Atajar el déficit habitacional de Latinoamérica y el Caribe y construir viviendas e infraestructuras resilientes a los desastres naturales son dos de los principales retos que enfrenta la región para revertir un contundente dato: el 45% de las familias de la región no tienen un hogar digno en el que vivir.
"Necesitamos actuar con urgencia. Más de la mitad de nuestra población vive en asentamientos informales y precarios con bajos niveles de seguridad, son nuestros ciudadanos más vulnerables. Son 350 millones de personas, más que la población de Estados Unidos", apuntó este jueves el vicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Benigno López.
Durante el jueves y el viernes, en varios paneles, expertos del BID y otras organizaciones y representantes políticos comparten ideas sobre las necesidades habitacionales y los retos de la región, en el marco del foro "Soluciones resilientes para la reducción del déficit habitacional en América Latina y el Caribe" que se celebra en Washington.
Según datos proporcionados por el BID, con los recursos actuales, poner fin al déficit habitacional en América Latina y el Caribe tomaría 30 años, y por eso es necesario actuar ya.
"Promover la participación del sector público, privado y social para atraer más recursos al sector de la vivienda" es más necesario que nunca para atajar un déficit que es cuantitativo pero especialmente cualitativo, apuntó López
Así, hay 43 millones de viviendas en la región que no reúnen las condiciones mínimas de calidad, construidas con materiales precarios, en zonas de alto riesgo desde el punto de vista climático o que carecen de acceso a servicios básicos.
Además, 120 millones de personas, el 21% de la población, reside en asentamientos informales y está expuesta especialmente a los embates del cambio climático. Una situación de precariedad que ha aumentado en los últimos años como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
Construir viviendas más resilientes a los desastres naturales es por tanto una de las principales necesidades, no solo para América Latina y el Caribe, sino también para el propio Estados Unidos, como aseguró el director general del Centro de Estudios sobre la Vivienda de la Universidad de Harvard, Chris Herbert, ponente en la jornada de hoy.
"Es necesario invertir en viviendas más adaptadas al cambio climático", apuntó Herbert, para que resistan a "problemas como los huracanes que está viviendo Florida hoy", pero también a "inundaciones costeras por huracanes, inundaciones tierra adentro por lluvias, incendios o tormentas de granizo".
Fenómenos que tienen "un daño enorme en el parque de viviendas" y que requieren "inversión pública para recuperarse de esos desastres", apuntó.
Según datos ofrecidos por el BID, por cada dólar invertido en viviendas e infraestructuras más resilientes se pueden evitar 3,5 dólares de pérdidas materiales.
América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo más expuesta a desastres naturales. Entre 1998 y 2020, los eventos geofísicos afectaron a 277 millones de personas y por eso, señala el BID, crear viviendas capaces de resistir y adaptarse a las condiciones adversas del cambio climático, es tanto una oportunidad como una necesidad.