aumento de la actividad económica de 4,7% para este año por parte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). No obstante, se reconoce que tal crecimiento estimado para el 2011 -revisado a la baja- toma en cuenta los estragos externos -con variada intensidad según los países- sobre las economías de la región.

 

En el documento del SELA se destaca el importante papel desempeñado por el comercio Sur-Sur, el cual fungió de catalizador comercial a nivel mundial para el proceso de recuperación económica del año 2010, dentro del cual sobresale el peso de las importaciones de China, que crecieron más del 22%, y que fueron cruciales para el desempeño de los países exportadores de materias primas, incluidos los de América Latina y el Caribe.

 

Sin embargo, según detalla el informe, organismos e instituciones a nivel mundial alertan sobre el impacto del comportamiento de los mercados y actores financieros que intervienen en operaciones ligadas a las materias primas, un fenómeno que ha sido denominado “financiarización de las transacciones de los productos básicos”, que demuestra el vínculo entre el fuerte incremento y volatilidad de los precios de estos bienes genéricos con actividades de especulación financiera en mercados futuros que, a su vez, gravitan en otros mercados financieros.

 

El análisis del SELA reconoce que en el actual escenario de bajo crecimiento de las economías industrializadas, las fuentes extra-regionales de crecimiento deben ser reemplazadas por fuentes internas a la región. Para ello, debería utilizarse el poder de compra de grandes empresas locales, que mediante prácticas eficientes de integración productiva y buscando la complementación productiva entre los países, aprovecharían las capacidades existentes, transfiriendo conocimiento y experiencias, y reduciendo las asimetrías entre los países de nuestra región.

 

A partir de lo anterior, el SELA señala que la reflexión acerca de la agenda de comercio para el desarrollo en América Latina y el Caribe debe partir de los patrones de especialización e inserción comercial de los diferentes países para fundamentar una estrategia de largo plazo que permita a cada nación transitar hacia un desarrollo que sea sostenible económica y socialmente.

 

La integración en la economía mundial es fuente de oportunidades, pero también de fuerte competencia, de inestabilidad de precios y de volatilidad financiera. La agenda comercial de la región debe buscar maximizar los beneficios de tal inserción internacional para cada país mientras busca reducir los riesgos, diversificando la canasta exportadora, y buscando ventajas competitivas más permanentes.

 

La tarea no es sencilla. Si bien se considera la integración regional como una fuente potencialmente eficiente de provisión de algunos “bienes públicos” regionales, es necesario ampliar la concepción de “bienes públicos” para incluir la provisión de mecanismos estructurales de generación de nuevas capacidades productivas y de reducción de asimetrías. Entre esos mecanismos se inscribe la idea de incrementar los sistemas regionales de innovación, mediante las cuales el desarrollo y alcance de mejoras relativamente permanentes de competitividad como resultado de un fortalecimiento de los procesos de innovación puede ocurrir.