Los países del Caribe, golpeados por el impacto económico del coronavirus, comenzaron el martes a recuperarse de los daños causados por la tormenta Laura, que dejó al menos 24 muertos y afectó a miles de viviendas, así como a infraestructura eléctrica.
Brigadas de trabajadores estaban reparando postes de energía derribados, cortando árboles que bloqueaban carreteras y ajustando los techos después de que la tormenta azotara los países más grandes de la región. Laura se ha convertido en huracán desde que salió de Cuba en su ruta noroeste hacia Estados Unidos.
Laura causó el mayor daño en Haití, donde la preparación es débil mientras que la deforestación ha dejado al país vulnerable a inundaciones y deslizamientos de tierra cuando hay fuertes lluvias.
Torrentes de agua con rocas traidas desde las montañas cayeron en un mercado en un barranco en Puerto Príncipe antes del amanecer del domingo, incluyendo los depósitos donde dormían muchos de sus vendedores.
"Vine aquí de inmediato solo para encontrar a mi madre muerta", dijo Lorius Joseph, de 38 años, jadeando e intentando hablar frente a su cadáver. "Solía vender porciones de carne de cerdo en el mercado", añadió.
En República Dominicana, principal mercado turístico del Caribe, la tormenta Laura dejó al menos tres muertos, mientras que en Jamaica, los deslizamientos de tierra y las crecidas de ríos dejaron algunas carreteras intransitables, arrasando al menos un puente.
Al menos 21 personas fallecieron en Haití, principalmente por las inundaciones repentinas que convirtieron las carreteras en ríos embravecidos. Un total de 198 familias quedaron sin hogar, según la Oficina de Protección Civil.
Cinco personas continuaban el martes desaparecidas, incluida una mujer cuyo bebé fue encontrado ya muerto luego de que su automóvil se atascara en una inundación.
Los lugareños temen que Laura sea solo un pequeño adelanto de lo que está por venir, ya que la temporada de huracanes suele alcanzar su punto máximo en septiembre.
El Caribe ha experimentado cuatro huracanes categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson en los últimos cuatro años, incluido Matthew, que causó la muerte de más de 500 personas en Haití.
El impacto también es más severo debido a la escasez de recursos en una región particularmente afectada por el colapso del turismo a raíz de la pandemia de coronavirus.
Plátanos dañados, comunidades incomunicadas
En República Dominicana, principal mercado turístico del Caribe, la tormenta Laura dejó al menos tres muertos, mientras que en Jamaica, los deslizamientos de tierra y las crecidas de ríos dejaron algunas carreteras intransitables, arrasando al menos un puente.
"No podemos entrar y salir de la comunidad", dijo el martes Troy Cruickshank, 33 años, en la parroquia oriental de St Thomas.
En Cuba, no se reportaron pérdidas de vidas luego de que más de 316.000 personas fueron evacuadas, pero unas 1.000 viviendas resultaron dañadas, dijo el presidente Miguel Díaz-Canel, y algunas granjas agrícolas se vieron afectadas.
"Los vientos de Laura de alrededor de 75 kilómetros por hora derribaron mis plantaciones de plátano. Y la lluvia acabó con los sembrados de mi yuca", dijo a Reuters Raúl Mayol, un agricultor de 44 años desde el poblado de Chacón, en Isla de la Juventud.
"Todavía no tenemos electricidad porque se derrumbaron muchos postes", agregó.