Ante el riesgo de retrasarse en la adopción de nuevas tecnologías y perder los beneficios de la economía digital, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) emitió cinco recomendaciones que los países de la región deberán atender para la formación de una sociedad digital.
Las recomendaciones emitidas por la organización son: generar las condiciones habilitantes para una sociedad digital para todos, desarrollar soluciones digitales inclusivas e inteligentes para el bienestar, impulsar la transformación digital productiva y sostenible, establecer una gobernanza adecuada para la era digital, y fortalecer la cooperación e integración digital regional.
Las recomendaciones fueron publicadas en el documento Un camino digital para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe, como parte de los trabajos de la Octava Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de la Información de América Latina y el Caribe, celebrada la semana pasada en Montevideo, Uruguay.
El documento advierte que si bien la pandemia por coronavirus (Covid-19) generó “un salto cuantitativo y cualitativo” en la adopción y uso de tecnologías de conectividad, este avance fue “muy desigual” entre los diferentes sectores y comunidades de la región, incluyendo hogares, sector privado y gobierno.
Según datos de la Cepal, en América Latina y el Caribe, la brecha digital por nivel de ingreso de los hogares presenta diferencias significativas y, en algunos casos, llega a más de 50 puntos porcentuales entre los hogares de mayores y menores ingresos. En general, las diferencias entre el primer y el último quintil son de más del doble, y en ocasiones llegan a ser de hasta nueve veces.
Sin embargo, el informe agrega también que en algunos casos no se trata solamente de un problema de diferencia de acceso por niveles de ingreso, ya que, en los países peor posicionados, los hogares de los quintiles de mayores ingresos tienen niveles de penetración muy bajos cercanos al 50 por ciento.
“Se ha vuelto cada vez más evidente que una sociedad digital no sólo es más dinámica y productiva, sino también más resiliente, es decir, que tiene mayor capacidad y flexibilidad para reaccionar ante choques y crisis de diversos tipos. Por ello es preciso construir una infraestructura digital para el siglo XXI, reducir las desigualdades de acceso y nivelar el campo de juego”, señala José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario Ejecutivo de la Cepal.
También advirtió que las brechas de conectividad condicionan la inclusión social y aunque hay avances, “la pandemia también dejó en evidencia la profundidad de las brechas digitales existentes en los países, que son sinónimo de desigualdad y exclusión”.
Precisó que la cantidad de hogares sin conexión y el precio de los dispositivos y los servicios varían notoriamente entre los países de América Latina y el Caribe, y destacó la propuesta de canasta básica digital elaborada por la Cepal, que está compuesta por una computadora portátil, un teléfono inteligente y una tableta, además de los servicios de banda ancha fija y móvil, como alternativa para otorgar una conexión efectiva a los hogares que no pueden acceder a dichos servicios.
Según el reporte, la canasta básica digital tiene por objeto reducir las brechas de acceso y puede utilizarse como herramienta central en una política de subsidios a la demanda para mejorar la conectividad efectiva. El costo asociado a la canasta puede representar un porcentaje significativo del ingreso de los hogares, en particular de los pertenecientes a los quintiles más vulnerables.
En algunos casos, como el de Perú, alcanza hasta un 44 por ciento de los ingresos, lo que refleja la gran dificultad que tendrían los hogares más pobres para acceder a una conectividad adecuada y refuerza la necesidad de apoyar este tipo de iniciativas con subsidios y una correcta colaboración público-privada
En ese sentido, señala que las posibilidades de delinear nuevos senderos de desarrollo sostenible para los países de América Latina y el Caribe dependerán, en buena medida, de la manera en que las sociedades, los sectores productivos y los gobiernos adopten las tecnologías digitales.
“Los profundos cambios que está propiciando la transformación digital en los modelos de interacción social, de consumo y de producción exigen, por lo tanto, marcos regulatorios y de formulación de políticas destinados a generar las condiciones adecuadas para que los gobiernos, los consumidores, los productores y la ciudadanía desarrollen nuevas capacidades, generen valor y se conviertan en participantes activos de la sociedad”, afirmó el secretario.