La OMS advirtió que solo se hacen tres pruebas por cada 100.000 habitantes de México, que la situación es “compleja” y su escala está subrepresentada. A los expertos también les preocupa la terrible carga de mortalidad sobre pobres e indígenas. Los casos de coronavirus a nivel mundial ya alcanzan los 22 millones y el director de la Organización pide a los países no bajar la guardia.
El director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud aseguró que hay una “diferencia sorprendente” entre la mortalidad de los ricos y los pobres e indígenas en México.
Michael Ryan dijo además que la escala de la pandemia en ese país está subrepresentada, ya que las pruebas continúan siendo limitadas.
“Aproximadamente tres pruebas por cada 100.000 personas diariamente, Estados Unidos, por ejemplo, hace 150 test por 100.000 personas. Las pruebas positivas continúan siendo muy altas, con hasta el 50%, y eso significa que muchísima gente no está siendo diagnosticada o está siendo diagnosticada muy tarde, y esto tiene un impacto diferente en las distintas comunidades del país”, dijo.
La doctora Maria Van Kerhove, epidemióloga líder de la OMS, explicó que cuando en un país se hacen tests y un alto porcentaje resulta positivo (entre 40 y 50%) es posible que se necesitan hacer muchas más pruebas ya que seguramente hay casos que no se han detectado.
Ryan por su parte agregó que aquellas personas que viven en lugares pobres de México son hasta un 50% más vulnerables a morir de COVID-19 y que, aunque la mortalidad en general en el país es alta, en las comunidades indígenas es peor.
“Hay una situación compleja en México con este impacto desigual sobre los pobres y los indígenas, con una estrategia de relativamente poco testeo, que significa que la escala de la epidemia está subrepresentada. Está claro que se necesita hacer más para abordar los problemas de diagnóstico y la diferencia de resultados entre los diferentes grupos sociales”, apuntó.
Los casos de coronavirus a nivel mundial ya alcanzan los 22 millones, con casi 800.000 muertes, pero no son los números lo más preocupante, sino la presión constante a los sistemas de salud, afirmó el director de la Organización Mundial de la Salud.
“En muchos países, el número de pacientes que necesitan hospitalización y atención avanzada sigue siendo elevado, lo que ejerce una enorme presión sobre los sistemas de salud y afecta la prestación de servicios para otras necesidades”, señaló Tedros Adhanom Gebreyesus.
Tedros informó que varios países del mundo están experimentando nuevos brotes después de un largo período con poca o ninguna transmisión, y añadió que estas naciones son una advertencia para aquellos que ahora están viendo una tendencia a la baja en los casos.
“El progreso no significa victoria. El hecho es que la mayoría de las personas siguen siendo susceptibles a este virus. Por eso es vital que los países puedan identificar y prevenir rápidamente los grupos de casos, para prevenir la transmisión comunitaria y la posibilidad de nuevas restricciones”, subrayó el director.
Agregó que ningún país puede cruzarse de brazos hasta que aparezca la vacuna, una herramienta vital que esperan tener lo antes posible.
“Pero no hay garantía de que lo hagamos, e incluso si tenemos una vacuna, no acabará con la pandemia por sí sola. Todos debemos aprender a controlar y administrar este virus utilizando las herramientas que tenemos ahora, y hacer los ajustes necesarios en nuestra vida diaria para mantenernos a nosotros y a los demás a salvo”, explicó.
Tedros dijo que, aunque las medidas de confinamiento permitieron a muchos países suprimir la transmisión y aliviar la presión sobre sus sistemas de salud, no son una solución a largo plazo para ningún país.
“No necesitamos elegir entre vidas y medios de subsistencia, o entre salud y economía. Esa es una elección falsa. Al contrario, la pandemia es un recordatorio de que la salud y la economía son inseparables. La OMS se compromete a trabajar con todos los países para pasar a una nueva etapa de apertura de sus economías, sociedades, escuelas y empresas de forma segura”, recalcó.
El experto reiteró que todas las personas tienen la responsabilidad de participar en la lucha contra el COVID-19 y que pueden marcar la diferencia.
“Cada persona, familia, comunidad y nación debe tomar sus propias decisiones, en función del nivel de riesgo en el que viva. Eso significa que cada persona y familia tiene la responsabilidad de conocer el nivel de transmisión a nivel local y comprender qué puede hacer para protegerse a sí misma y a los demás”, acotó.
Insistió en que, al mismo tiempo, no se puede volver a cómo eran las cosas antes de la pandemia, y que, a lo largo de la historia, los brotes y pandemias han cambiado las economías y las sociedades, reiterando que en este caso no puede ser diferente.
“En particular, la pandemia ha dado un nuevo impulso a la necesidad de acelerar los esfuerzos para responder al cambio climático. La pandemia nos ha permitido vislumbrar nuestro mundo como podría ser: cielos y ríos más limpios. Reconstruir mejor significa reconstruir de manera más ecológica”, sostuvo.
Tedros puso como ejemplo a países como Kenya, que está mejorando los parques, agregando bosques urbanos, construyendo más aceras y mejorando el alcantarillado; así como a Pakistán, que ha establecido un plan de "estímulo verde" que ofrece a los trabajadores desempleados como resultado del confinamiento la oportunidad de ganar dinero plantando árboles.
“En el Reino Unido, el uso de carbón, la forma de energía más contaminante, cayó a su nivel más bajo en 250 años. España se está convirtiendo en una de las naciones más rápidas del mundo en descarbonización , con siete de las 15 centrales eléctricas de carbón del país cerradas recientemente”, detalló.
Tedros expresó que las dificultades siempre son una oportunidad para aprender, crecer y cambiar, y el COVID-19 es una crisis de salud sin par en un siglo.
“Nos brinda una oportunidad única en un siglo de dar forma al mundo que heredarán nuestros hijos”, concluyó.