“Yo necesito conseguir una vida mejor”, es la primera frase que miles de personas dicen a las autoridades fronterizas con tal de que los dejen cruzar en estos pasos ilegales entre el sur de Colombia y la selva del Darién, hasta llegar a Panamá. Una ruta complicada, para muchos con suerte la única para poder llegar a los Estados Unidos.
El impactante aumento de migrantes en esta zona ha encendido las alarmas de todas las organizaciones internacionales, incluida las naciones Unidas que ha instalado puestos de atención médica y registro de personas que lograr cruzar la selva con vida. La profesora y socióloga de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Mirla Pérez ha recogido información del paso de migración venezolana por esta zona, y asegura que la cifra superaba hasta el mes de julio más de 71.000 personas, cuyas tres cuartas partes, son de ciudadanía venezolana.
“Este año, hasta el mes de julio, el paso por la selva es de más de setenta y un mil migrantes en general, de los cuales, 44.943 (el 63% de la población migrante) son venezolanos” y añade que, “la migración esta saliendo de Venezuela, pero también esta saliendo de los países del sur, es decir, el movimiento hacia los Estados Unidos de los venezolanos es el segundo paso migratori. Es decir, estos migrantes venezolanos dieron el primer paso migratorio que era salir de Venezuela, ahora están dando el paso migratorio de salir de Perú, de Ecuador, de Chile y de ahí subir hacia los Estados Unidos”.
A pesar de las múltiples denuncias y documentación que han realizado organismos internacionales, el régimen venezolano y sus portavoces se han encargado de generar una corriente de opinión totalmente contraria a las investigaciones de instituciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que indican que la situación de miseria masiva en el país es una realidad. Tras seis años de éxodo y más de seis millones de venezolanos en el exilio, ahora son las familias más pobres, más vulnerables las que se juegan la vida para huir de la dictadura de Maduro.
Una de las tantas corrientes de opinión que intenta imponer el régimen es la afamada frase “¿están huyendo de qué?”. Es el propio portavoz de Maduro, Roberto Messuti quien durante una entrevista en el canal de televisión del estado se preguntaba retóricamente: “¿pero por qué eso ha estado pasando?
Y el mismo se respondía: porque lamentablemente hubo un grupo de compatriotas venezolanos y venezolanas que cayeron en la trampa de la desinformación, de la manipulación de odio, de la desesperanza y se creyeron el cuento que les metieron por esos medios inescrupulosos, donde les dijeron que aquí no había futuro, que esta Venezuela se había perdido y que había que salir huyendo ¿huyendo de qué?”.
Este tipo de declaraciones se han tornado rutinarias en el entorno del estado venezolano, catalogando a los venezolanos que toman la dura decisión de lanzarse a la peligrosa selva del Darién.
Salvo la minoría que se calienta al calor del régimen madurista, el resto de los venezolanos viven en la miseria. Su misión cada día es encontrar qué comer. Venezuela cuenta con el 18% de las reservas mundiales de petróleo. Es el país con la mayor reserva de crudo del mundo y el lidera los listados de miseria en América Latina junto a Haití. A partir de la crisis de inflación y escasez provocada por Maduro y sus políticas, Venezuela registró un aumento considerable en la población en estado de pobreza extrema desde 2014. Pasando del 25,2% en ese 2014 al 76,6% de la población en estado de pobreza extrema en 2021, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi).