El gobierno y expertos consideraron que Bolivia está en la línea de la recuperación económica con un desempeño positivo en sus principales indicadores en el primer semestre del año, aunque creen que hay que ser cautos para evaluar con certeza sobre la reactivación ante una posible cuarta ola de la COVID-19.
El tema económico fue uno de los aspectos que más resaltó el presidente Luis Arce en su discurso del 6 de agosto ante el país, y aseguró que Bolivia retomó la senda del crecimiento e incluso, a su juicio, ingresó en la era de la industrialización.
Subrayó la reducción del desempleo y el incremento de las exportaciones, y prometió el desarrollo de proyectos de hierro como del Mutún en Santa Cruz (este), con potencial para la siderurgia.
El economista de la Universidad Católica Boliviana, José Gabriel Espinoza, dijo a Xinhua que si bien se muestran cifras positivas de recuperación de la economía boliviana, es prematuro asegurar la reactivación, porque aún está latente la cuarta ola de la COVID-19.
"La prevalencia de la pandemia y las medidas del Poder Ejecutivo aún no están logrando una reactivación real del aparato productivo y de las exportaciones, por lo que se mantiene la situación de vulnerabilidad. Es cierto que hay mejores condiciones de recuperación de la economía, pero aún es relativo", aseveró.
Consideró que levantar las medidas restrictivas de la cuarentena permitió que la gente saliera a trabajar, y "esto tuvo un efecto positivo inmediato en la economía".
El diputado y presidente de la Comisión de Planificación, Política Económica y Finanzas de la Cámara Baja, Omar Yujra, dijo a Xinhua que Bolivia se encamina a la reactivación de la economía.
Señaló que con la reposición del Modelo Económico Social Comunitario Productivo se prioriza la inversión pública para impulsar el crecimiento económico del país con la ejecución de proyectos estratégicos de infraestructura y el sector productivo, que fueron abandonados por el anterior gobierno.
"Bolivia está experimentado un crecimiento económico sostenido, acompañado de políticas sociales y productivas", aseveró.
El economista destacó que para reactivar la economía se apuntaló la demanda interna con la inversión pública como motor de la economía, con un presupuesto de 4.011 millones de dólares, un 125 por ciento más que en 2020.
"La estrategia gubernamental para sacar al país de la crisis se basó en reactivar la demanda interna, así como en el aumento e incentivo a la producción", afirmó.
Por el lado de la demanda, dijo que el pago del Bono contra el Hambre a más de 4 millones de bolivianos para aliviar la economía de las familias afectadas por la pandemia tiene también sus efectos en el mercado interno.
"Se aumentaron rentas para los jubilados, se impulsó con una ley para la devolución del IVA y el Impuesto a las Grandes Fortunas, en fin, son varios flancos por donde se impulsa la oferta y la demanda", aseveró.
Por su lado, el analista político y docente de la Universidad Católica, Marcelo Arequipa, dijo que es complicado hacer una evaluación de gestión sobre la recuperación económica, cuando aún está la presencia de la pandemia de la COVID-19.
Empero, reconoció que el gobierno del presidente Luis Arce logró estabilizar la economía a través del aumento significativo de la inversión pública y la puesta en marcha de proyectos estratégicos que permiten a Bolivia el despegue de la reactivación.
"A este gobierno le ha tocado en estos meses estabilizar el país para salir de la crisis: empezar a generar recursos para dinamizar la economía interna a través de la inversión pública y la inversión externa", afirmó.
Señaló que en los ocho meses de gobierno es evidente que se atendió con "mayor predominio" la salud de los bolivianos, aspecto clave para la reactivación económica.