Más de 190 millones de personas en la región han resultado afectadas por un huracán, un terremoto, una sequía, un alud o un volcán, entre los 1 500 desastres ocurridos del 2000 a la fecha, según un informe regional sobre desastres para América Latina y el Caribe, publicado por las Oficinas de la Organización de Naciones Unidas para Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR).
De acuerdo con el texto, la cifra supone que tres de cada diez de sus habitantes han debido afrontar estos desastres naturales, lo que representa que un 30 % de los habitantes de América Latina y el Caribe le han hecho frente a los siniestros en los últimos 20 años.
El organismo advirtió que la alta densidad de población, el crecimiento urbano impredecible, el cambio climático, los desplazamientos, la degradación ambiental y la explotación de los recursos naturales elevan enormemente los riesgos y llama a actuar para reducirlos.
Asimismo, destaca los pronósticos de una temporada de huracanes en el Atlántico más activa de lo normal en 2023 y a la persistencia del fenómeno de El Niño durante el resto del año.
Reseña además que la devastación tras los siniestros es típica en la segunda región con mayor exposición a los desastres -sólo superada por Asia y el Pacífico-, y con factores de riesgo profundamente arraigados e interrelacionados que crean un entorno de peligro casi permanente frente a los fenómenos extremos.
Por su parte, la jefa regional de OCHA para América Latina y el Caribe, Shelley Cheatham, indicó que en la región, «los eventos climáticos y sísmicos extremos están ocurriendo en lugares donde la pobreza, la desigualdad, la inseguridad alimentaria, el desplazamiento y la violencia son parte de la vida diaria de millones de personas».
Las dependencias de la ONU identifican también como factores de riesgo destacables la densidad de población y el crecimiento urbano impredecible, así como el cambio climático, los desplazamientos y la migración, la degradación ambiental y la explotación de los recursos naturales.
Mientras, el Banco Mundial pronosticó la probabilidad de que para 2050, los efectos del cambio climático provoquen el desplazamiento de más de 17 millones de personas en busca de mejores condiciones de vida, oportunidades económicas y servicios básicos.
En una entrevista el jefe regional de la UNDRR, Nahuel Arenas, afirmó que limitar la muerte y la destrucción causadas por los desastres, contribuirá y protegerá el progreso global hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y hacia la adaptación a un clima cambiante.
Añadió que seguir analizando y gestionando los impactos de los desastres de forma individual limita una visión más amplia hacia estas conexiones y deja que ciertas vulnerabilidades pasen desatendidas.
«No podemos permitir un futuro en el que cada amenaza se convierta en un desastre. Ahora es el momento de reducir los riesgos y crear un mundo más seguro», aseguró.