El Banco Mundial (BM) señaló el lunes al aumento de la productividad y a la liberalización del comercio como los potenciales motores del crecimiento futuro para las economías de América Central.
Esta conclusión está recogida en un estudio llamado «Desatando el potencial de crecimiento de América Central», que el Banco Mundial divulgó.
El documento afirma que el crecimiento de América Central en las últimas décadas -de un 4.5% anual entre 1991 y 2017, superior al global de Latinoamérica y Caribe- estuvo basado en un aumento de la fuerza laboral del que ahora carece.
El «descenso pronunciado» de la población en edad de trabajar, sumado a la mayor recesión económica de la historia de la región, ocasionada por la pandemia y el paso de los huracanes Iota y Eta, suponen un reto para el futuro de Centroamérica.
Según el citado informe, la recuperación pasa ahora por aumentar la capacidad de empresas y de mano de obra para producir más y mejores bienes y servicios.
La segunda de las claves es aprovechar que el comercio mundial de bienes se ha recuperado y los precios de las materias primas se mantienen para promover reformas que permitan aumentar las exportaciones.
De acuerdo con los datos proporcionados por el Banco Mundial, la reducción de costos comerciales permitiría un aumento del PIB de entre un 4.3% y un 6.7% para 2030.
«La recuperación del comercio global y la reactivación de EE.UU. y China generan oportunidades para atraer nuevas inversiones domésticas y extranjeras y aumentar el volumen y el valor de las exportaciones de América Central», indicó en un comunicado el director del BM para la región, Michel Kerf.
«Lo que puede dinamizar -añadió Kerf- el crecimiento de una manera sostenible e inclusiva, con mayor creación de buenos empleos y reducción de la pobreza», añadió.
La receta para el crecimiento de América Central pasa también de acuerdo con el BM por invertir en capital humano, innovación e infraestructura física y digital; la atracción de inversiones privadas a través de la mejora del entorno empresarial y la calidad de las instituciones; y una mayor inclusión de mujeres y jóvenes en el mercado laboral.