Los traficantes de personas se adaptaron rápidamente a la “nueva normalidad” que trajo la covid-19, sirviéndose aún más de las redes sociales para captar y explotar a sus víctimas, destacó un nuevo estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
La pandemia “ha aumentado las vulnerabilidades de la trata de personas, al tiempo que hace que sea un delito aún más difícil de detectar, dejando a las víctimas con dificultades para obtener ayuda y acceso a la justicia”, observó la directora de la ONUDD, Ghada Waly.
Antes de la pandemia, en 2018, la ONUDD, también conocida por la sigla en inglés Unodc, detectó en 137 países 50 000 víctimas de la trata de personas y estimó que “dada la naturaleza encubierta de este delito, el número real es mucho mayor”, el doble según algunas organizaciones humanitarias.
El nuevo panorama general descrito en el informe indica que “aprovechando la pérdida de medios de vida de las personas durante la pandemia y la mayor cantidad de tiempo que adultos y niños pasan en internet, los traficantes utilizan las redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar nuevas víctimas”.
Al cierre de bares, clubes y salones de masajes, debido a cuarentenas, toques de queda y otras medidas contra la propagación de la covid, los traficantes respondieron trasladando la explotación sexual de adultos y niños a viviendas privadas.
En algunos países también aprovecharon las medidas de distanciamiento social para transportar a las víctimas a través de las fronteras sabiendo que las fuerzas del orden, en ocasiones, no podían inspeccionar cuidadosamente los vehículos.
A la explotación se añadió que, debido a sus condiciones de vida y de trabajo, las víctimas se han enfrentado a un mayor riesgo de exposición a la covid.
“Víctimas explotadas en ciertas industrias, como la construcción, la manufactura y la del sexo, enfrentaron desafíos para mantener la distancia con otras víctimas y sus explotadores. Algunas han sido incapaces de acceder a formas de protección personal como mascarillas y desinfectante de manos”, recogió el informe.
Otra forma en que las víctimas sufrieron las consecuencias de la pandemia fue a través del estigma, ya que en algunas regiones y países –no detallados en el informe- muchas personas, en particular las víctimas de la trata por explotación sexual, fueron culpadas de la propagación de la covid.
En otros casos, el problema fue que las víctimas fueron simplemente abandonadas por sus traficantes al inicio de la pandemia, muchas veces en la misma calle, ya que se redujo la demanda debido al cierre de fábricas, granjas o prostíbulos.
Por otro lado, algunas víctimas debieron enfrentar el confinamiento en países y ciudades que no eran los suyos, en viviendas, fábricas y obras de construcción, sufriendo así mayor control y más violencia a manos de sus traficantes.
La pandemia “ha provocado pérdidas de puestos de trabajo y esto crea oportunidades para que las redes delictivas se aprovechen de las personas desesperadas”, observó Ilias Chatzis, de la Sección de Trata de Personas y Tráfico de Migrantes en ONUDD.
Los niños son cada vez más el objetivo de los traficantes, quienes utilizan las redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar víctimas, y se benefician del aumento de la demanda de materiales de explotación sexual infantil.
“Los expertos que contribuyeron a nuestro estudio manifestaron su preocupación sobre el aumento de la trata de niños, víctimas con fines de explotación sexual, matrimonio forzado, mendicidad y delincuencia forzadas”, dijo Chatzis.
El informe también resalta el deterioro de la situación de los migrantes como resultado de la pandemia y menciona que, por ejemplo, en la región latinoamericana los traficantes se centraron más en los migrantes venezolanos vulnerables, en particular las niñas, desde el inicio de la pandemia.
Por añadidura, durante la pandemia se redujeron e incluso se detuvieron servicios esenciales que brindan el apoyo y protección, de los que dependen las víctimas.
Entre las recomendaciones del informe para apoyar a las víctimas y a las organizaciones que les prestan ayuda figura supervisar periódicamente el efecto de las medidas públicas para mitigar las emergencias.
También, desarrollar mensajes claros para el público, para que las víctimas de la trata puedan estar exentas de las restricciones de movimiento, reforzar los marcos legales, desarrollar las medidas de protección que se comprueben como efectivas, y reforzar los mecanismos de justicia a través de internet.