Pese a que invertir en sostenibilidad tradicionalmente ha estado relacionado con “hacerle bien al mundo”, en los últimos años ha quedado claro que “las inversiones en sostenibilidad son rentables”, afirma en una entrevista con EFE el director general del BID Invest, brazo privado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), James Scriven.
“La sostenibilidad generalmente estaba asociada con hacerle bien al mundo y con que no era una inversión rentable y por eso en el pasado los gobiernos, las multilaterales o las fundaciones han trabajado en este espacio”, explica.
Pero, en los últimos años, ha quedado demostrado, en gran parte por el impulso de los sectores privados de las multilaterales, como el BID Invest, que “se puede invertir rentablemente en el concepto sostenibilidad” y atraer el interés de empresas, asegura.
El ejemplo más claro y el punto de inflexión, añade Scriven, lo marcó el sector energético, pues hace años lo rentable eran las energías convencionales, el carbón o el gas, mientras que ahora “lo rentable son las renovables”.
Ante este cambio de paradigma, las oportunidades para Latinoamérica son inmensas, indica el director general de esta institución, creada en 2016 y que es propiedad de 48 países miembros, 26 de los cuales están en la región de América Latina y el Caribe.
Latinoamérica, parte de la solución
“Generalmente Latinoamérica y el Caribe está asociada con temas sociales o temas de inequidad, pero hoy en día puede solucionar los grandes temas de desarrollo, no solamente en la región, sino del mundo”, señala.
Además de en renovables como la energía eólica y solar, comenta, las oportunidades para inversiones sostenibles en Latinoamérca están en sectores como la minería.
“La transición energética está requiriendo de minerales tan importantes como el cobre o el litio y hoy en día Latinoamérica es el mayor productor”, apunta.
También hay oportunidades muy amplias en el área de la seguridad alimentaria. Con las guerras de Europa, las disrupciones que generó la pandemia y el crecimiento de la población mundial, “la necesidad de mayor alimento está cada día mucho más presente”, manifiesta Scriven, y “la canasta del mundo está en Latinoamérica y el Caribe”.
Semana de la Sostenibilidad en Manaos
Para analizar todas las oportunidades de la región, así como los desafíos futuros, la próxima semana se celebrará en el corazón de la Amazonía, en Manaos (Brasil), la Semana de la Sostenibilidad, organizada por BID Invest.
En ella participarán presencialmente unas 800 personas de 37 países, entre ellas directivos de multinacionales, para asistir a cerca de medio centenar de ponencias y sesiones sobre temas como los nuevos instrumentos de financiación verde, la agrotecnología o la inteligencia artificial y su implicación en la sostenibilidad.
Todo ello con la Amazonía como eje central, dice Scriven. “Los trabajos y conversaciones se van a centrar en temas como la deforestación, el empleo sostenible en el entorno de la Amazonía, la biodiversidad o lo que significa la Amazonía para el mundo”, detalla.
Ante el desafío del cambio climático, para el conjunto del Grupo BID la región amazónica es fundamental, como una región que aporta el 40 % del agua dulce de América Latina y absorbe un cuarto de todo el CO2 absorbido por todo el planeta, mitigando el cambio climático a nivel global.
“Nos sentimos privilegiados como Grupo BID de tener un efecto positivo en la Amazonía”, remarca Scriven, quien recuerda que hace un año se creó Amazonía Siempre, un programa para acelerar el desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente de la región que abarca a Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam.
Nueva estrategia de inversión
Todo ello con proyectos que tienen como principio la “cocreación”, que se basa en “trabajar junto con las comunidades para ver qué es lo que ellos necesitan”, precisa Scriven.
“Creo que iniciativas pasadas en la Amazonía se hacían desde otras partes del mundo interpretando lo que necesitaba la Amazonía y muchos de esos conceptos no han sido exitosos”, apostilla.
Aunque se pueda pensar que lo mejor es “dejar la selva sola”, la realidad es que hoy hay “44 millones de habitantes alrededor de la Amazonía que si no tienen trabajo van a deforestar”, asegura.
“Nuestra intención es darle oportunidades laborales que sean de alguna manera congruentes y sostenibles en el contexto de la Amazonía”, concluye.