La región se encuentra entre las más expuestas del mundo a huracanes y a incendios que amenazan los cultivos y reducen las tasas de crecimiento económico.
Mientras América Latina se prepara para otra desastrosa temporada de huracanes, dos importantes informes intergubernamentales señalan la necesidad urgente de revertir años de desastres relacionados con el clima que amenazan con dejar a casi seis millones de personas en la pobreza.
Un informe del Banco Mundial de este mes dijo que durante las últimas dos décadas, los países de América Latina y el Caribe perdieron el equivalente al 1,7 por ciento del PIB anual debido a los desastres relacionados con el clima y que hasta 5,8 millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza extrema en la región para 2030.
Es probable que la agricultura se vea duramente afectada, con la disminución de los rendimientos de los cultivos en prácticamente todos los países, y la estabilidad de la generación de energía se verá socavada por los cambios en el ciclo hidrológico, según el informe.
Las tasas de pobreza en América Latina aumentaron a 27,5 por ciento en 2021 y están por encima de sus niveles anteriores al covid-19, que era de 25,6 por ciento, según el informe del Banco Mundial.
“Estamos en un contexto global de gran incertidumbre que podría impactar en la recuperación pospandemia. En el largo plazo, sin embargo, los desafíos del cambio climático serán aún más apremiantes, lo que nos obliga a transitar con urgencia hacia una agenda de crecimiento más ecológica, más inclusiva y que eleve la productividad”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
Un informe distinto del mes pasado del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) de las Naciones Unidas advirtió sobre los impactos irreversibles en el cambio climático y dijo que América Latina está altamente expuesta.
El IPCC advirtió sobre el aumento de las enfermedades relacionadas con el calor, los episodios climáticos graves y las amenazas a la seguridad alimentaria y del agua en América Latina.
Entre los principales ejemplos del informe del IPCC, el sur de la Amazonía está teniendo menos lluvias y sequías más intensas como resultado del cambio climático. En otro ejemplo, entre 2015 y 2019, la duración del crecimiento del cultivo —el tiempo entre la siembra y la cosecha— de soja se redujo en un 4,7 por ciento en Centroamérica, un 3,1 por ciento en el noroeste de Sudamérica y un 2,7 por ciento en el sureste de Sudamérica. La duración del crecimiento del maíz en el mismo periodo disminuyó un 5 por ciento en América Central, un 5,6 por ciento en el noroeste de América del Sur y un 5,2 por ciento en el suroeste de América del Sur.
Esos cambios podrían seguir interrumpiendo los ciclos establecidos y los rendimientos de la agricultura en un momento en el que el maíz y la soya tienen nuevos precios altos debido a la inflación y la crisis de la cadena de suministro provocada por la invasión rusa de Ucrania.
“América Latina tiene un gran potencial en energía renovable, grandes recursos de litio y cobre utilizados en tecnologías ecológicas y un rico capital natural, todo cada vez más valorado en un mundo donde el calentamiento global y la seguridad energética ocupan un lugar central”, dijo William Maloney, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. “Sin embargo, tanto la adaptación al cambio climático como el aprovechamiento de estas oportunidades de crecimiento diversificado y sostenido requerirán mejorar las capacidades de la región para identificar, adaptar e implementar nuevas tecnologías”.
Sin embargo, el informe del Banco Mundial no mencionó la necesidad de que América Latina mantenga esos recursos y ganancias en América Latina, en lugar de exportarlos. Mantener esos recursos dentro de América Latina es extremadamente importante para la población de la región.
El informe del Banco Mundial dijo que América Latina y el Caribe “contribuyeron poco a la creciente crisis mundial del cambio climático”. La región aportó solo el 8 por ciento de las emisiones actuales de gases de efecto invernadero del mundo, en comparación con el 38 por ciento de América del Norte.
Sin embargo, sí dijo que la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de América Latina provienen de la agricultura, la deforestación y la silvicultura. En América del Norte y Europa, las dos industrias líderes fueron el transporte, y la electricidad y la calefacción.
El informe del Banco Mundial también dice que un análisis del impacto de los fenómenos meteorológicos extremos en las últimas dos décadas muestra que ocho países del Caribe y América Central figuran entre los veinte primeros a nivel mundial en pérdidas como porcentaje del PIB, y cinco en términos de muertes per cápita.
“Los desastres relacionados con el clima crean interrupciones en sectores críticos como la energía y el transporte, dañan la infraestructura clave y crean pérdidas económicas y financieras debido a las interrupciones en el servicio que afectan las cadenas de suministro”, dice el informe.
Además, América Latina se está recuperando de la pandemia de covid-19 y se enfrenta a una inflación en aumento en todo el mundo. Varios países latinoamericanos, sobre todo Brasil y México, han revertido algunas de sus políticas de cambio climático y, en cambio, se han concentrado en desarrollar el comercio y sus economías.