Tras ocho años sin reuniones al mas alto nivel político -la última tuvo lugar en el año 2015- unos sesenta jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y de los países de América Latina y el Caribe han vuelto a reencontrarse este lunes y martes en Bruselas para revitalizar una relación que lleva años bajo mínimos, marcada por la falta de avances en el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) y las discrepancias sobre la guerra de Rusia en Ucrania. "Nos necesitamos mutuamente, mucho más que antes, el mundo en el que vivimos es más competitivo, más conflictivo que antes", ha dicho este lunes la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, en un foro empresarial previo en el que ha anunciado la intención de la UE de invertir 45.000 millones de euros en los países de América Latina y el Caribe hasta 2027.
Según ha explicado la alemana durante el evento, al que han acudido el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez así como representantes de empresas como Iberdrola, Banco Santander o Telefónica, las inversiones se canalizarán a través del programa de inversiones 'Global Gateway'. "Ya hay más de 135 proyectos en marcha, desde hidrógeno limpio hasta materias primas críticas, desde la ampliación de la red de cables de datos de alto rendimiento hasta la producción de las vacunas de ARNm más avanzadas", ha precisado sobre un plan de inversiones llamado a hacer a las economías de ambos bloques “más resilientes” a los choques externos, algo que se ha convertido en una absoluta prioridad tras una pandemia y una guerra en Ucrania que ha dejado secuelas importantes en ambos bloques.
"Al contrario que otros inversores extranjeros, no solo estamos interesados en invertir en la extracción de las materias primas, queremos asociarnos con vosotros, construir capacidades de procesado, para hacer baterías y productos finales como vehículos eléctricos”, les ha recordado la presidenta del Ejecutivo comunitario que ha reivindicado la búsqueda de "colaboradores fiables, con principios comunes, valores comunes, que sean fiables a corto y largo plazo". Von der Leyen también ha transmitido a los representantes empresariales y políticos que “Europa aspira a ser el socio preferente de América Latina y el Caribe" y que "la oferta de Europa a la región es diferente y significativa", ha añadido dejando claro que lo que busca la UE no es solo hacer negocios o comerciar con una región que dispone de dos tercios de las reservas de litio del planeta sino "prosperar juntos" con inversiones que creen valor en las cadenas locales de suministro.
España: 9.400 millones
Un enfoque compartido al cien por cien Sánchez. El presidente del Gobierno ha confirmado que España movilizará 9.400 millones de euros en inversiones en los próximos años y ha llamado al sector privado a movilizarse para "fortalecer nuestras economías, mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos y crear una mayor interdependencia entre dos regiones del mundo que compartimos valores, intereses y una mirada multilateral de cómo resolver los desafíos a los que se enfrenta la humanidad".
Pese al resurgir de la relación y al impulso político que quiere dar la cumbre, la cita ha arrancado con un obstáculo sin resolver como es la finalización del acuerdo comercial entre la UE y los países de Mercosur, cerrado en junio de 2019, pero todavía sin ratificar y pendiente de un anexo con compromisos medioambientales y climáticos "Nuestra ambición es resolver cualquier diferencia restante lo antes posible para que podamos concluir este acuerdo. Queremos ser un socio que logre con ustedes un acuerdo beneficioso para ambas partes", ha transmitido Von der Leyen tras recibir en la sede del Berlaymont a Lula da Silva. El brasileño también ha expresado su interés por lograr un "acuerdo equilibrado" antes de que termine el año, aunque hace una semana calificó de "inaceptable" el documento presentado por la UE.
Acuerdo con Mercosur
Nadie espera que la cumbre sirva para desbloquear un pacto pero sí para que en las próximas semanas y meses se avance a velocidad de crucero. Es más, según Sánchez, "tras más de veinte años de negociaciones", existe "una ventana de oportunidad para ratificar el pacto este segundo semestre de 2023", lo que significaría que el 94% de la región tendría algún tipo de relación comercial con la UE, cuyo volumen comercial con América latina asciende a 369.000 millones de euros anuales. Según el presidente del Gobierno, España y la Comisión Europea trabajan para cerrar un pacto que tenga en cuenta las salvaguardas medioambientales que garanticen una respuesta "respetuosa con la soberanía de los países de Mercosur", ha explicado sobre el gran escollo que enfrenta a Brasil y a Francia.
El Gobierno de Emmanuel Macron reclama la inclusión de "cláusulas espejo" en el acuerdo de forma que que los productores de ambos lados del atlántico lo hagan sometidos a los mismos estándares. "No podemos pedir a nuestros productores nacionales y a los productores europeos cumplir criterios extremadamente elevados y no pedir los mismos criterios a los productores de nuestros socios si concluimos acuerdos comerciales", sostienen fuentes del Elíseo. "Soy cautelosamente optimista de que podamos lograr un acuerdo", ha dicho el primer ministro de Países bajos, Mark Rutte. En lo que sí ha habido avances, según Sánchez, es en los acuerdos comerciales entre la UE, Chile y México, cuya ratificación confía se produzca bajo el semestre español. El presidente del Gobierno también se ha mostrado confiado en que el pacto con Mercosur llegue bajo presidencia española de la UE.
Discrepancias sobre Ucrania
Otro de los grandes elementos de discordia es la guerra de Rusia en Ucrania y cómo reflejarlo en la declaración final de la cumbre UE-CELAC que negocian los mandatarios. Los gobiernos europeos aspiran a que el texto refleje una condena de la agresión en los “términos más duros posibles” y la petición de una retirada completa de las tropas rusas del territorio ucraniano. Los países de América latina prefieren un lenguaje más cauteloso y limitarse a expresar “preocupación” por el conflicto. "Sabemos que hay distintas opiniones y sensibilidades, pero haremos todo lo posible para apoyar la idea de que una paz justa se basa en el respeto a principios de justicia y de la Carta de Naciones Unidas", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
"La guerra en el corazon de Europa supone una amenaza e inseguridad y supone un obstáculo importante para la economía. La carrera armamentística azuza el enfrenamiento y agrava las consecuencias del cambio climático", valoraba Lula da Silva en tono crítico. Más allá de la respuesta a dar a la agresión rusa, los países latinoamericanos también quieren que el texto final aborde el legado de la esclavitud y el pago de reparaciones.