En un esfuerzo por proteger la incipiente recuperación económica del país y evitar una experiencia de violentas protestas como las registradas en Colombia, el gobierno de México suavizaría una esperada reforma tributaria, justo cuando un reciente revés electoral le habría confirmado la necesidad de cautela.
La Secretaría de Hacienda de México ha hecho durante varios meses una reorganización de la estructura tributaria, en un país que tiene la recaudación fiscal más baja en el grupo de naciones industriales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El presidente Andrés Manuel López Obrador, un conservador en materia fiscal, prometió desde su campaña que no habría nuevos impuestos ni aumentos durante los primeros tres años de su sexenio, y ese plazo vence en diciembre.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) instó el año pasado a López Obrador a implementar una reforma fiscal, una vez que el país se recuperara de la pandemia del COVID-19, que le ayudaría a impulsar la economía y a respaldar al gasto en el mediano plazo.
Algunos miembros del partido oficialista incluso habían propuesto impuestos la riqueza y herencias. Pero ahora las circunstancias han cambiado.
La pérdida de poder político tras los resultados de las elecciones intermedias del domingo, en las que el partido oficialista Morena y sus aliados perdieron su mayoría de dos terceras partes en la cámara baja del Congreso, también podría llevar al presidente a negociar más con otras fuerzas.
"Vamos saliendo de la peor crisis de los últimos 90 años, no nada más económica, sino sanitaria", dijo a Reuters el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, en una entrevista el martes. Añadió que era un "muy mal momento para pensar en cargarles la mano a los contribuyentes y a la economía, sobre todo en la fase de recuperación", con más impuestos.
La economía de México se contrajo un 8,5% en 2020 debido a la pandemia, su mayor desplome desde la Gran Depresión de la década de 1930, y se perdieron cientos de miles de empleos; sin embargo, el mercado laboral y la actividad están recuperando terreno impulsados por la demanda estadounidense.
López Obrador prestará atención a la "advertencia" en Colombia, aseguró el economista en jefe para México del banco UBS, Rafael de la Fuente, luego de que una reforma tributaria planificada allí provocó semanas de protestas mortales y derivó en la renuncia del ministro de Finanzas de la nación sudamericana.
Yorio pareció estar de acuerdo.
"Esa es la lección aprendida (de Colombia). Saliendo de una pandemia es muy difícil impulsar este tipo de acciones que golpean todavía a la economía y a las personas", reflexionó.
Afirmó que el Gobierno no planea implementar aumentos a las tasas de los impuestos en una próxima reforma fiscal y, en cambio, se enfocará en cerrar las lagunas de las leyes, mejorar la eficiencia tributaria y expandir la base de contribuyentes.
Yorio agregó que el objetivo era aumentar la recaudación como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) al 15%, desde un nivel actual de poco más del 14%.
Retroceso electoral. La pérdida de poder político tras los resultados de las elecciones intermedias del domingo, en las que el partido oficialista Morena y sus aliados perdieron su mayoría de dos terceras partes en la cámara baja del Congreso, también podría llevar al presidente a negociar más con otras fuerzas.
"(El resultado de la elección) va a obligar a Morena a negociar más", afirmó Adrián de la Garza, economista en jefe y director de estudios económicos de Citibanamex. "Una reforma fiscal siempre es políticamente costosa, eso implica que muy posiblemente veremos una reforma menos ambiciosa", agregó.
Algunas de las ideas más radicales para aumentar la recaudación fueron un impuesto a la herencia o al patrimonio, pero éstas podrían desaparecer porque su principal promotor, el legislador de Morena Alfonso Ramírez perdió en las urnas en su intento de reelección, dijo De la Garza.
Y a pesar de que Morena y sus aliados tienen la mayoría necesaria para aprobar reformas fiscales, que solo requieren el 50% más un voto en ambas cámaras del Congreso, la inclinación de López Obrador por la austeridad, que fue clara incluso cuando en la pandemia era necesario aumentar el gasto, es otro factor que podría alejarlo de impulsar una reforma de gran alcance.
El presidente nominó el miércoles al actual secretario de Hacienda, Arturo Herrera, como relevo a gobernador del banco central y designó a un asesor de larga data para dirigir la secretaría. No se espera que los cambios modifiquen el enfoque del mandatario de hallar fondos por la vía de recortes al gasto en lugar de aumentar la deuda o crear nuevos impuestos.
"No se están considerando aumentos de impuestos" y no son necesarios en este momento en México, detalló Yorio.