Ciudad de Panamá, 3 abr (Prensa Latina) Organismos internacionales alertaron hoy sobre el auge de la migración irregular que transita por la peligrosa selva de Darién, limítrofe entre Panamá y Colombia, en su ruta hacia Estados Unidos o Canadá.
De acuerdo con un informe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en lo que va de año el flujo viene creciendo luego que Washington anunciara que en mayo próximo levantará una norma que permitía la expulsión de los indocumentados que llegaban a la frontera, bajo el pretexto de la Covid-19.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) publicaron un aviso donde informan de que el próximo 23 de mayo dejará de aplicarse el polémico Título 42, al no considerarlo necesario por más tiempo, precisa el diario La Estrella de Panamá.
Al respecto, Acnur y OIM alertaron que en los dos primeros meses de este año la cifra de migrantes se ha triplicado en relación con similar etapa precedente, de dos mil 298 a ocho mil 456; y de ellos mil 367 niños y adolescentes.
También el Consejo de la Mujer de Centroamérica y República Dominicana del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) advirtió que las mujeres migrantes enfrentan la discriminación y el riesgo de ser objeto de violaciones sexuales, secuestro, prostitución y trata de personas.
El Tapón del Darién comprende unos cinco mil kilómetros cuadrados de jungla, ríos y montañas escarpadas, topografía que la convierte en una de las rutas más peligrosas del mundo para personas refugiadas y migrantes. Cruzar esta región puede tomar hasta diez días para las personas en mayor situación de vulnerabilidad, quienes se encuentran expuestas a amenazas naturales y también a grupos criminales que perpetran violencia, incluyendo abusos sexuales o robo, indicó el rotativo.
Citan además estadísticas del Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM que señalan que desde 2014 a la fecha han fallecido en ese trayecto unas 84 personas, de ellas 51 solo el pasado año.
Muchas de las personas que cruzan la región del Darién —por lo general, adultos jóvenes y familias– llegan a comunidades indígenas de difícil acceso con hambre y deshidratación, exhaustas y requiriendo atención médica.
Las autoridades sanitarias de Panamá y la OIM iniciaron un proyecto piloto enfocado en el fortalecimiento y atención sanitaria a la población migrante.
Según datos oficiales hasta el 24 de marzo, en Darién se reportó el flujo migratorio de 12 mil 874 personas. En todo el 2021 esa cifra llegó a 133 mil.
El pasado 18 de marzo, una delegación de alto nivel de la Corte Interamericana de Derechos Humanos(CIDH) admitió aquí su preocupación por la situación de los migrantes, en particular niños y adolescentes.
En declaraciones a la prensa al término de una visita a estaciones de recepción en regiones como Bajo Chiquito, San Vicente y Lajas Blancas, el titular de la CIDH, el juez Ricardo Pérez, reconoció también que hay avances en la atención a esas personas.
Consultado sobre lo que apreció en esa breve estadía, Pérez dijo sentirse preocupado en lo personal sobre la perspectiva humana detrás de la historia de cada uno de los migrantes entrevistados, sin distingo de nacionalidad.
Por su parte la directora del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, Claudia Paz, sugirió que las medidas sobre Panamá deberían mantenerse toda vez que aún se mantiene los riesgos por la pandemia de Covid-19 y denuncias de aislados hechos de agresión sexual a niñas migrantes.