La inmigración laboral a territorio mexicano “es muy limitada y las barreras que la obstaculizan, como la discriminación y leyes obsoletas, “desincentivan el desarrollo económico y social del país”, sostiene una investigación de la organización México ¿Cómo Vamos? (MCV).
En naciones como Estados Unidos, por cada 1% de incremento de migrantes su Producto Interno Bruto (PIB) crece 1.15 por ciento. Y en países en vías de desarrollo, como México, la contribución de trabajadores y trabajadoras extranjeras al PIB “promedia 7%”, señaló Pedro Casas Alatriste al presentar la investigación Inmigración en México: Más apertura, menos barreras.
Sin embargo, mientras la tasa de inmigrantes en Estados Unidos es de más del 15% de su población y en Canadá más del 21%, en México representa menos del 1 por ciento. “Es decir, actualmente 1.2 millones de personas ostentan el estatus de inmigrante” en este país.
“La entrada de capital humano enriquece mucho más que el flujo de bienes y servicios” del comercio exterior, apuntó Pedro Casas en una transmisión en línea en la que participó también Axel Cabrera, coautor de la publicación.
En su reporte, citan una investigación de la organización no gubernamental Endeavor, dedicada a impulsar emprendimientos, acerca del sector tecnológico de la Ciudad de México. En dicho estudio encontraron que el 31% de las personas que fundaron 204 startups en la capital del país son extranjeras, y han creado al menos 9,800 empleos y recaudado más de 1,700 millones de dólares.
“Durante décadas, México ha desaprovechado la oportunidad de convertirse en un país receptor de migrantes”. Leyes y regulaciones migratorias vigentes fueron concebidas en una época en la que las interacciones y los flujos de personas en el mundo eran mínimas, por ello es importante que haya un cambio legislativo, proponen.
Para Sofía Ramírez Aguilar, directora general de MCV, son cinco los retos a los que la población migrante se enfrenta en México en material laboral:
Las entidades donde residen más personas extranjeras son Baja California, Ciudad de México, Chihuahua, Jalisco, el Estado de México, Chiapas, Sonora y Nuevo León.
La mayoría, el 70%, proviene del continente americano. Del total de la población inmigrante, el 51% es de algún país de América del Sur; el 18% nació en el norte, principalmente de Estados Unidos; de Europa viene el 16%; de Asia, el 14 por ciento.
“México se encuentra en la coyuntura ideal para actualizar su sistema migratorio, uno que cubra las necesidades reales y actuales del mundo pospandemia”. Así como han hecho Estados Unidos y Canadá, este país podría “incentivar la atracción de talento extranjero altamente calificado, independientemente de su país de origen”.
Para ello un primer paso podría ser una reforma al artículo séptimo de la Ley Federal del Trabajo (LFT). Ese apartado impone a los centros laborales un límite del 10% en la contratación de sus plantillas laborales para personas extranjeras. Los puestos de liderazgo quedan fuera de ese reparto, pero aún así “inhibe de facto a la innovación y el desarrollo” que generan los ambientes multiculturales.
Ese mismo artículo menciona que los médicos al servicio de las empresas deben tener ciudadanía mexicana. Pero algo que nos confirmó la pandemia es el déficit de personal de salud en el país. “En el punto más alto de la pandemia, médicos extranjeros apoyaron en hospitales públicos y en campos de refugiados en la frontera norte, la inmigración también salva vidas”.
Pero como las reformas legislativas toman demasiado tiempo para concretarse, Pedro Casas y Axel Cabrera impulsan la aplicación de algunos supuestos de la Ley de Migración para incentivar la llegada de personas extranjeras. Por ejemplo, la figura de residente temporal les permite estar por un mínimo de 180 días y un máximo de 4 años, esta vía podría “atraer derrama económica y generar ingresos extra en las comunidades donde se asientan los nómadas digitales”.
Y para que esta población sea contratada hay que sortear otros problemas en las instituciones bancarias y las del Estado. Es necesario que los bancos flexibilicen los requisitos para que estas personas puedan abrir cuentas y que la administración pública agilice y facilite los trámites para la obtención del estatus inmigrante.
Para solucionar el segundo reto mencionado por Sofía Ramírez, el de la discriminación, los autores señalan que “es vital sensibilizar a la opinión pública y a los tomadores de decisiones respecto al concepto de inmigración”.
Sofía Ramírez señaló cómo en el país hacemos distinción de las diferentes migraciones. No se le da un trato igual a quienes vienen de Europa o algunos países sudamericanos que a quienes llegan de Centroamérica. Se les discrimina por su color de piel y situación socioeconómica.
“Aplaudimos la llegada de las niñas afganas del equipo de robótica, y está bien”, pues fue un gran acto del gobierno federal. Pero al mismo tiempo el Instituto Nacional de Migración (INM), de la misma administración, patea a un integrante de una caravana migrante en Chiapas, como lo mostraron videos que se convirtieron virales, apuntó.
De acuerdo con el reporte, “es necesaria una aproximación holística del fenómeno migratorio en México” y entender que no es comunidad homogénea. Son muy diferentes unas de otras poblaciones extranjeras, pero tienen un alto potencial innovador.
“México debe ofrecerles condiciones de residente legal en todos los rubos, no solo estancia temporal”, comentó la directora general de MCV. Se trata de una población vulnerable a la que la burocracia estatal y del sector privado aumentan su vulnerabilidad, incrementando el peligro de que sean cooptados por el crimen organizado o el sector informal, dijo.