Aunque con supuestos conservadores, los banqueros vaticinan un crecimiento de entre 3,1 y 4,1 por ciento para el año que viene aun cuando el énfasis mayor caerá en los programas de desarrollo económico relacionados con el bienestar social.
Los analistas están convencidos que no se revisará la estructura vigente de los impuestos, pero sí habrá una actualización de cuotas para algunos productos, como el cigarro y gasolinas, conforme a la inflación de 3,5 por ciento con la cual esperan cerrar este año.
Estiman que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público revisará la caída que tendrá la economía en 2020, la cual será mayor a -7,4 por ciento que presentó en el Informe de la Finanzas.
Prevén una inflación para 2021 de 3,0 por ciento y una cotización de 45 dólares por barril para la mezcla mexicana con cifras optimistas para la plataforma de producción, aunque ligeramente menor a la actual. Igualmente, un déficit para las finanzas públicas de 3,0 por ciento del Producto Interno Bruto y un superávit primario de cero.
El gasto público no crecerá más del nivel de la inflación, con un presupuesto que castigará a la inversión pública.