Los países de América Latina y el Caribe fueron receptores de 156 mil millones de dólares el pasado año, de acuerdo con datos del Banco Mundial (BM). Este monto marca un crecimiento del 8% en comparación con los resultados del año anterior, con lo que se destaca una tendencia al alza en la región.
El BM, en su informe más reciente –del cierre del año pasado- señaló que el incremento fue impulsado en gran medida por el vigoroso mercado laboral de Estados Unidos, que ha mantenido un impacto positivo en los flujos de remesas durante el 2023.
Sin embargo, las proyecciones para el presente año 2024 apuntan a una desaceleración del crecimiento de las remesas en la región, estimando una caída del 4.4%, según las previsiones del organismo multilateral.
El análisis detallado indica que México lidera como el principal receptor de remesas en la región durante 2023, con una cifra que se estima alcanzó los 67 mil millones en llegadas, marcando un incremento significativo del 9.7%.
Siguiendo el rastro de México, países como Nicaragua, Perú, Guatemala y Colombia también figuran como importantes receptores de remesas. Los crecimientos varían ampliamente entre los países, desde un aumento excepcional del 45% en Nicaragua hasta incrementos más moderados como el 14% en Perú, el 9% en Guatemala y el 8% en Colombia. En el caso de Costa Rica y de República Dominicana hubo un crecimiento del 2% y 0.6% en Jamaica, según los números del BM.
En lo que respecta a República Dominicana, el pasado año 2023, las remesas recibidas alcanzaron la cifra de US$10,157.2 millones, en línea con las proyecciones del Banco Central.
Particularmente, el mes de diciembre registró un valor de remesas de US$945.0 millones, con un incremento de 0.1 % al compararlo con el mes de diciembre de 2022. Durante el año 2023, los flujos de remesas de cada mes exhibieron incrementos en términos interanuales.
En un mundo donde la inversión extranjera directa y la ayuda oficial al desarrollo muestran tendencias inciertas, las remesas se mantienen como un pilar de apoyo económico para numerosos hogares en la región.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) respalda esta visión, y había proyectado para 2023 un aumento del 9.5% en la llegada de remesas a la región en comparación con el año anterior, lo que marcaría quince años consecutivos de crecimiento sostenido.
De acuerdo con los datos del BM, el costo promedio de enviar 200 dólares a la región fue del 6.1% en el segundo trimestre de 2023. Y agrega que las remesas son una de las pocas fuentes de financiamiento externo privado que se prevé que sigan creciendo en la próxima década. “Deben aprovecharse para la movilización de capital privado en apoyo del financiamiento del desarrollo, en especial a través de los bonos de la diáspora”, dijo el organismo, vía Dilip Ratha, economista principal y autor del informe.
Más allá de América Latina y el Caribe, el panorama global de las remesas muestra tendencias diversas. Mientras que las remesas hacia Asia oriental y el Pacífico presentan un modesto aumento del 3%, otros lugares como Europa y Asia central experimentan disminuciones, influenciadas por factores como la debilidad persistente en los flujos hacia ciertos países.
A pesar de los desafíos económicos globales y las incertidumbres en el horizonte, se espera que las remesas continúen desempeñando un papel crucial en la estabilidad financiera de los hogares en América Latina y el Caribe. Sin embargo, se advierte sobre el riesgo de una disminución de los ingresos reales de los migrantes en el próximo año, lo que podría ser exacerbado por la inflación mundial y las perspectivas de crecimiento sombrías.
A medida que la región enfrenta la realidad de un futuro incierto, surgen tanto desafíos como oportunidades en el horizonte de las remesas. Por un lado, la dependencia continua de las remesas como fuente de ingresos destaca la necesidad de políticas que impulsen el desarrollo económico interno, reduciendo así la vulnerabilidad a las fluctuaciones en los flujos de remesas.
La capacidad de los migrantes para enviar dinero a sus hogares demuestra una red de apoyo sólida y una conexión duradera entre las diásporas y sus países de origen. Esta conexión ofrece un potencial sin explotar para el desarrollo económico a través de iniciativas como los bonos de la diáspora.
Comportamiento desde naciones más grandes
Según el BM, el flujo de dinero hacia países en desarrollo alcanzó cifras sin precedentes en el año 2023.
El organismo destaca la vitalidad de esta fuente de ingresos para muchas economías. India encabezó la lista, al haber recibido 125 mil millones de dólares, seguido de cerca por México con 67 mil millones y China con 50 mil millones. Filipinas captó 40,000 millones y Egipto un total de 24,000 millones de dólares.
Este flujo financiero no solo representa un apoyo crucial para las familias receptoras, sino que también demuestra el impacto significativo que los migrantes tienen en las economías de sus países de origen.
Entre los países donde las remesas representan una parte sustancial del Producto Interno Bruto (PIB), Tayikistán lidera con un 48% del PIB proveniente de remesas, seguido por Tonga con un 41%, Samoa con un 32%, Líbano con un 28%, y Nicaragua con un 27%.
Estos datos ofrecidos por el organismo financiero dejan al descubierto la importancia económica de las remesas como una fuente vital de ingresos en muchas naciones en desarrollo, donde pueden representar una contribución significativa al bienestar económico general.