Latinoamérica requiere 1,9 billones de dólares para triplicar su capacidad de generación eléctrica, principalmente con energía eólica y solar, para cumplir con las metas de cero emisiones netas para 2050.
Así lo estimó la Organización Latinoamericana de la Energía (Olade) en su Panorama Energético América Latina y el Caribe 2023, presentado con las proyecciones en materia energética para la mitad del siglo XXI y la «descarbonización» de su matriz.
Ese proceso se ha denominado de «electrificación de la materia energética», de modo que la electricidad pase de tener una participación del 19 % al 36 % dentro de la matriz energética de la región, a través de multiplicar por tres la capacidad de generación eléctrica y pasar de 500 a 1.500 gigavatios instalados.
En ese transcurso, la participación de la energía eólica y solar en la generación eléctrica debería incrementarse del 14 % actual al 50 %, mientras que la energía hidroeléctrica, que actualmente es la primera fuente de generación en la región, pasaría del 42 % al 26 %, y el hidrógeno verde, que ahora es prácticamente nulo, pasaría al 2 %.
«Esa necesidad de inversión que tiene la región para cumplir sus objetivos debe tomar mucho la atención de quienes tienen a su cargo la política pública, la normativa y la regulación», advirtió el director de Estudios, Proyectos e Información, Medardo Cadena.
«Porque atraer la inversión, fundamentalmente privada, a los volúmenes que estamos hablando, requiere reglas sumamente claras que den la tranquilidad suficiente para que puedan traer los capitales a la región», agregó.
Cadena reseñó que si Latinoamérica y el Caribe mantiene la misma tendencia sus emisiones de gases de efecto invernadero se incrementarán en un 54 %, mientras que si hace estas inversiones y promueve la eficiencia energética las reduciría en un 47 % para 2050.
En ese sentido, reiteró que el hidrógeno verde se convertirá «en un vector energético muy importante para la región», después de que catorce de los veintisiete países que conforman la Olade suscribieran el año pasado un acuerdo para crear una certificación internacional.
«El hidrógeno verde llegará al 2050 con una producción de 188 millones de toneladas equivalentes de petróleo, que se utilizaría fundamentalmente en transporte (33 %), exportación a otros países, generación eléctrica y uso industrial», explicó.
«Para producir ese volumen de hidrógeno verde, necesitamos una capacidad importante de generación que aproximadamente equivale a la capacidad instalada actualmente en toda la región», añadió.
De su lado, el director ejecutivo de la Olade, el chileno Andrés Rebolledo, destacó que en los últimos años la participación de la energía eólica y solar se ha doblado en los últimos cinco años en América Latina y el Caribe hasta alcanzar el 13 %.
«Es la región más verde del mundo», mencionó Rebolledo al recordar que Latinoamérica se destaca por tener un 31 % de fuentes renovables en su matriz energética, por encima del 14 % del promedio mundial.
El exministro de Energía de Chile señaló que en 2022 la oferta de energía se incrementó en un 3 % respecto al año anterior con 6.697 millones de barriles equivalentes de petróleo, mientras que el consumo subió un 7,3 % en el mismo periodo.
En generación eléctrica, las energías renovables crecieron un 13 %, y el 95 % de la nueva capacidad instalada fue renovable, de un total de 20 gigavatios.
Sin embargo, Rebolledo recordó que hay alertas sobre la eficiencia energética, donde la región ha retrocedido después de la pandemia, y sobre la cobertura del suministro eléctrico, que abarca al 97,54 % de la población, pero todavía hay 16,2 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad.