Los Estados de América Latina y el Caribe respaldaron que el incremento previsto en la demanda mundial de carne se abastezca con una producción más resiliente, sostenible, inclusiva y competitiva, durante la reunión del organismo técnico en la materia en esta capital uruguaya.
Ese incremento “es positivo para 14 millones de hogares de pequeños agricultores familiares en la región, para quienes la ganadería es una parte muy importante de sus estrategias de vida”, dijo Julio Berdegué, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según estimaciones de la FAO, la demanda mundial de carne crecerá 14 por ciento en la próxima década, una tendencia que ha acompañado el incremento de la población mundial, que pasa de 7800 millones de personas, y su urbanización.
La producción mundial de carne se mantuvo en 328 millones de toneladas en 2020, de las cuales 134 millones de TM de aves de corral, unos 100 millones de cerdo, 61 millones de TM de vacuno y el resto de otras especies.
Las importaciones fueron estimadas por la FAO en 36,3 millones de TM, con China como líder, y con Brasil, Canadá, Estados Unidos, India, Rusia y la Unión Europea, más Australia y Argentina como los principales exportadores.
América Latina y el Caribe aporta 44 por ciento de las exportaciones globales de carne de res y el 42 por ciento de la de pollo, por lo que desempeña un papel fundamental en la alimentación y nutrición de la población del planeta.
En su 15 reunión, la Comisión de Desarrollo Ganadero para América Latina y el Caribe, que reúne a 24 Estados, destacó la importancia de visibilizar los beneficios –como generación de ingresos y empleos- de la actividad pecuaria, y los impactos positivos de las tecnologías y prácticas de ganadería sustentable.
Ello porque el sector ganadero de la región es responsable de la emisión de gases de efecto invernadero –con impacto en el calentamiento del planeta- equivalentes a 1,3 gigatoneladas de carbón, entre dos y tres por ciento de las emisiones globales.
En el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el ganado, con su estiércol y liberaciones gastroentéricas, produce 32 por ciento de las emisiones de metano –gas 80 veces más potente que el dióxido de carbono al calentar el planeta- atribuibles a la actividad humana.
Los Estados de la región coincidieron en la necesidad de avanzar hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería regional, a través de innovaciones tecnológicas en genética, prácticas de nutrición animal, y técnicas de manejo de praderas, que permiten mejorar la captura de carbono.
Una experiencia analizada fue el programa Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas para Ganadería de Costa Rica, que con un mejor aprovechamiento de pastos y forrajes reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en cerca de 1000 fincas. y espera en 2034 cubrir 70 por ciento de todas las fincas del país.
La reunión abordó a necesidad de “desacoplar” la producción y los mercados de carne (especialmente de res) de la deforestación para extender las áreas de pastoreo.
“Aunque no toda la deforestación regional se debe a la ganadería, es importante su contribución al deterioro de los bosques, especialmente los tropicales”, se admitió.
En las conclusiones de su reunión asentaron que “eliminar la deforestación debido a la ganadería sería un aporte enorme a los objetivos de carbono-neutralidad y de conservación de la biodiversidad”.
Finalmente, recalcaron la necesidad de recolectar datos e información relevante sobre el sector pecuario a nivel local, nacional y regional, “para contar con evidencia objetiva que permita avanzar hacia una ganadería más innovadora, sostenible y baja en emisiones”.