La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) cerró su trigésimo séptima Conferencia Regional para Latinoamérica y el Caribe con el compromiso de transformar los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, incluyentes, resilientes y sostenibles.
La reunión, celebrada nuevamente en Quito después de 73 años, congregó a representantes de 33 países que analizaron la inseguridad alimentaria agravada por el encarecimiento de productos y fertilizantes, el impacto de la pandemia, o la escasez de cereales como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania.
Las deliberaciones siguieron el Marco Estratégico 2022-2031 de la FAO, en línea con la Agenda 2030, que aboga por la transformación de los sistemas agroalimentarios para lograr mejoras en la producción, la nutrición, el medioambiente y las vidas de las personas, sin dejar a nadie atrás.
ALIMENTACIÓN, DESARROLLO Y AGRICULTURA
A la espera de que se concluya el borrador final del encuentro en el plazo de diez días, entre las conclusiones consensuadas por los participantes figura la aprobación de un plan de trabajo en tres áreas: alimentación saludable, desarrollo inclusivo y agricultura sostenible y resiliente.
El director general de la FAO, Qu Dongyu, reconoció que la reunión se ha celebrado en un "momento difícil de la historia", y llamó la atención sobre las consecuencias del incremento de los precios de los productos, así como la crisis climática y su impacto en los océanos, la deforestación, la pobreza y la inseguridad alimentaria.
La región, dijo, afronta el gran reto de "alimentar a 10.000 millones de habitantes para 2050", lo que obliga a revisar "las innovaciones y acciones multilaterales que nos permitirán aprovechar el potencial de la inclusión y enfrentar los desafíos".
Qu recetó una transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, resilientes y sostenibles, además de políticas e inversiones "responsables" que empoderen tanto a pueblos como a la tecnología que emplean.
PREOCUPACIÓN POR ALZA DE PRECIOS
En la reunión quedó patente la fuerte preocupación de los países por el alza de los precios de alimentos y fertilizantes debido a la coyuntura mundial, que llevó a la FAO a establecer una serie de recomendaciones.
"Queremos que los países valoren el rol que tiene la agricultura y la alimentación con una mirada de sistema, que contribuya a abordar los efectos de la pandemia, manteniendo los canales de producción, comercialización y de acceso a los alimentos", explicó a Efe Maya Takagi, líder regional del programa de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, con sede en Chile.
Y es que muchos países de la región tienen en la agricultura una importante fuente de generación de divisas, pero también esos productos juegan un papel fundamental en la promoción de la alimentación saludable, valoró la representante regional.
Estos sistemas son responsables de entre el 9 % y el 35 % del Producto Interior Bruto (PIB) de los países de la región, y contribuyen con el 25 % de sus exportaciones, de acuerdo a la FAO.
MIRADA INTEGRAL
El organismo propone además una mirada integral de los sistemas alimentarios que no solo promueva una alimentación saludable y adecuada, sino que contribuya a eliminar el hambre, la malnutrición, incluyendo el sobrepeso y la obesidad que sufre la región.
En función del contexto mundial, con un alza de los precios de combustibles, el encarecimiento del transporte en contenedores y los efectos que lastran las economías por la pandemia, los expertos aconsejan reforzar el trabajo mancomunado regional e implementar políticas que respalden la agricultura como sector clave para salir de la crisis.
La FAO se compromete a "analizar y monitorear esta tendencia, y recomendar a los países que en este contexto busquen proteger a los agricultores, mantener el comercio abierto evitando distorsiones mayores en los precios, buscar modelos de gestión de los fertilizantes para evitar las faltas de suministro", acotó Takagi.
Por otra parte, los países participantes resolvieron que Guyana sea la sede de la trigésimo octava Conferencia de la FAO para las Américas, que se desarrollará en 2024.
La Conferencia Regional se celebra cada dos años y reúne a los Gobiernos de los Estados miembros de la FAO en la región para establecer las prioridades regionales para el próximo bienio.