El Gobierno de Haití puso en marcha una Evaluación de Necesidades de Recuperación Post-Desatre (PDNA, en inglés) con el fin de estimar el impacto sobre las comunidades afectadas por el terremoto del pasado 14 de agosto, y poder diseñar un camino hacia la recuperación .
Bajo el amparo de las Naciones Unidas, la Unión Europea, y el Banco Mundial el PDNA, es una metodología global desarrollada para calibrar el impacto de daños provocados por amenazas naturales y crisis asociadas a conflictos; y aprovecha la experiencia, las capacidades y los recursos de las tres instituciones en apoyo a los procesos liderados por los gobiernos.
En el caso de Haití se suman a la estrategia otros organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia de Manejo de Emergencia y Desastres del Caribe y el Banco de Desarrollo del Caribe, como parte de un proceso iniciado el pasado 31 de agosto y que contemplará seis semanas de evaluación.
En el mismo, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD, siglas en ingles) funge como coordinador y respaldará a las autoridades nacionales en una evaluación más detallada de los daños, pérdidas y necesidades post-terremoto, así como la estrategia recuperativa a largo plazo.
La cual se centrará en los resultados de los diez principales sectores socioeconómicos: vivienda, salud, educación, electricidad, agua y saneamiento, agricultura, transporte, turismo, cultura, comercio y cinco temas transversales incluyendo género, medios de vida, la reducción del riesgo de desastres, gobernabilidad y medio ambiente.
El representante residente del PNUD en Haití, Fernando Hiraldo, señaló que “el PNUD está comprometido a apoyar los esfuerzos de recuperación de Haití y continuará asistiendo a los esfuerzos de recuperación temprana y a largo plazo que mejoran la resiliencia y las capacidades de recuperación del país".
Tras el terremoto de 2010 y durante los últimos 11 años, el PNUD Haití ha trabajado de conjunto con las instituciones gubernamentales y la población en la integración de herramientas de gestión de riesgo capaces de prevenir y mitigar los devastadores efectos de los desastres naturales.
El sismo de 7.2 grados en la escala de Ritchter que sacudió a esa nación caribeña dejó al menos 2.248 fallecidos, 329 desaparecidos, y 690.000 damnificadas a lo largo de toda la península sur del país; y donde más de 26.000 personas viven en la calle o en campamentos improvisados.
Además, según datos aportados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO), unas 980.000 personas en la región sur padecen altos niveles de inseguridad alimentaria, incluyendo 320.000 que se encuentran en el estado de emergencia humanitaria.