xiste una sensación generalizada de que Argentina va en el camino hacia convertirse en lo que pasó con Venezuela y en lo que la convirtió el chavismo en 23 años. Basta con ver como la estrategia de no pagar a los empleados públicos venezolanos —principalmente de los sectores salud y educación— ha hecho que la inflación de Venezuela sea menor que la de Argentina en julio de 2022. El indicador marca 5,3% según el Observatorio Venezolano de Finanzas, mientras que el Banco Central de la República Argentina estima un 7,5%.
Hasta 2021 cerca de 6 millones de venezolanos salieron del país a buscar oportunidades en distintas regiones del continente, según el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). La solicitud de asilo o el reconocimiento del estatuto de refugiado se rigen por la Ley nacional 26.165/2016 y puede realizarse en la frontera, en el ingreso al país o dentro de Argentina, sin límite de tiempo. En el caso del reconocimiento de la condición de refugiado, se puede hacer sin documentación de identidad o de viaje o con documentación incompleta.
Frente al drama de obtener el pasaporte venezolano, a la Argentina se puede ingresar con cédula de identidad. Algún documento debe estar vigente si se solicita la residencia en el país. La Ley de Migraciones (N° 25.871/2004) reconoce a la migración como un derecho “esencial e inalienable de la persona, y la República Argentina lo garantiza sobre la base de los principios de igualdad y universalidad”.
La residencia: el primer paso
Las personas que provienen de países miembros o asociados al Mercosur (Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y Surinam) deben optar por una residencia temporaria por dos años, renovable, con permiso de trabajo, que otorga Documento Nacional de Identidad (DNI) de residente extranjero. Los requisitos para solicitar esta residencia incluyen documentos de identidad de país de origen (alguno debe estar vigente, la cédula de identidad o el pasaporte), sello de ingreso a Argentina, carencia de antecedentes penales (en Argentina, en el país de origen e internacionales) y pago de una tasa migratoria que actualmente ronda los 4.500 pesos argentinos (cerca de 15 dólares americanos).
Este año cerca de un mil venezolanos residentes en Argentina recibieron las prórrogas de sus pasaportes, que no viajaban desde 2019, según datos del propio SAIME. En los últimos seis años se han radicado en Argentina más de 170 mil venezolanos, según datos de una investigación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) intitulada “Diagnóstico sobre la situación de los Derechos Humanos de las personas migrantes y refugiadas venezolanas en la República Argentina”.
Es importante que el venezolano conozca que luego de los dos años de residencia temporaria se debe solicitar la residencia permanente cuyos requisitos son los mismos documentos que cuando ingresó a Argentina. Ante las dificultades de hacerse de documentos venezolanos, con la residencia permanente muchos venezolanos optan por solicitar la Carta de Ciudadanía Argentina en los Tribunales Federales de la Nación Argentina. Es un trámite que demora más de un año pero que le otorga ciudadanía al solicitante. Para optar a este trámite se debe tener la partida de nacimiento apostillada, entre otros documentos. En este caso debe solicitarse solo si se siente parte de la sociedad y del pueblo argentino, pues no se trata de un club de extranjeros o de una colección de nacionalidades.
Estudiar o trabajar: el dilema del migrante venezolano
Si se viene a estudiar, se debe pensar que es necesario tener el título de bachillerato y las notas correspondientes para muchos trámites, principalmente para estudiar o trabajar. Si se piensa venir a Argentina y se terminaron estos estudios este es un documento importante. La educación es gratuita y si se es bachiller solo se debe convalidar el título de bachiller. Los menores de edad para la educación primaria o secundaria solo presentan la partida de nacimiento y el trámite migratorio.
Encontrar o acceder a un trabajo no es tan sencillo en 2022, sobre todo después de la pandemia. La tasa de pobreza supera el 40% y eso hace que la fuerza laboral sea compleja. En Argentina existen 166 impuestos. Eso hace que sea una de las naciones con más sanciones impositivas y las situaciones laborales se tornan al margen de lo establecido en la legislación laboral.
Por un lado se habla de un trabajo en negro, en el que el empleador le paga el salario en efectivo al trabajador sin ningún otro beneficio y fuera del sistema de seguridad social. Otra opción es el trabajo en gris, que hace que el empleador contrate a un colaborador con salario mínimo declarado, los aportes mínimos de ley para la seguridad social y un complemento en efectivo que no se declara. La opción a la que todos los migrantes aspiran es a un trabajo en blanco, en el que las empresas contratan al trabajador de acuerdo con su perfil, una remuneración acorde y con la totalidad de los beneficios correspondientes como vacaciones, seguro médico, entre otros.
Si bien el Estado argentino realiza inspecciones en las empresas, muchas de quienes contratan en negro o en gris mantienen en vilo a sus trabajadores para que mientan durante esas inspecciones con datos como que trabajan a media jornada y tienen los días libres establecidos porque son los datos que declaran para el impago de impuestos que asfixian a las empresas pero que terminan sacrificando a la clase trabajadora, sobre todo a la población migrante que acepta esas condiciones porque deben resolver su vida en lo inmediato.
El alto costo de la vida es otra de las variantes que debe considerarse a la hora de radicarse en Argentina. Sobre este tema, hablaremos en una próxima entrega.