El país sudamericano Guyana está emergiendo como el líder mundial en crecimiento económico, con proyecciones de expansión del producto interno bruto (PIB) que superan el 26% en 2024, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Impulsado por su sector petrolero, contrasta con el bajo desempeño de la mayoría de las economías latinoamericanas.
Desde el descubrimiento de vastos yacimientos petroleros en 2015, Guyana ha experimentado un crecimiento económico sin precedentes. La economía del país ha registrado aumentos en su PIB, alcanzando un incremento del 43.5% en 2020, seguido por un 20.1% en 2021, y un 63.3% en 2022. Según las últimas proyecciones del FMI, el crecimiento para 2024 se sitúa en un asombroso 26.6%, consolidando a Guyana como la economía de mayor crecimiento a nivel mundial.
Según informes del FMI y la CEPAL, la producción de petróleo ha sido el motor de este crecimiento. Guyana, en 2019 producía 1,200 barriles diarios, ha aumentado su producción a 400,000 barriles diarios a finales de 2023. Las reservas de petróleo, que se estiman en hasta 17,000 millones de barriles, superan a las de Brasil, consolidando a Guyana como un importante jugador en el mercado energético global.
El rápido desarrollo de Guyana ha generado un impulso en otros sectores de su economía. El país ha visto un aumento en la inversión en infraestructura, con el gasto gubernamental en proyectos de infraestructura creciendo de US$187 millones en 2019 a US$650 millones en 2023, se detalló en reportajes de BBC Brasil. Proyectos como la construcción de un nuevo puente sobre el río Demerara, financiado por un consorcio chino, y la expansión de la infraestructura hotelera y de transporte destacan el dinamismo del país.
Sin embargo, el rápido crecimiento de Guyana no está exento de desafíos. La disputa territorial con Venezuela sobre la región de Esequibo, rica en recursos naturales, ha generado tensiones geopolíticas, informó BBC Brasil. A pesar de estas disputas, líderes de ambos países han acordado evitar el uso de la fuerza, mientras Guyana sigue avanzando en sus operaciones petroleras.