Los principales indicadores del trabajo en América Latina y el Caribe han vuelto a valores cercanos a los que tenían antes de la pandemia covid-19, aunque persisten brechas de edad y género en las tasas de participación y desocupación laboral, indicó un informe divulgado este martes 11 por la Cepal y la OIT.
La recuperación ha tendido a ser mayor entre mujeres que entre los hombres, y mayor entre los jóvenes que entre los adultos, según el documento elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la oficina regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Para este estudio la Cepal y la OIT consideraron a 20 países de América Latina y el Caribe: Argentina, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, y Uruguay.
La tasa promedio de participación laboral -la relación entre fuerza de trabajo y población en edad de trabajar, expresada como porcentaje-, que fue de 63,3 % en 2019, cayó a 58,9 % en 2020, subió a 61,6 % en 2021 y en 2022 alcanzó a 62,8 %.
La variación en esa tasa entre 2021 y 2022 fue mayor al promedio de uno por ciento en Panamá, Chile, Colombia, Barbados, Brasil, Jamaica, Perú y Argentina (entre 1,1 y 3,6 %), baja en México y Bolivia (0,9 y 0,5 %, respectivamente) y resultó negativa (entre -0,4 y -2,8 %) en los países de América Central.
La participación femenina subió 1,7 puntos porcentuales (pasó de 50,1 a 52,8 %), y la de los hombres 0,3 puntos (de 74,1 a 74,4 %), y aunque la tasa femenina regresó a sus niveles previos a la covid, persiste la brecha de 22,6 %: 48 de cada 100 mujeres en edad de trabajar en la región no participan en el mercado de trabajo.
Asociada a esos incrementos en la participación disminuyó la tasa de desocupación, que se refiere al porcentaje de la población económicamente activa que se encuentra desocupada: personas de 15 años o más que en el período de referencia únicamente realizaron actividades no económicas y no buscaron trabajo.
La tasa de desocupación era de ocho por ciento en 2019, trepó a 10,3 % en 2020, se aminoró a 9,3 % en 2021 y el año pasado se ubicó en siete por ciento.
La mayor caída se registró en la tasa de desocupación de las mujeres, que se redujo en promedio 2,8 puntos porcentuales (11,5 % en 2021 y 8,7 % en 2022). La tasa de desocupación masculina se redujo 1,9 puntos (7,8 % en 2021 y 5,9 % en 2022).
La brecha disminuyó en 2022 (2,8 puntos porcentuales en comparación con los 3,7 de 2021), aunque todavía es mayor que la de 2,5 puntos que existía en el año 2019.
En 2022 el número de ocupados creció 5,9 % en relación con el nivel informado en 2021, y si bien ese crecimiento se observó en la mayoría de las categorías de ocupación, fueron los servicios domésticos y el sector de los asalariados los que mostraron el mayor crecimiento, con tasas de 11,6 y 8,5 %, respectivamente.
Casi la mitad de quienes trabajan en América Latina y el Caribe permanecen en la informalidad, y la reducción registrada en el promedio regional entre 2021 y 2022 fue diminuta: de 48,8 a 48,7 %.
En Colombia la informalidad se redujo en dos por ciento, en Costa Rica 1,7 % y en Perú uno por ciento, mientras que creció 4,1 % en Argentina y 0,7 % en Ecuador.
En cuanto a edades, hay también una pequeña recuperación relativa a la tasa de empleo entre los jóvenes, de 15 a 24 años (37,4 % en 2019 y 38,2 % en 2022), y una disminución entre los de 25 años y más (de 58,8 en 2019 a 57,3 % en 2022).
A pesar de los fuertes choques asociados a la pandemia, la ocupación por sectores (agricultura, manufactura, construcción, comercio, hoteles y restaurantes, servicios, básicos, financieros y otros) se mantuvo con cifras semejantes a las de 2019.
Para amortiguar la inflación, que alcanzó 8,6 % anualizada en junio de 2022 y cerró el año con una media regional de 6,5 %, hubo incrementos de salarios mínimos, a un promedio de nueve por ciento y que llegó a dos dígitos en Brasil, Chile, Colombia y México. Incluso en Argentina, asolada por la inflación, ese incremento fue de 68 %.
El informe recalca que el hecho de que los principales indicadores y la composición del mercado laboral vuelvan a los niveles prepandemia no resulta suficiente, dado que los problemas estructurales que caracterizan a los mercados laborales de la región siguen presentes.
Para mejorar la situación, la Cepal y la OIT coinciden en que se necesitan políticas que promuevan una mayor creación de empleo, más formalización y una mayor (y mejor) inclusión de mujeres y jóvenes en el mercado de trabajo.
Se requiere ampliar los instrumentos de política laboral y mejorar la articulación entre ellos, a fin de evitar contracciones en el empleo. También se necesita más énfasis en la reactivación económica, incluyendo sectores impulsores y dinamizadores del crecimiento económico y del empleo.