Existe cerca de un 40 % de probabilidades de que, por lo menos en uno de los próximos cinco años, la temperatura media anual del planeta suba temporalmente 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Y esas probabilidades aumentan con el paso del tiempo, advierte un nuevo estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), publicado el jueves.
Según el documento Global Annual to Decadal Climate Update (Boletín sobre el Clima Mundial Anual a Decenal), las estadísticas también marcan que es un 90% probable que en el periodo 2021-2025 se observe el año más cálido en la historia registrada. Hasta el momento 2016 ha sido el año más caliente.
“No son meras estadísticas”
Aunque estas previsiones se basan en los nuevos datos recopilados por la OMM, el secretario general de ese organismo de la ONU afirmó que “no se trata de meras estadísticas”.
Petteri Taalas explicó que el estudio muestra que el planeta se acerca “de forma inexorable” al objetivo menos ambicioso del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático mucho antes del plazo fijado.
El Acuerdo de París busca mantener el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, tratando de limitarlo a 1,5 °C.
“Es una nueva llamada de atención sobre la necesidad de acelerar la adopción de compromisos mundiales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y lograr la neutralidad en carbono”, enfatizó Taalas.
El responsable de esta agencia de la ONU detalló que el aumento de las temperaturas “significa más deshielo, subida del nivel del mar y más olas de calor y fenómenos meteorológicos extremos, al igual que mayores repercusiones en la seguridad alimentaria, la salud, el medioambiente y el desarrollo sostenible”.
El experto señaló que en la actualidad, los avances tecnológicos permiten rastrear las emisiones de gases de efecto invernadero hasta sus fuentes, lo que facilita el diseño e implementación de medidas para reducirlas.
Ciclones, más calor, sequía…
El documento también alerta de que, en el mismo lustro 2021-2025, las regiones de latitudes altas y el Sahel recibirían más precipitaciones y habría más ciclones tropicales en el Atlántico que en el pasado reciente.
Otras predicciones apuntan a que el Ártico se caliente más del doble que la media mundial en 2021 respecto al pasado reciente.
Del mismo modo, el suroeste de América del Norte experimentaría condiciones más secas durante el año en curso.
La OMM destacó la necesidad de trabajar en favor de la adaptación climática y recomendó a los países que continúen creando servicios indispensables para esa adaptación en sectores como la salud, el agua, la agricultura y las energías renovables.
Asimismo, instó a las naciones a promover sistemas de alerta temprana que reduzcan las consecuencias negativas de los fenómenos extremos. Actualmente, sólo la mitad de los 193 Estados miembros de la OMM cuenta con ellos y hay una carencia grave de datos meteorológicos, sobre todo en África y en los Estado insulares, lo que mina la exactitud de las alertas.
El Boletín sobre el Clima se elabora cada año con datos de todo el mundo y con los sistemas de predicción de los centros climáticos más avanzados para que los Estados cuenten con información actualizada y científica en la toma de decisiones y elaboración de políticas.
Deterioro acelerado
La publicación recordó que en 2020, uno de los tres años más cálidos que se han registrado, la temperatura media mundial se situó 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales de referencia y que se documentó el deterioro acelerado de los indicadores del cambio climático, como la subida del nivel del mar, la fusión de los hielos marinos y los fenómenos meteorológicos extremos, con las graves repercusiones que estos fenómenos tienen en el desarrollo socioeconómico. Lamentablemente, los nuevos datos confirman esa tendencia.
El jefe de predicción estacional a decenal de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, Adam Scaife, explicó que al evaluar el incremento de la temperatura mundial en el contexto del cambio climático, se analiza la temperatura media del planeta a largo plazo, no los valores medios de años o meses concretos.
Para la elaboración de los pronósticos también se ponderan las variaciones naturales, así como la influencia humana en el clima, a fin de proporcionar las mejores previsiones posibles de la temperatura, la precipitación, la configuración del viento y otras variables en los próximos cinco años.
Los confinamientos por COVID-19, sin impacto en los gases en la atmósfera
Los modelos de pronóstico, no obstante, no toman en consideración los cambios en los niveles de las emisiones de gases de efecto invernadero y aerosoles fruto de las medidas de confinamiento adoptadas a raíz de la pandemia de COVID-19. Hasta la fecha, los efectos de esas medidas en las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero han sido escasos a causa de la presencia prolongada de muchos de ellos en la atmósfera.
Adam Scaife recalcó que las mediciones de las que se dispone sugieren que en algunos momentos de los próximos años “se superaría transitoriamente el nivel de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales”.
Pese a esto, los compromisos nacionales de reducción de emisiones se ubican muy por debajo de lo necesario para alcanzar ese objetivo.
Negociaciones decisivas
La OMM hizo hincapié en la importancia de las charlas sobre el cambio climático que tendrán lugar en noviembre de este año en el marco del 26º período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La agencia aseveró que esas negociaciones serán “cruciales y decisivas” para evitar que el cambio climático se salga aún más de control.
La cumbre de líderes del G-7 que se celebrará en el Reino Unido del 11 al 13 de junio será otro foro vital hacia esa meta.