Pese a los pronósticos hechos el año pasado sobre una posible reducción del flujo de las remesas para los países de América Latina y el Caribe (ALC) y otras regiones, éstas lograron mantenerse e incluso aumentar, sobretodo en esta zona.
Las dificultades propias generadas a nivel mundial por la pandemia del Covid-19, que ha golpeado a todas las economías del mundo, ha impactado a las remesas uno de los principales sustentos y apoyos para las familias de los países de ingresos bajos y mediano. A pesar de que sí hubo una ligera reducción, el flujo de remesas registrado oficialmente fue de 540.000 millones de dólares en 2020, apenas un 1,6 % por debajo del total de los 548.000 millones que se registraron en el 2019, esto según la última edición de la Reseña sobre migración y desarrollo.
Esta es, sin duda, una cifra bastante favorecedora con respecto a las estimaciones que realizó el Banco Mundial para su reseña “Migración y Desarrollo” en la que se concluyó que el envío de dinero por parte de la población migrante a sus familiares y países de origen se reduciría en un 14% con respecto a los mismos niveles del año anterior; esto a nivel mundial. Mientras que, la reducción para los países de ingresos bajos y medianos –en los que se incluye los de ALC–, se estimaba hacia un 7%.
Aunque el 2020 fue un año caótico para la economía mundial y se estimaban los peores escenarios en todas las proyecciones, las remesas lograron desafiar todas estas estimaciones, y ser, incluso más altas que en otros momentos álgidos para ese sector como la crisis financiera de 2009 en el que la reducción fue de 4,8%.
Normalmente, los países de ingresos bajos y medianos suelen ser los más afectados por estos fenómenos. No obstante, en este caso y para el cierre de este año fueron las remesas enviadas a América Latina y el Caribe las que tuvieron el mayor aumento de las regiones alcanzando un 6,5 %.
Sobre esto, FocusEconomics estimó que los flujos de remesas recibidas en Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, Santa Lucía, Surinam, y Uruguay alcanzaron un monto cercano a los 65.000 millones de dólares en 2020.
De estos países México lideró en montos absolutos con 25.000 millones de dólares recibidos vía remesas. A la par, Honduras y Haití se ubicaron con las mayores entradas de acuerdo a la proporción de su PIB.
Michal Rutkowski, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial dijo que “mientras la Covid-19 sigue devastando las vidas de las familias en todo el mundo, las remesas continúan siendo vitales para las personas pobres y vulnerables”. “Las respuestas de políticas de apoyo y los sistemas nacionales de protección social deben abarcar a todas las comunidades, incluidos los migrantes”, mencionó.
En estimaciones dirigidas a corto plazo, el Banco Mundial aclara que “conjuntamente con el crecimiento mundial previsto para 2021 y 2022, se espera que los flujos de remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano aumenten un 2,6 % en 2.021 para alcanzar los 553.000 millones de dólares, y un 2,2 % en 2.022 para llegar a los 565000 millones de dólares”.