Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente revela las consecuencias del actual aumento de la explotación del gas natural en el sector eléctrico de América Latina y el Caribe (ALC), sugiriendo en su lugar que una expansión de las fuentes de energía renovables sería, por mucho, la mejor opción para la región en términos de ahorros económicos, empleos y emisiones de gases de efecto invernadero. El informe subraya que el concepto de gas natural como «transición» o «combustible verde» es, como mínimo, cuestionable y, en el peor de los casos, engañoso.
El informe «¿Es el gas natural una buena inversión para América Latina y el Caribe?» examina el papel del gas natural en la matriz eléctrica de ALC y lo que supondría su expansión actual y prevista. La región tieneuno de los sectores eléctricos más limpios, pero esto podría cambiar eventualmente debido a una creciente inversión en gas natural.
El gas natural sólo es natural cuando se mantiene bajo suelo. Cuando se libera a la atmósfera es peligroso, tóxico y su potencial de calentamiento es unas 30 veces superior al del dióxido de carbono.
Muchos sectores lo presentaron como un recurso abundante que puede sostener una producción eléctrica creciente mientras se eliminan otras fuentes contaminantes como el carbón y el diésel. Sin embargo, los datos incluidos en este informe sugieren que el gas natural no es una tecnología de transición, sino una regresión.
El informe contempla tres escenarios: Business-as-usual (BAU), con un suministro de electricidad basado en las tendencias actuales que incluye centrales eléctricas de carbón y petróleo; un segundo escenario basado en gas natural, que da prioridad a este combustible fósil frente a otras fuentes de energía; y un escenario apoyado en energías renovables, que utilizan principalmente energía solar y eólica, junto con baterías, para satisfacer los aumentos de demanda previstos y como sustitución de las centrales de combustibles fósiles.
El informe destaca que un cambio hacia las energías renovables en el sector eléctrico supondría un beneficio neto de más de 1,25 billones de dólares para 2050 en comparación con el BAU. En cambio, la expansión del gas natural aportaría un tercio de esos beneficios (454 mil millones de dólares). El escenario de las renovables también crearía unos tres millones de nuevos puestos de trabajo más que el BAU, y la mitad de ellos ya estarían activos en 2030. En comparación, una mayor inversión en gas natural crearía 35.000 puestos de trabajo más.
El informe de la ONU también constató que el escenario de las energías renovables daría lugar a una reducción del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2050 en comparación con las del escenario BAU, y un 75% menos que el escenario del gas natural. El escenario del gas natural sólo supone una modesta reducción del 20% de las emisiones de GEI en comparación con el BAU.
El informe profundiza en diferentes países de ALC con el objetivo de mostrar que estos resultados regionales pueden ser emulados a nivel nacional. Los datos de Argentina, Panamá y Granada muestran que, aunque cada país tiene una matriz energética diferente, todos están ampliando el uso del gas natural y su correspondiente infraestructura. En los tres casos, los resultados podrían mejorarse ampliamente si se optara por las energías renovables.
Ante las evidencias analizadas, este informe encontró que el gas natural no es la mejor inversión para la generación de electricidad en ALC. En cambio, el uso de energías renovables representa una gran oportunidad para que la región obtenga beneficios económicos, sociales y climáticos más sustanciales.
Esto hace que los argumentos a favor de nuevas inversiones en gas natural sean, en el mejor de los casos, cuestionables, según los datos incluidos en el informe.
Los datos permiten concluir que la descarbonización del sector eléctrico en ALC no es un costo, sino una oportunidad para el desarrollo de la región. Los países de ALC tienen la oportunidad de reducir el coste de funcionamiento de sus sistemas eléctricos invirtiendo en energías renovables y aumentar su competitividad. De manera crucial, la región puede reducir su vulnerabilidad a los riesgos globales al tiempo que refuerza su seguridad energética y reduce los gastos relacionados con el aumento de los costes de los combustibles fósiles.
Tras la pandemia del Covid-19 y sus consecuencias económicas, los mercados energéticos se han visto perturbados, lo que hizo subir los precios y dió paso a medidas que agravaron la triple crisis planetaria del cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, según el Tracker de Recuperación del PNUMA. Sin embargo, esto podría cambiar a medio plazo, ya que los países intentan descarbonizar sus economías. El informe afirma que sería imprudente tomar decisiones de inversión en energía con una visión a corto plazo.
Este informe ofrece datos concretos para ser considerados por los países de América Latina y el Caribe en los debates y procesos de toma de decisión en medio de la actual crisis económica, climática y social. Las conclusiones del informe pueden arrojar luz sobre cómo aplicar las políticas a nivel regional, al tiempo que se refuerza la colaboración entre todos los sectores.