Las emergencias y desastres por peligros naturales o de origen antrópico pueden generar la interrupción de las operaciones de las instituciones públicas y de la sociedad, poniendo de manifiesto lo vulnerable que son las operaciones del gobierno, la prestación de servicios públicos esenciales tales como agua, electricidad, comunicaciones, entre otros, y la protección a los más vulnerables. En este contexto, la pandemia del COVID-19 reforzó la necesidad de perfeccionar los planes estratégicos y operacionales ante posibles eventos catastróficos de esta naturaleza.
En circunstancias de esta índole, se aspira a que los países cuenten con políticas públicas dirigidas a manejar estas situaciones adversas, garantizar la estabilidad y permanencia de las instituciones públicas y suministrar servicios esenciales a la población afectada y en situación de vulnerabilidad.
Los costos económicos y sociales que deben asumir los países producto de los daños por desastres son una carga muy pesada para sus economías. El desarrollo económico y social de la región podría verse obstaculizado a causa de los desastres si no se adoptan las medidas preventivas necesarias para mitigar su impacto negativo. Los conceptos de Continuidad de Operaciones y Continuidad de Gobierno se plantean como políticas de Estado útiles para mitigar los efectos de los escenarios de riesgo.
Con el principio de Continuidad de Gobierno (COG) se establecen protocolos, procedimientos y legislación que facilita a los países garantizar sus operaciones esenciales en casos de acontecimientos catastróficos. Mientras que la Continuidad de Operaciones (COOP) contribuye a garantizar que el trabajo de las instituciones públicas y de la sociedad no sea interrumpido ante la ocurrencia de una crisis, o en su caso, facilita el inmediato restablecimiento de las actividades sustantivas.
La experiencia demuestra que en la región de América Latina y el Caribe es necesario fortalecer los protocolos, los procedimientos y la legislación para asegurar la continuidad de gobierno cuando se afecten la cadena de mando y la gobernabilidad, así como la prestación de servicios públicos esenciales. Es igualmente importante la cooperación y coordinación que se deben realizar al interior de cada país y hacia afuera con los países vecinos para garantizar el buen funcionamiento de las instituciones gubernamentales, el apoyo que deben recibir las instituciones del sector privado, y la atención a los ciudadanos para garantizarles todos los servicios públicos necesarios, especialmente, los servicios de salud.
Con la continuidad de gobierno se pone de relieve la importancia de la preparación y la respuesta ante un desastre como las labores de rescate, salvamento y atención médica de las víctimas. Asimismo, se acentúa la necesidad de rehabilitar servicios públicos críticos y esenciales y el mantenimiento de la seguridad y el orden público, para lo cual es determinante contar con un nivel de continuidad de operaciones e institucionalidad que permitan que las organizaciones, tanto públicas como privadas, se mantengan funcionando, evitando el colapso en el funcionamiento del Estado y sus instituciones públicas, y garantizando que el sector privado pueda apoyar y complementar las labores de recuperación.
Esos escenarios demandarán la existencia de protocolos que garanticen que las autoridades y los funcionarios estén disponibles para asumir sus roles durante la emergencia, puedan anticipar locaciones alternativas, dotación de equipos, el acceso expedito a la tecnología y a las comunicaciones requeridas, y la protección de información gubernamental vital, entre otros.
La preparación de las instituciones de protección social, así como de las instituciones de seguridad social, ante situaciones catastróficas es imprescindible para garantizar un nivel de protección y bienestar mínimo entre la población. Es así como los planes y protocolos de COG y COOP necesariamente deben incluir a las instituciones a cargo de prestaciones y servicios sociales que favorezcan la rápida recuperación económica y social de un país afectado por catástrofes naturales.
Las respuestas a los escenarios de emergencia y desastre deben ser integrales. El proceso de planeación, estrategia y atención requiere estrategias que faciliten y garanticen la continuidad operativa e institucional de los actores sociales y las instituciones para enfrentar los riesgos. Elementos que se plasman en protocolos o planes operativos de planeación.
Con los protocolos se garantiza que las instituciones estén en capacidad de identificar sus funciones críticas o tareas esenciales; que las autoridades y los funcionarios estén disponibles para asumir sus roles durante la emergencia, que conozcan sus interdependencias con otras organizaciones, particularmente del sector privado; o, cuáles puestos tendrán autoridad delegada por el liderazgo de la institución para propósitos de emergencia específicos.
Los procesos de planeación garantizan además la funcionalidad de un país, protegen su estabilidad económica, y ofrecen un nivel de seguridad integral a la población. Por su parte, la previsión social intenta garantizar que las personas puedan seguir satisfaciendo sus necesidades mínimas proporcionándoles, a tal efecto, recursos financieros o determinados servicios. El fin último de toda institución de seguridad social es la protección de la población y garantizar comunidades seguras y resilientes, capaces de enfrentar, operar y reponerse ante escenarios adversos, lo cual es posible en la medida de la preparación de este sector clave.
En conclusión, las instituciones gubernamentales deben mantener su capacidad de respuesta ante escenarios catastróficos. De allí la importancia de establecer políticas públicas que incorporen la previsión anticipada y la disminución del factor sorpresa en los incidentes desfavorables, principalmente en el sector de la protección y seguridad social, estrechamente vinculados a los gobiernos, así como al sector privado. Entre mejor preparada se encuentre la institución con programas o protocolos, mejores serán sus condiciones para responder a las situaciones de desastres.